Un mes después del fraude de Maduro

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María Corina Machado volvió a las calles de Venezuela el 28 de agosto, al cumplirse un mes de las elecciones llevadas a cabo en Venezuela y mantiene intacta la consigna de lucha frente al fraude.

Ningún uniformado cubría sus espaldas. Sola, regresó de la clandestinidad para encabezar una marcha popular contra esas elecciones que ganaron en la urnas, pero fueron silenciadas y estafadas por Nicolás Maduro y su élite de cómplices delincuentes encabezados por Diosdado Cabello y el General en Jefe del Ejército y Ministro Popular de la Defensa, Vladimir Padrino López. Todos juntitos para llevar adelante uno de los más grotescos fraudes electorales que recoge la historia.

María Corina, el símbolo de la resistencia del pueblo venezolano, reclamó nuevamente por el triunfo logrado en las urnas y, sin más, habló y reclamó a los militares: “Saben lo que tienen que hacer en esta hora. Ellos saben la verdad, saben lo que deben hacer, saben lo que deben hacer en cumplimiento de la Constitución. Es lo que Venezuela y el mundo esperan: es su sagrado juramento frente a la bandera”.

La líder venezolana tiene esperanzas de que las Fuerzas Armadas reaccionen ya y actúen: “Véanse frente a sus hijos, a sus madres, a sus esposas. Ustedes saben lo que tienen que hacer en esta hora en la que el régimen persigue a un pueblo que ya decidió avanzar a la libertad”, añadió Machado en su mensaje a la Fuerzas Armadas, cuya cúpula ha manifestado un apoyo irrestricto a Maduro.

Esa cúpula ha elegido la deshonra más absoluta, pero Machado tiene esperanzas de que las cosas puedan cambiar y asumir que las armas las da el pueblo (no los galones) y a él se debe el Ejército. Lo otro, lo que está pasando en Venezuela con Maduro, Padrino López y su séquito, es exactamente lo contrario: una patota que solo busca enriquecimiento.

El asunto es si la reacción de Corina no es una simple reflexión optimista, sino que existe una realidad detrás de ello. Que hay militares y mandos dispuestos a enfrentar la asqueante dictadura que ha obligado a escapar a 7,8 millones de venezolanos según datos de Naciones Unidas y pueden agregarse unos 4 millones más si Maduro y sus secuaces se mantienen en el poder. Llegarán a 12 millones de venezolanos que terminan abandonando su patria.

Y lo peor -desde el punto de vista de nuestro país- es que el candidato presidencial de uno de los partidos más fuertes del Uruguay y que hasta hace cinco años fue gobierno, como es el Frente Amplio, le resta importancia a lo que ocurre en Venezuela. E ironiza por los esfuerzos del gobierno uruguayo para marcar a fuego la dictadura de Maduro y la expulsión que hace de sus ciudadanos. Este gobierno no se calla la boca, ni se toma en broma lo que ocurre en Venezuela.

Como el presidente Lacalle Pou anunció su presencia y que iba a hablar en la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el tema Venezuela, Yamandú Orsi se despachó con un “Tiembla Maduro, eh… Capaz que escuchan lo que nosotros decimos como país, capaz que se conmueven. Dudo”.

Preguntado sobre si invitaría a Maduro en caso de asumir la presidencia (Lacalle Pou no invitó al venezolano, ni a los presidentes de Cuba y Nicaragua entendiendo que se trataba de la asunción de un gobierno democrático), Orsi mostró su cariño por la estupidez y se despachó con un “no sé che, eso nunca se me ocurrió. Hay que ver cuántas invitaciones hacemos. Viste cuando hacés un cumpleaños, para cuánto te da la torta”.

La verdad es que al Frente Amplio le molesta hablar sobre Venezuela. Se hacen los distraídos y apenas esbozan alguna frase de crítica. No puede olvidar, por ejemplo, que cuando ocupó su segunda presidencia Tabaré Vázquez no tuvo empacho en describir que “Venezuela tiene tres poderes y los tres poderes están funcionando. Quizás no sea la democracia a la que estamos acostumbrados en mi país”. ¿Una democracia, con los tres poderes funcionando de manera independiente o solo como parodia de democracia? ¡Por favor!

Y más adelante otra frasecita: “La relación comercial entre Venezuela y mi gobierno ha sido totalmente transparente”. Pregunten a Conaprole, por ejemplo.

No hay caso, podíamos citar también al expresidente Mujica y al presidente del Pit-Cnt, Marcelo Abdala, para que nos cuenten sobre Maduro y la dictadura venezolana. Se esconden y buscan cambiar el pasado. No es el caso del presidente Lacalle Pou y el Partido Nacional: siempre pensaron y dijeron lo mismo sobre Nicolás Maduro y su execrable dictadura.

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