Un esfuerzo intelectual

El ministro de Economía y Finanzas Gabriel Oddone está molesto con los editorialistas de medios. Dado que lo que se expone en estas páginas se basa en información que provee su propio ministerio, sospechamos que su enojo debe ser con otros medios. De todas formas, vamos a hacerle caso a la recomendación que realizó en la entrevista que concedió a nuestro diario hace una semana, llamando a que quienes lo critican se esfuercen intelectualmente.

El ministro Oddone viene reiterando que heredo el déficit fiscal más alto de los últimos 35 años. Esto sencillamente no es cierto y alcanza con mirar las estadísticas oficiales para verificarlo. ¿Por qué camino del pensamiento llega el doctor en historia económica a esa afirmación? Sumándole al déficit actual la “deuda flotante” que dejó el gobierno anterior y comparando ese número al déficit fiscal que recibieron los gobiernos previos sin sumarle las “deudas flotantes” que recibieron.

En otras palabras, le suma a su déficit un componente que no le suma a los que toma para la comparación. Más aún, ¿sabe el lector que gobierno heredó una “deuda flotante” más alta que el actual en términos del producto? ¡El de Luis Lacalle Pou! Estamos esforzándonos intelectualmente, pero nos cuesta mucho seguir en este razonamiento al señor ministro.

Otro punto de la argumentación de Oddone es que la situación es mucho peor de la que esperaba, algo que no decía -más bien decía lo contrario- hace un par de meses. Comenta que él esperaba un déficit fiscal este año de 2,8 y va a ser 4,1, una diferencia apreciable. Pero, salvo que estuviera muy mal informado, el gobierno anterior ya había actualizado la proyección para el presente año y el informe del MEF señala que el déficit de 2025 será de 3,7. Por más que nos esforzamos intelectualmente, nos cuesta seguir el ministro.

Un aspecto en el que podría iluminarnos a quienes estamos en la caverna es cómo le cerraron los números sobre inversión y crecimiento de la economía. De acuerdo al informe oficial del MEF se espera para este quinquenio una tasa de inversión menor a la del gobierno de Lacalle Pou y la misma que en el segundo gobierno de Vázquez, pero proyecta que va a crecer el triple que en el último gobierno frentista. Seguramente nuestras cuentas de almacenero no desentrañan las elucubraciones del señor ministro, pero francamente no llegamos de ninguna forma a conculsiones similares a las suyas.

Para continuar con la lista de temas, vale la pena comentar la idea del ministro Oddone de que un gobierno de izquierda tiene el mandato de no reducir el gasto público. Francamente nos cuesta seguirlo. Danilo Astori en 2016 realizó un ajuste fiscal que, entre otros aspectos, incluyó una reducción del gasto. Dado que no creemos que el ministro piense que Astori no es un referente de la izquierda no logramos comprender su razonamiento.

¿Acaso reducir gastos duplicados, regresivos o los que se vuelven innecesarios por los cambios en las condiciones que los originaron sería de derecha? Desde nuestra simplicidad intelectual nos parece que flaco favor le hace a la izquierda regalarle esas banderas a sus rivales.

Otro punto que no nos cierra es que el ministro afirma que no se aumentan ni se crean nuevos impuestos cuando eso es lo que dice literalmente el proyecto de ley de presupuesto.

¿Qué nombre ponerle al 22% adicional que los consumidores pasaran a pagar por compras en el exterior como las que se realizan a través de TEMU? ¿Por qué no sería un impuesto el impuesto que se crea en el presupuesto con el nombre de “Impuesto Mínimo Complementario Doméstico” y que levanta airadas y justificadas protestas de las zonas francas?

¿Cómo no sería un impuesto el nuevo impuesto sobre los activos en el exterior que preocupa a muchas personas e instituciones financieras? Evidentemente existe una explicación inteligente del ministro para estas preguntas, pero nosotros solo llegamos a seguirla buscando.

El ministro de economía Gabriel Oddone es una persona brillante y de gran comprensión de los temas del país, lo avala su trayectoria y lo reitera el mismo permanentemente. Tal vez es por ello que a los simples mortales que analizamos la realidad desde planos menos elevados, se nos hace muy difícil seguir sus razonamientos. Así que, evidentemente, tendremos que seguir esforzándonos intelectualmente para comprender su programa de progreso para el país.

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