Se renueva la democracia

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Asumirá hoy la más alta magistratura del Estado Yamandú Orsi. Será una fiesta de la democracia ya que una vez más y como es una buena costumbre de nuestra historia institucional, un presidente electo por el pueblo entregará la banda presidencial a otro ciudadano también ganador en las urnas.

Si bien esta liturgia republicana se vive con naturalidad en nuestro país, importa mucho tener presente que se trata de algo que figura como excepción en el mundo. No ocurre así en grandes potencias como Rusia o China; no ocurre tampoco así en países claves de la región, como Cuba, Nicaragua o Venezuela; y no ocurre así tampoco en tantos regímenes en los que las elecciones son en verdad simulacros que en nada reflejan la verdadera voluntad popular. Aquí, entre nosotros, el viejo dicho de “Vox Populi, Vox Dei” se sigue respetando, con garantías para todos de que los resultados de las urnas son los que el pueblo expresó en libertad y pluralismo.

En este marco general importan mucho los desafíos que tiene el nuevo presidente por delante. Sería un error creer que estamos en un mar tranquilo sin grandes preocupaciones, y que con piloto automático podremos seguir avanzando en el camino al desarrollo. Por el contrario, hay acechanzas graves que siembran dudas sobre el futuro del país; y hay también reformas relevantes que deben ser llevadas a cabo si realmente queremos hacer de nuestra patria un lugar que satisfaga las realizaciones de sus ciudadanos y de las próximas generaciones.

Entre las acechanzas están las derivas ideologizadas izquierdistas que están siempre prontas a poner en tela de juicio los avances del país. Será responsabilidad del presidente Orsi limitar esos impulsos tan nefastos que forman parte de la fuerza política que lo condujo al poder, a la vez que apoyar a quienes se expresan con razonabilidad y sentido común dentro de la izquierda. La autoridad presidencial deberá fijar pues un norte político que no ceda ante presiones demagógicas que prometan reformas que solo traen pan para hoy y hambre para mañana. Y en este sentido de responsabilidad para con el país, estamos seguros de que Orsi podrá contar con la mano tendida de quienes a partir de hoy ocuparán sus legítimos lugares de opositores al gobierno.

Entre las reformas relevantes que el país tiene pendiente hay algunas que se imponen para poder avanzar en el camino del desarrollo: una mayor apertura comercial para poder colocar nuestra producción de excelencia en el mundo entero, de manera de generar más crecimiento genuino; una reforma del Estado y sobre todo de la gobernanza de sus principales empresas, para promover allí una mejor calidad de gestión que las ponga al servicio de los uruguayos, con más inversiones y mejor destino de los dineros públicos; una urgente acción en materia de seguridad, que mantenga el rumbo de mejoras de estos años y que las acelere con resultados concretos; y un cuidado del gasto público, para que no deje de apoyar a los uruguayos que lo precisan, y para que también le afloje la cincha al mundo productivo sin cuyo desarrollo y dinamismo no se puede crecer a mayor ritmo.

La responsabilidad de Orsi será muy importante. Hombre de Canelones, forjado políticamente en ese particular mundo hecho de distintas realidades que se interrelacionan fuertemente, es el exponente más exitoso de la nueva generación del FA, esa que tiene la responsabilidad de seguir el rumbo marcado por aquel tríptico de oro que condujo a tantas de sus victorias: Astori-Mujica-Vázquez. En su capacidad de equilibrios internos está toda la dificultad de administrar un FA que quedó completamente escorado hacia la izquierda, y que tiene a un sector preponderante en votos y en estructura como es el Movimiento de Participación Popular. Y en su capacidad de diálogo hacia fuera de la izquierda, estará también su examen de gobernabilidad institucional, sobre todo en el marco en el que la ciudadanía no dio al FA la mayoría parlamentaria propia que sí le otorgó en sus tres triunfos nacionales anteriores.

Hay un principio muy patriota que quiere que le vaya muy bien al gobierno porque de esta manera es que le irá muy bien al país. Con ser eso cierto, no es menos verdad que el presidente Orsi deberá mostrar estar a la altura de su investidura: un desafío nacional que jamás nunca ocupó antes, y cuyas complejidades son mucho mayores que las que trae consigo ser intendente de Canelones. Hay desafíos muy importantes por delante, y ojalá pues que al Uruguay le vaya muy bien en este quinquenio.

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