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La rica Argentina

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Como ya lo hemos dicho con anterioridad, la Argentina es un país tan rico, tan generoso es su territorio en recursos naturales, que por más gobiernos nefastos que la estrangulen, no se la puede fundir.

Sin ir más lejos, el metro y medio de tierra negra que caracteriza a buena parte de sus campos, fundamental motivo de su fantástico sector agropecuario, más allá del desarrollo tecnológico logrado. Ni que hablar de su riqueza en petróleo, en gas, el gran potencial del gigantesco reservorio de Vaca Muerta en el sur o los yacimientos de litio en la Puna argentina, en Jujuy, Catamarca.

Ese mineral estrella en la actualidad, altamente codiciado para su utilización en baterías, medicamentos, vidrio, arcilla, cuya fama fue creciendo en los últimos tiempos y ya genera importantes exportaciones y atracción de capitales.

Y conste que queda fuera de esta lista una amplia gama de patrimonios, desde sus caudalosos ríos, la pesca de sus mares, las forestas, la diversidad de climas y posibilidades, sin olvidar el talento argentino para crear, trabajar, investigar e innovar. Una muestra clara de esto fue la revolución provocada por el “expertise” argentino dentro de nuestras fronteras, cuando corridos por las malas políticas gubernamentales de los gobiernos kirchneristas decidieron venirse a probar fortuna de este lado, cambiando a partir de ello en forma notoria, el aspecto y la producción de nuestras praderas.

Dando por cierto aquello de que “el hombre es el único animal que pisa dos veces la misma piedra”, otra vez el agro y el actual gobierno argentino, ( no se sabe bien de cual Fernández o cada uno por su parte), se encuentran nuevamente enfrentados.

El sábado pasado, la Plaza de Mayo fue escenario de una gran movilización de productores agropecuarios autoconvocados, más ciudadanos del área metropolitana, unidos todos en el rechazo a la creciente presión impositiva. Y al sector rural no le faltan razones para reclamar.

La carga impositiva sobre la renta agrícola lleva a que de cada $100 que genera un productor, 65 pesos sean absorbidos por el Estado, según datos de la fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina. Además existe el daño producido por el desdoblamiento cambiario, por el cual resulta que por cada dólar que exportan quienes producen soja, reciben unos 100 pesos, en vez de los más de los $ 200 pesos que vale en el mercado .

O sea, sobre el valor de la cosecha del momento, calculada en unos 40 000 millones de dólares, el Estado se queda con US$ 10 000 millones, través de las retenciones y con US$ 20 000 millones más, debido al desdoble del mercado cambiario. De acuerdo a La Nación, el estudio elaborado por Santiago del Solar indica que en próxima campaña agrícola la inversión en costos directos para la implantación y la protección de cultivos va a aumentar alrededor de US$ 5600 millones. Debido en buena medida, al fuerte incremento internacional del precio internacional de los fertilizantes a consecuencia de la invasión de Putin a Ucrania, tradicional proveedora de alrededor del 13% de esos insumos alrededor del mundo.

Sin ir más lejos, el metro y medio de tierra negra que caracteriza a buena parte de sus campos. Ni que hablar de su riqueza en petróleo, en gas, el gigantesco reservorio de Vaca Muerta en el sur o los yacimientos de litio en la Puna argentina, en Jujuy, Catamarca.

Si bien el Ministro de Agricultura ha mantenido un diálogo con integrantes de la Mesa de Enlace (distintas entidades del sector) nacida a raíz del fuerte enfrentamiento anterior con las autoridades, bajo el mandato de Cristina Fernández de Kirchner, la inquina hacia el sector rural de parte de los grupos más duros del kirchnerismo, se mantiene. No ha cambiado nada en el fondo y dificulta la ocurrencia de cualquier acuerdo. El afán por meterle a la mano a esa pujante área de la economía argentina persiste y se agregan las divisiones y puntos de vista ideológicos discordantes que vienen a ser marca de fábrica, de los dirigentes de la coalición que gobierna.

Así se explican proyectos como el de la renta extraordinaria “inesperada”, rasgo típico de la desesperación que rige en la Administración de Alberto Fernández por conseguir plata para financiar planes de orden populista. Mientras por un lado, algunos funcionarios desmienten la llegada de más impuestos que recaigan sobre el agro, nada menos que el secretario de Comercio, el Sr. Feletti ha insistido en acrecentar las retenciones a las exportaciones agrícolas.

Palabras que al momento de escucharlas encienden de inmediato una luz de alerta, completamente opuesta a un clima de negocios propicio a nuevas inversiones y al desarrollo de empresas con mayor y más moderna tecnología. Algo indispensable para avanzar de acuerdo a su potencial, en la agroindustria y en las exportaciones.

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