¡Pasaportes corregidos ya!

Uruguay había empezado, muy de a poquito, a zafar de ese estigma de que acá siempre se discuten los mismos tres temas por tiempo indeterminado. Parecía que empezaban a pasar cosas y por lo tanto la agenda salía de esa rutinaria repetición.

Lamentablemente si eso existió fue una ilusión de corto vuelo. Acá seguimos hablando de los mismos pocos asuntos durante largo tiempo. Si alguien se fuera de viaje por varios meses, al volver tendría la impresión de solo se ausentó por un día. Que el diario que lee o el informativo que ve al regresar, es el mismo que leyó o vio la noche antes de su partida.

Algo de eso ocurre con las idas y vueltas respecto a los pasaportes. Lo lógico hubiera sido pensar que al día siguiente de que este lío saltó (hace ya varias semanas), los afectados ya tendrían uno nuevo y corregido.

No es así. Las autoridades siguen dándole vueltas al asunto. Vueltas, no soluciones. El problema surge a partir de una modificación en la forma en que se presenta el pasaporte. Primero se estableció en un mismo renglón la categoría de nacionalidad y de ciudadanía, con lo cual se igualó lo de ser uruguayo de nacimiento con serlo por haber adquirido la ciudadanía tras un determinado número de años de residencia en Uruguay. Hasta entonces, el pasaporte aclaraba si alguien era ciudadano legal. Es más, aun cuando todos los pasaportes tenían un “chip”, al pasar por migraciones en el aeropuerto de Carrasco, el ciudadano legal debía ir a un mostrador diferente, desmintiendo aquello de que el único derecho no reconocido a un ciudadano legal era el de ejercer la presidencia de la república. A ese se había sumado lo del mostrador diferenciado.

Hasta ahí, todo bien. No fue ese el cambio que causó problemas. Las cosas se complicaron cuando además se eliminó el lugar de nacimiento, un dato que antes estaba. Era distinto en caso de los ciudadanos legales por no haber nacido acá.

Las explicaciones por esa omisión son poco convincentes. Se aduce una cuestión de derechos humanos, vaya uno a saber porqué. Se dice que esa modalidad está admitida por una asociación internacional de aviación civil, lo cual no tiene lógica. Son los consulados y las oficinas de Migración de cada país quienes deciden tales asuntos. La asociación permitirá que el pasajero suba al avión, ¿pero qué pasa cuando baja?

Alemania, Japón y Francia plantearon sus objeciones. Con el tiempo podrían surgir cuestionamientos de otros países. El canciller dice que no hubo ningún rechazo a esos pasaportes. Sin embargo hay gente que tenía previsto viajar por estudios, para lo cual necesita visas para estadías más largas. En estas condiciones no se conceden.

O sea, hubo rechazos.

El ministro Mario Lubetkin le da largas al asunto, pero no cede. Para él, el problema no es el pasaporte sino los países que no lo aceptan, con lo cual... el problema sigue siendo el pasaporte.

Si no sirve solo para los ya mencionados, quien posee uno quedó metido en una trampa creada por el Estado uruguayo. Puede que hasta ahora no surgieran problemas porque lo usual es entrar a Europa (incluida Alemania) por Madrid, que no planteó reparos y es una puerta de ingreso por el Espacio Schengen. Pero si el vuelo fuera directo a una ciudad alemana, otro sería el cantar.

Mientras tanto se siguen entregando pasaportes problemáticos.

Lo obvio debió ser corregir el problema ni bien la embajada alemana presentó sus reparos hace unas semanas, y entregar a los afectados uno nuevo. Pagaron demasiado dinero (el costo de un pasaporte es alto) para encontrarse con estas trabas. Todos los afectados deberían ya contar con pasaportes corregidos y desde ese momento en más, se debió continuar emitiendo pasaportes modificados.

El presidente Yamandú Orsi, con más sentido común, dio a entender que la solución debía ser la corrección de los documentos. ¿Por qué el canciller se obstina en no hacerlo? ¿A qué apuesta con esa actitud?

Si Lubetkin leyera los diarios (presumimos que lo hace) sabría que el mundo está pasando por una etapa muy particular, donde hay enorme sensibilidad en lo que se refiere a normas para ingresar a otros países. Cualquier excusa sirve para poner un escollo, ¿qué sentido tiene crear una tan evidente y totalmente innecesaria?

Estos son tiempos para volar por debajo del radar, para no hacerse notar por cuestiones tan absurdas.

Ya se habló demasiado. Hay que terminar con este asunto yendo a lo evidente: pasaportes enmendados para los afectados y que la corrección se incorpore de aquí en más.

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