Dos mujeres vieron bloqueadas sus candidaturas en Venezuela para postularse como candidatas a presidente y enfrentar a Nicolás Maduro. A las dos se les prohibió presentarse en las elecciones, como si sus derechos y su afán de libertad fueran distintos a los que tienen actualmente Nicolás Maduro, su patota política y las Fuerzas Armadas de la Nación.
La primera fue María Corina Machado que ganó en forma abrumadora las elecciones primarias de su partido (de acérrima oposición a Maduro) y crecía como favorita en las encuestas, pero las “autoridades” le prohibieron presentarse. Maduro fue clarito: “Somos el pueblo en el poder [...] Vamos a ganar por las buenas o por las malas”.
La segunda, surgida días antes del límite de la presentación de candidaturas (el 25 de marzo) fue Corina Yoris, profesora universitaria licenciada en Filosofía, en Letras y doctora en Historia, que contaba con el apoyo de Machado para pelear la presidencia. De acuerdo a las encuestas, se estimaba que el 70% del respaldo a Machado los recibía ahora su sustituta. Pero no tuvo suerte, le impidieron presentarse
Yoris y la oposición, que aspiraban a pelear por la presidencia de Venezuela quedaron bloqueadas y sin derechos para competir frente al “machismo” -¿es así?- de Nicolás Maduro, su corrupta patota política y las Fuerzas Armadas de la nación, tan corruptas como Maduro y su patota.
Los militares han sido un implacable respaldo de Maduro y su política; en estos momentos de 33 Ministros de Estado que hay en Venezuela, 12 de ellos (el 36,36%) son militares de alto grado, comandados por el ministro de la Defensa, el Gral. Vladimir Padrino López desde el 2014. Y no es nada nuevo: desde que asumió Maduro (año 2013), siempre ha habido un alto número de ellos y han sido su verdadero respaldo. No el pueblo.
A raíz de estos bloqueos que terminaron por aniquilar las mínimas garantías que podría tener la oposición en el próximo proceso electoral (las elecciones fueron fijadas para el 28 de julio, aniversario de la muerte de Hugo Chávez), Uruguay impulsó una declaratoria crítica del régimen venezolano que fue apoyada por siete países latinoamericanos: Argentina, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Paraguay, República Dominicana y Perú.
Allí se establecía “la condena a estas acciones arbitrarias, en tanto se sigue con preocupación y solidaridad estos acontecimientos en que, desde las estructuras del Estado, se avasallan los derechos humanos de los opositores al régimen.
“Nuestro país se une al llamado de la comunidad democrática internacional para la liberación inmediata de todos los detenidos por motivos políticos”. Y, como si fuera poco, por primera vez el Brasil de Lula hizo saber su “preocupación” por el proceso electoral en Venezuela.
No hay dudas de que el tema es muy serio y así se ha reaccionado. No se trata de una cuestión de política menor, sino de la penosa ratificación del régimen despótico de Venezuela que, entre otras cosas, ha expulsado a millones de ciudadanos por toda América porque en su país no pueden subsistir.
Y lo mínimo que se le puede pedir a otros países y a los partidos políticos, es solidaridad con los que sufren sin futuro.
Aquí en Uruguay, la Coalición Republicana ha sido tremendamente crítica con el régimen de Maduro. Y no de ahora. Lo fue de Chávez y más de Maduro que fue un peor sustituto.
Pero hay otros sectores políticos de los uruguayos que han dado su apoyo una y otra vez a la Venezuela de Maduro: el Pit-Cnt y el Frente Amplio, impulsados por el Partido Comunista y el Partido Socialista que abraza Carolina Cosse, siempre se han alineado con el chavismo. También lo hacía el MPP, aunque ahora parece que ha perdido bastante de esa militancia. Pero la realidad dice que son expertos en escurrir el bulto y se niegan a llamar a las cosas por su nombre.
Carolina Cosse se lavó las manos y optó por decir que no se iba a meter en “temas internos de otros países”. Yamandú Orsi, por su parte, habló de “democracia imperfecta”, de que “esto es más enredado de lo que pensamos”, que “se está haciendo una trampita” y al final se animó a decir que “si dejás gente afuera no es democracia”. ¿Era tan complicado Yamandú o dolía mucho reconocerlo?
Álvaro Delgado, por su parte fue clarito, clarito. Como debe ser un Presidente de la República: “¿Por qué al Frente Amplio le cuesta tanto definir a Venezuela como una dictadura? ¿Qué compromiso tienen con Maduro? No es solo una ‘trampita’. Cuando no hay elecciones libres es dictadura, en cualquier parte del mundo”.
Sí señor y punto final.