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Lucha contra la droga y la LUC

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Más de tres toneladas de cocaína (exactamente 3.227 kilos) y unos 870 kilos de pasta base de cocaína se llevan incautados en centenares de operativos (más grandes o más chicos) desde la asunción del nuevo gobierno y de un Ministerio del Interior que llegó dispuesto a plantear dura pelea al tráfico de drogas en el país. Era la gran obsesión de Jorge Larrañaga que veía ahí el drama que significaba para la sociedad y, sobre todo, sus zonas marginales.

No hay dudas de que droga e inseguridad han ido siempre de la mano. Aquí y en cualquier parte del mundo. Guste o no guste a aquel “benemérito” ministro del Interior que el FA mantuvo durante sus últimos 10 años, permitió que el narcotráfico se convirtiera en una horrenda realidad con noticias diarias de crecimiento y sus trágicas secuelas encabezadas por los “ajustes de cuenta”.

El último año de Bonomi y su equipo al frente del Ministerio del Interior dejó expuesto además las enormes debilidades del estado en sus fronteras o espacio aéreo para la lucha contra el narcotráfico. La primera pista de esta realidad apareció el 29 de mayo de 2019, cuando un jet privado con 600 kilos de cocaína, que había partido del Aeropuerto Internacional de Carrasco, tras hacer escala en Niza fue detenido en el aeropuerto francés de Mulhouse. Según las investigaciones, la droga, avaluada en 180 millones de dólares, llegaba para distribuirse en Suiza, Alemania y los Balcanes. Se trató de una de las incautaciones de droga más grande realizada en aeropuertos europeos.

Un par de meses después, el 1° de agosto volvieron a sonar las alarmas en el puerto de Hamburgo en Alemania, uno de los 20 puertos más grandes del mundo, cuando se encontraron 4.500 kilos (cuatro toneladas y media) de cocaína en un contenedor que venía desde Uruguay con destino a la ciudad belga de Amberes. Fue avaluada en 1.100 millones de dólares y batió el récord anterior en ese puerto que era de 3,8 toneladas (año 2017) de cocaína.

En medio de estos dos megaoperativos, el 23 de junio se produjo la fuga de cárcel central del capo italiano Rocco Morabito (capturado en el Brasil), uno de los líderes de la mafia calabresa o ’Ndrangheta (“la mafia más extendida, poderosa y peligrosa de Italia” según El País de Madrid), conocido como el “rey de la cocaína de Milán” por su activa participación en el tráfico de la droga desde América Latina. Hasta el momento no hay ninguna información que lo vincule con estas operaciones, pero sus antecedentes y su cinematográfica evasión dan la sensación de que fue mucho más que una simple casualidad o coincidencia.

Hoy parece que las cosas han cambiado, los resultados son buenos. Pero el peligro del narcotráfico más allá de la droga, es el fortísimo potencial económico que tiene y su constante crecimiento.

La Ley de Urgente Consideración modificó sustancialmente la legislación anterior: en los primeros cinco artículos se castiga duramente el narcotráfico aun cuando estas actividades no se cumplieran en el territorio nacional con 4 a 20 años de penitenciaría. En lo que se refiere a la comercialización de pasta base, la pena a aplicar tiene un mínimo de 3 años de penitenciaría y tiene un máximo de 15 años cuando la entrega o la venta se efectuaren a una persona menor de 21 años o discapacitada. También cuando el delito se cometiere mediante ejercicio abusivo de una profesión y cuando el delito tuviera lugar en las inmediaciones o en el interior de un establecimiento de enseñanza, hospital o cárcel, sedes de asociaciones deportivas, culturales y sociales y cuando se utilice un hogar como lugar de venta, depósito o distribución. Y por último, la potestad otorgada al Presidente de la República de autorizar el derribo de aviones.

Pero más allá de la ley, está la realidad. Esa, que en pocas palabras describió días atrás el senador Guido Manini Ríos, un dirigente político que recorre incesantemente el país y, sobre todo, los barrios carenciados que antes eran feudos intocables de José Mujica: “Se hace necesario un mensaje de dureza en el tema drogas. Después de períodos de muchos años, de una total laxitud, un total ablandamiento en ese tema, que ha generado que hoy por hoy está todo el Uruguay inundado de drogas. Y eso está llevando a la pérdida de miles de jóvenes, a una tragedia que realmente está afectando a miles de familias de Uruguay”.

Hay que centrar en esa lucha todas las fuerzas del Estado. Nos va el futuro, el de nuestros hijos y el del país todo.

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