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La rana y el escorpión

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El cuento es conocido. La clásica fábula infantil relata como un escorpión convence a una rana para que lo cruce un río, pese a la reticencia de ésta que teme un pinchazo fatal. El artrópodo argumenta, lógicamente, que matar a la rana a mitad del río, sería un suicidio, lo cual la convence. Pero en pleno cruce, la misma siente el aguijón insertarse en su carne, y al exigir cuentas a su pasajero ingrato, éste responde de forma implacable: “no lo puedo evitar, es mi naturaleza”.

Imposible no recordar esta clásica fábula infantil cuando se leen las noticias políticas actuales, marcadas por una sequía que, lentamente, se va volviendo macabra, una temporada turística de muy buen nivel, y una oposición que si bien pretende mostrar una cara amable, a la primera de cambio saca a relucir su aguijón más agudo. Veamos algunos ejemplos.

El tema de la sequía viene afectando de forma preocupante al sector agropecuario que ha sido la locomotora que ha permitido esta recuperación económica post pandemia. No se trata de una sequía “normal”, sino un proceso de déficit hídrico que se arrastra desde hace al menos tres años. Esto no ha impedido producciones récord en los ejercicios pasados, pero a poco que se produce un período sin lluvias más o menos largo, como el actual, esa falta crónica de agua en el suelo, muestra sus efectos nefastos.

El gobierno ha buscado mecanismos para apoyar a la producción, que ayudan de alguna forma. Pero lo más llamativo no es eso, sino la forma en que muchos dirigentes políticos y asesores de la oposición, sacan a relucir su odio visceral al sector agropecuario a la primera de cambio. En las últimas horas, han sido varios los que han despotricado contra el supuesto lamento permanente de un sector al que se refieren de forma despectiva como “malla oro”. E incluso algunos han señalado que si los productores hubieran invertido más en riego, no tendrían que estar pidiendo ayuda al estado. Mostrando así una ignorancia supina de lo que es la producción rural.

Algo parecido ha sucedido con el turismo. Es realmente insólito que jerarcas máximos del principal partido opositor sientan que tiene que salir a oponerse a las primeras evaluaciones de la temporada, que muestran números muy auspiciosos. ¿Para qué? ¿Que piensan ganar con eso? ¿No es mejor callarse y ver que pasa primero?

Pero eso no es lo más grave. Sí una serie de declaraciones de altos jerarcas, que desprecian o pretenden hacer chistes estúpidos, relativizando el efecto benéfico de la actividad turística. Y pretendiendo mostrarse “progres” y “bienpensantes” por el hecho de despreciar al público extranjero que opta por nuestras costas para gastar su dinero. Una especie de lucha de clases entre shorts, sungas y sombrillas.

Al parecer, implica alguna forma de altura moral el decir que lo que ocurre en Punta del Este es frivolidad, “plástico”, exhibición pornográfica de riqueza, y cosas así. Como si la gente que gana su dinero en buena ley, no tuviera derecho a hacer lo que le plazca con él. O si el hecho de que lo gasten en nuestras playas no generara riqueza muy importante para nuestra gente, y un proceso de derrame que beneficia a miles y miles de compatriotas de todas las clases sociales.

¡Claro! Cuando toda la vida se ha contado con un ingreso del Estado, y cuando nunca se ha tenido que generar riqueza propia, es muy fácil despreciar al que lo hace.

Y algo parecido ocurre con el tema impositivo. El gobierno ha anunciado que, gracias al buen manejo financiero de estos años, anunciará en breve una rebaja de impuestos. ¡Horror! Muchos altos dirigentes opositores han visto esto como una tragedia, un abuso, un beneficio a “los ricos”. Gente que cree que los impuestos son una forma de revolución socialista, algo que permite una reestructura social, en vez de dinero para pagar las cosas que tiene en común una sociedad.

No solo eso. Ya circula en ambientes opositores un proyecto de reforma tributaria de “segunda generación”, que lo que busca en el fondo es aumentar todavía más la carga impositiva sobre quienes trabajan y producen en Uruguay.

En el último año, jerarcas del Frente Amplio lanzaron una especie de campaña publicitaria con la cual visitaron a empresarios, localidades del interior, y en general a sectores que le han sido adversos a la hora de votar. El argumento era que querían escuchar a quienes no los votaban, como forma de mostrarse abiertos, tolerantes, y comprensivos de las diferentes realidades del país.

Las cosas que hemos narrado previamente muestran que eso es todo una gran puesta en escena. Una mentira lisa y llana. En cuanto estén a mitad del río, como el escorpión, procederán a clavar el aguijón sin misericordia. Porque es su naturaleza. Y aunque eso genere pobreza y dolor a la mayoría de los uruguayos.

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