La manipulación ideológica de la Historia

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El libro "Historia económica y social del Uruguay 1870-2000" editado por Santillana con el propósito de "acompañar a los estudiantes de sexto año (de liceo) en su camino por la Historia Económica, nueva materia de la reformulación programática del año 2006" no es excepcional. Forma parte de un metódico plan para reescribir la Historia de nuestro país y el devenir internacional del siglo XX, en un sentido proizquierda, y en particular profrenteamplista.

Todos los sábados del mes de enero de este año, este editorial dio cuenta de distintos contenidos de otro libro de referencia para estudiar sobre "Historia y construcción de la ciudadanía", dirigido por Alejandra Campos y también editado por Santillana. Este libro no es material para el liceo, sino que está escrito como apoyo para sexto año de escuela. Como sabemos, la mayoría de los niños y adolescentes que serán los futuros ciudadanos del país solo accede a un conocimiento sumario de la Historia reciente cuando cursa educación primaria, porque la mayoría de ellos no termina la secundaria. Así las cosas, la amplia idea que se hace el escolar de sexto año en estos asuntos es en la mayoría de los casos la única que tiene en su futuro.

Son textos llenos de mentiras históricas. Por ejemplo, allí se dice que la Guerra Fría opuso a dos campos que, parecería, fueron equivalentes. Nunca hubo régimen totalitario alguno en el mundo socialista. El muro de Berlín, erigido para evitar que la gente en Alemania pasara de un lado para el otro, indistintamente, se derrumbó solo. No hubo resistencia contra la dictadura comunista alemana. La China de Mao no violó sistemáticamente los derechos humanos ni generó hambrunas con decenas de millones de víctimas. La revolución cubana se vio obligada a reprimir por causa de las fuerzas contrarrevolucionarias. Tampoco allí se han violado los derechos humanos en todas estas décadas, ni se sufre ninguna dictadura. Según esta historia que rige en nuestras escuelas, la guerrilla de izquierda de los años sesenta en Uruguay contaba con "simpatía" popular antes de 1968, y prácticamente no había hecho nada grave hasta que Pacheco llegó al poder. Y el golpe de febrero de 1973 poco menos que sorprendió la buena fe de los dirigentes del Frente Amplio.

También importa recordar que en la administración Mujica estuvo vigente un tiempo el libro de Primaria para el siglo XX que tenía al Che Guevara y a Vázquez en sus tapas, y que era un panfleto izquierdista en sus textos. Pero también, antes de la llegada al poder del Frente Amplio, el texto de historia de cuarto año de liceo escrito por las profesoras Abadie, Feo, Galeana y Sandrín, por ejemplo, ya se expresaba en contra de la transnacionalización económica porque, según él, generaba pobreza y diferencias sociales. Otro ejemplo del mismo libro: la Cuba castrista jamás era definida como una dictadura.

Por todo esto entonces, este nuevo libro de Santillana no es una excepción. Lo que sí hace es avanzar un poco más en la manipulación de la Historia, esta vez con el objetivo ya desembozado de describir a los partidos tradicionales como no democráticos. Así por ejemplo, para los gobiernos de la década 1985-95, este texto lleno de mala fe intelectual pone en tela de juicio la decisión ciudadana que en las elecciones de esos años votó por esos partidos. Se escribe allí: "¿Se puede hablar de democracia cuando ejercen el derecho al voto un grupo de personas que tras largos años de dictadura no tienen o han perdido la formación ciudadana suficiente como para hacer valer sus derechos?".

Lo más grave de todos estos libros es que no están innovando. Sus autores no son historiadores reconocidos que con rigor estén trabajando líneas de investigaciones novedosas. Simplemente, traducen en estos textos un conjunto de mentiras que están al alcance de la mano y son dogmas del imaginario colectivo de la hegemonía cultural de la izquierda. Mienten sin remordimientos, porque ellos viven en esa mentira histórica sin inconveniente alguno. Es una mentira que los forma y los nutre de su universo simbólico cotidiano. Para ellos, no hay nada anormal ni errado en escribir semejantes disparates.

El problema es político. Hace muchos lustros que esta forma de enseñar está asentada en escuelas y liceos. Esta visión tan radicalmente sesgada y falsa es la visión hegemónica. Favorece los intereses electorales del Frente Amplio que, no por casualidad entonces, recibe la amplia mayoría de los votos de las nuevas generaciones.

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