La ética y el discurso

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En medio de los tiroteos por el escandalete aldeano en la intendencia de Artigas, un comentario pasó inmerecidamente desapercibido. Hablamos del reclamo del exfiscal de Corte, Jorge Díaz, que en una entrevista en la radio del MPP, M24, hizo declaraciones muy fuertes, ya asumido como asesor del candidato Yamandú Orsi.

“¿Dónde está esa plata? ¿Es mucha plata? Entonces hay que hacer una investigación por lavado de activos para identificar esos bienes y para decomisarlos y para que vuelvan al patrimonio público. ¿Se afanó para la corona o fue para los bolsillos de determinadas personas?”

La verdad es que son todas preguntas muy pertinentes. Pero, más allá del tema de fondo, es interesante por una vez caer en eso tan habitual de la izquierda, que es el argumento “ad hominem”. En particular, porque el destape del exfiscal Díaz como agente de campaña, y paladín de la ética, obliga necesariamente a revisar sus credenciales en esa materia.

Para empezar, hay que tener un poco de memoria. El Dr. Díaz fue votado por todos los partidos para encabezar un proyecto clave para el país. El cambio del proceso penal y la creación de la Fiscalía de la Nación como organismo que se iba a encargar de llevar adelante nada menos que la acción penal en representación del Estado. Un rol vital en el sistema de Justicia, para el cual Díaz fue seleccionado como un profesional sólido y por fuera de la politiquería mundana.

Tras casi diez años de gestión, Díaz se retiró del cargo en 2021 dejando un panorama lamentable. La Fiscalía es un caos absoluto, cumple un papel ampliamente deficitario a la hora de llevar adelante su rol, con atrasos, regímenes de trabajo insalubres, y una percepción social de ineficiencia e injusticia.

Para peor, quedó un clima tóxico, con peleas entre fiscales, denuncias de favoritismos, y de que hay causas que avanzan a velocidad de rayo, y otras que pasan años sin que se cite a una persona a declarar.

Casualmente, o no tanto, las causas que involucran a los partidos en el gobierno suelen ser las más aceleradas, y las que investigan a dirigentes de la oposición, duermen en los cajones de los fiscales.

Pero más allá de ese panorama general, ha habido casos muy claros sobre el rol negativo del Dr. Díaz en esa función. El más obvio, tal vez, tenga que ver con la contratación en forma directa de un experiodista que acababa de ser desvinculado de un canal de TV. Episodio realizado por un monto llamativamente alto, en momentos en que el propio Díaz se quejaba de falta de recursos, y en que ya había gente que cumplía funciones de comunicación.

Nadie sabe bien qué hacía este experiodista en esa oficina. Pero a los pocos meses empezó a filtrar información reservada de la oficina en la que había sido contratado por Díaz. Hecho que se potenció cuando estalló el llamado “caso Astesiano”.

Todas las redacciones del país empezaron a recibir comunicaciones con fragmentos interesados de audios que eran parte de un expediente reservado que estaba en Fiscalía. ¿Quién filtraba la información? El lector podrá hacerse una idea.

Un funcionario con un sentido de la ética promedio, se hubiera molestado de manera terminal, si habiendo confiado y contratado en forma directa a una persona, se entera que la misma hizo abuso de esa confianza para aprovechar la oportunidad y la beca estatal, para convertirse en el agente partidista que filtra información reservada de la misma, violando el derecho de todos los afectados.

Sin embargo, Díaz no solo no pareció sentirse traicionado, sino que representó a esa persona cuando debió comparecer ante la Justicia por filtrar documentos. Y el mismo implicado “hacía prensa” de los casos que manejaba Díaz ahora como abogado privado.

El rol ocupado por Díaz tras dejar Fiscalía también se presta para muchos comentarios. Es verdad que cuando se creó su posición, no se estableció una limitante a su posibilidad de trabajo luego en el sector privado. Pero en materia de ética personal, alguna gente habría tenido más recato. Díaz no solo se puso a trabajar al día siguiente, sino que fue denunciado por muchos colegas, por hacer abuso de su vínculo con quienes hasta hacía 15 minutos eran sus subalternos. ¡Ah! Un último detalle. La radio del MPP donde hizo las fuertes declaraciones Díaz, es donde ahora trabaja el mismo experiodista a quien Díaz contrató en forma directa en sus tiempos en Fiscalía.

Visto todo esto, que es apenas una mirada rápida, no queda más que admirarse ante la falta de pudor de algunos actores de la realidad política del país.

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