Prácticamente todas nuestras fechas patrias, en mayor o menor grado, están vinculadas con los hombres que lucharon, combatieron y apostaron su vida por la independencia y la forja de nuestro país. Y esos hombres fueron nuestros soldados, nuestro ejército, en aquellos tiempos que empezaron en Las Piedras, años más tarde con la declaratoria de la Independencia y terminaron jurando la Constitución de la República Oriental del Uruguay. Un país, un pueblo de hombres libres.
En los últimos años -y en coincidencia con los gobiernos frenteamplistas- los soldados se convirtieron en los “parias” de la sociedad uruguaya. Olvidados y despreciados a la hora de reconocer sus méritos, sus funciones y sus tareas. Solo los jefes directos intentaban mejorar su situación, pero quedaban superados por aquellos que manejaban los números y nunca encontraban un hueco para contemplarlos.
Hasta que llegó el gobierno del presidente Lacalle Pou, de la Coalición Republicana y de Javier García como ministro de Defensa Nacional: desde que asumió hace tres años, se han destinado 40 millones de dólares en masa para los militares, con incrementos salariales que contemplaron al personal más bajo del escalafón, personal subalterno y después a los primeros grados de oficiales entre alféreces y capitanes.
Desde un principio este gobierno buscó terminar con la injusticia que significaba ver a aquellos hombres que recibían los salarios más deprimidos de la administración. Donde más de la mitad estaban por debajo de la línea de pobreza, pero tenían dignidad y se negaban a vivir de la caridad pública, del “gasto social”, aunque ello significara, entre otras cosas, sueldos miserables y convivir con la rígida disciplina militar.
Y no es solo eso: antes y ahora están a la orden las 24 horas del día. Son garantes de la seguridad del Estado, patrullan y hacen controles fronterizos y, además -entre otras cosas- son la vanguardia, al solo llamado, para colaborar donde el país los necesite. Así han estado en cuanto Plan de Emergencia aparece, en el combate incansables de los veranos apoyando a los Bomberos cuando arrecian los incendios, están en primera línea a la hora de las inundaciones y las catástrofes nacionales. No importa cuántas horas: las que sean necesarias. ¿Cuántas veces han tenido que ocuparse de la basura de Montevideo porque Adeom está de paro?
El soldado recibía sueldos miserables, más de la mitad estaba por debajo de la línea de pobreza, pero tenían dignidad y preferían convivir con la disciplina militar que vivir de la caridad pública.
Pero volvamos a la gestión del ministro Javier García sobre este tema. Así vemos que:
-El Presupuesto Nacional establece incrementos para el personal subalterno por $ 224 millones a partir del año 2021 y de $ 130 millones adicionales a partir del año 2022 para el personal superior y subalterno.
-Asimismo, se asignó una partida de $ 169 millones para compensar al personal que realiza funciones de patrulla de frontera.
-En la Rendición de Cuentas 2020, se asignaron $ 88 millones para incrementar la partida para las patrullas de frontera.
-Posteriormente, a través de la Rendición de Cuentas 2021, se incrementan a partir de 2023 las asignaciones presupuestales en $ 928 millones para continuar con el proceso de incrementos salariales
-Adicionalmente se asigna una partida de $ 270 millones para el pago de una compensación por nocturnidad para el personal militar.
-Estos aumentos han permitido otorgar a partir de enero de 2023 aumentos especiales desde la jerarquía de Soldado de Primera a Capitán por importes de $ 2.321 a $ 2.441 respectivamente.
-Si tomamos como referencia al Ejército Nacional, perciben esta nueva partida mensualmente unos 8.900 efectivos, siendo el monto de $ 1.300 en promedio.
En definitiva, al asumir este gobierno, el salario de ingreso de un Soldado de Primera era de $ 23.020, siendo su remuneración un 36% inferior que la de un Administrativo C1 de la Administración Central. Ahora, el sueldo de ingreso 2023 de un Soldado es de $ 32.557 y la brecha con un Administrativo C1 ha disminuido a un 23%.
No hay dudas de que este gobierno y ese ministro han estado atentos a las injusticias que se generaban con el Ejército (las Fuerzas Armadas en general), porque allá por 1973 hubo gente de esa institución que promovió un golpe de Estado. Pero el Ejército de hoy -y bien que lo saben todos- es muy distinto y es hora de que no se les sigan cargando viejos pecados, mientras a los “otros” el Estado los asiste generosamente.
El gobierno y el ministro cumplieron con el ejército y sus soldados, postergados por años y años.