Hay ocasiones en que la ciega voluntad refundacional del FA preocupa mucho, por representar contramarchas respecto a transformaciones imprescindibles realizadas por el gobierno anterior. Pero hay otras en que hasta da un poco de gracia, porque revela el infantilismo de no querer reconocer algunos cambios y fingir demencia, como si nunca hubieran existido.
Tal es el caso del anuncio más reciente del Ministerio de Educación y Cultura, referido al lanzamiento de los nuevos Espacios MEC en diferentes localidades del país. Dicen que son “como los viejos Centros MEC pero distintos”, tal vez en alusión a que en este caso no se repetirán las vergonzantes denuncias de cuando utilizaban a aquellos centros explícitamente como instrumentos para la acumulación electoral del FA.
Ahora el ministro José Carlos Mahía anuncia estos nuevos “Espacios” como si no existieran ya 40 Centros Culturales Nacionales (CCN), inaugurados por la administración Lacalle en coordinación con las intendencias departamentales (incluidas las que eran gobernadas por el FA).
Los CCN no son -como aquellos Centros MEC- meras oficinas con un par de computadoras destinadas a la alfabetización digital, sino verdaderas casas de cultura con salas de teatro, galerías de exposiciones y bibliotecas, en las que se aprovechó la infraestructura departamental existente y se la enriqueció con equipamiento a nuevo y una eficaz coordinación con los institutos de la Dirección Nacional de Cultura.
Si en algo puso el mayor énfasis el MEC conducido por Pablo da Silveira fue en la descentralización cultural, valiéndose de infraestructuras instaladas tanto por las intendencias respectivas, como por un sinnúmero de organizaciones de la sociedad civil, correspondientes a los 18 departamentos del interior.
Se inauguraron bibliotecas temáticas, se organizaron emprendimientos como Giramúsica (presentaciones en vivo de músicos de todo el país junto con locatarios), Circulación de Espectáculos (teatro, circo, títeres, danza, y cine nacional, con base en selecciones hechas por concursos abiertos y garantistas), charlas de escritores nacionales, talleres de formación artística gratuitos y hasta una valiosa iniciativa de promoción de la creatividad en los liceos públicos, el Festival de Clubes de Arte.
En el período pasado se editaron como nunca antes libros de autores uruguayos de los 19 departamentos, poniendo el énfasis en una amplia participación de escritores del interior. Se realizó el Festival Internacional de Artes Escénicas por primera vez en forma íntegramente descentralizada.
Antes se hacía solo en Montevideo y se llevaba un número limitado de espectáculos a algunas localidades. En 2024 se logró la hazaña logística de realizarlo simultáneamente en siete ciudades: Canelones, Colonia, Montevideo, Paysandú, San José, Tacuarembó y Treinta y Tres.
Por allí se ha dicho también que los CCN desatendieron a las pequeñas localidades. Falso. Además de casi todas las 18 capitales departamentales, ya cuentan con Centros Culturales Nacionales localidades como Tomás Gomensoro y Baltasar Brum (Artigas), Shangrilá y Parque del Plata (Canelones), Tupambaé (Cerro Largo), Carmelo y Rosario (Colonia), Cerro Chato y Sarandí del Yi (Durazno), Ismael Cortinas (Flores), Fray Marcos (Florida), José Batlle y Ordóñez y José Pedro Varela (Lavalleja), Maldonado Nuevo, Aiguá y Punta del Este (Maldonado), Young y San Javier (Río Negro), Vichadero y Minas de Corrales (Rivera), La Paloma y Lascano (Rocha), Ecilda Paullier (San José), Dolores y Villa Soriano (Soriano), Paso de los Toros y San Gregorio de Polanco (Tacuarembó) y Vergara (Treinta y Tres).
Como contracara de este panorama, según el semanario Búsqueda, “aún no están definidas las localidades donde se instalarán los primeros Espacios MEC ni sus fechas de instalación”, los que al decir del ministro Mahía “se irá conociendo con el paso del tiempo”.
Sería mucho más lógico que, en lugar de improvisar en este asunto como ya lo hicieron con la Biblioteca Nacional y las universidades privadas, continuaran con la política de fortalecer las infraestructuras instaladas tanto por las intendencias como por la sociedad civil. Existen excelentes emprendimientos privados, muchos de ellos gestionados con sacrificio, que podrían fortalecerse desde el Estado, en lugar de inventar más locaciones y más cargos públicos.
Pero no hay caso: el sarampión refundacional los lleva a seguir vendiendo humo.