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¿Cuántos vivimos en Uruguay?

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Llegaremos a ser cuatro millones de personas viviendo en Uruguay? La pregunta genera curiosidad porque en abril comienza el Censo Nacional que seguramente ofrecerá una radiografía precisa de cuántos somos, dónde vivimos y cómo vivimos.

En un país de baja población y pocos nacimientos, no hay demasiadas expectativas sobre si habrá un llamativo aumento desde el anterior censo. Lo que si puede haber cambiado es en que lugares viven los uruguayos y de qué forma lo hacen. El último censo se hizo en 2011 y en ese momento la población llegaba a 3.286.314 personas.

El actual censo, que el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) viene organizando desde hace unos años empezará a realizarse a partir de abril. Si bien recurrirá a más uso de la tecnología con alguna gente respondiendo “on line”, será un censo tradicional, “de golpear puerta por puerta” aunque no en un único día, como ocurrió por última vez en el censo de 1996.

Para que tenga éxito se necesita una cuidadosa organización, y en eso está el INE. También es necesaria la más completa cooperación de la población. Es que con los datos que surjan del censo, que van más allá de un mero conteo de gente, se pueden desarrollar políticas sociales, culturales, urbanas, rurales y administrativas con precisión y con puntería en el uso de recursos.

Su realización exigirá un presupuesto de unos 20 millones de dólares y un personal zafral de unas 10.000 personas.

Se dice que este será el último censo clásico. En Uruguay se realizó uno en 1908 y hubo que esperar medio siglo, hasta 1963, para el siguiente y luego se hicieron aproximadamente cada década. Pero en otros países con ayuda de la tecnología, se diseñan métodos que permiten hacer un seguimiento permanente para tener un número casi exacto de la población.

Según un informe publicado esta semana por nuestro diario, en Finlandia ya ni se hacen censos. Tienen un registro diario de cuanta gente muere y cuanta gente nace. Parece práctico pero si se atiene solo a eso, podrá saber cuantos finlandeses vivos hay, no cuantas personas residen en Finlandia. Tal vez, ese mecanismo se complemente con otro que registre el ingreso de inmigrantes y de aquellos que se radican en otro país. Eso sí, completaría el cuadro.

El censo indagará sobre la migración, el teletrabajo (una realidad novedosa respecto al censo de 2011), el efecto de los desastres naturales, los barrios privados y hasta la cantidad y variedad de mascotas También querrá saber sobre los niños diagnosticados con trastornos del espectro autista, y cómo están distribuidos, lo que permitirá rediseñar estrategias de cuidados y atención.

También permitirá conocer la presencia e influencia de los inmigrantes llegados a Uruguay en los últimos años, un fenómeno que si bien no es masivo como ocurrió en la primera mitad del siglo XX, tiene su impacto.

Las proyecciones hechas tras el censo de 2011 hablaban de que en una década se llegaría a los 3.550.000 habitantes. No se tuvo en cuenta, entonces, ni la venida de inmigrantes ni el descenso de nacimientos, que fueron posteriores.

Si se observa el auge de la construcción o la intensidad del tránsito, se concluiría que hay hay más gente que antes. Lo del tránsito, claro, podría ser que hay más autos para la misma cantidad de uruguayos, no que haya más uruguayos. Lo del auge de la construcción, responde a que cambió la forma de vivir. Se construye, es verdad, pero son monoambientes o apartamentos de un solo dormitorio. Quizás no haya un aumento grande de población, pero si se observen transformaciones llamativas en el estilo de vida y eso se reflejará en el censo. No se constata un aumento significativo en los aportes jubilatorios, ni en quienes se inscriben en la Corte Electoral, dos formas algo imprecisas pero que muestran tendencias respecto al número de habitantes.

Haya o no aumento de población, es evidente que hubo un desplazamiento de gente que se reparte en diferentes zonas del país de forma distinta a lo que ocurría cuando el censo anterior. Esto se verá en Canelones y en Maldonado. Es probable que también se vea en otros departamentos, unos con más habitantes y otros con menos. La realización del censo que empieza en abril es importante. Se trata de un instrumento que mostrará como está el país y ofrecerá una herramienta imprescindible para saber hacia donde dirigir las prioridades. Por eso, resulta crucial que haya un trabajo eficiente de quienes lo organizan y una colaboración absoluta por parte de la población.

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