Dra. Diva E. Puig | Montevideo
@|La hermosa Montevideo está con grandes carencias que todos conocemos.
Sin embargo, ahora se ha agregado otra que no se circunscribe a lo ya ocurrido, sino que tiene que ver con las palmeras que eran una joya de Montevideo y casi no hay barrio de la capital que no sufra de su triste pérdida ante la pasividad de todos, debido al “picudo” que habría entrado en Uruguay en el año 2020. ¿Qué se hizo desde entonces mientras esa plaga ha destrozado y sigue destrozando innumerables palmeras?
Claro, no tiene rédito para los candidatos a las próximas elecciones departamentales.
Es imposible relatar todos los casos. Primero porque no vi todos; segundo, porque no se circunscribe a Montevideo sino que también está en Canelones y San José.
Algunos ejemplos en Montevideo: Plaza de los Treinta y Tres Orientales, Parque Batlle, Avda. Juan Carlos Blanco, Bvar. Artigas en casi toda su extensión, Avda. Luis Alberto de Herrera, Bvar. Batlle y Ordóñez, Avda. 8 de Octubre, Avda. Ricaldoni, Plaza Independencia y muchos etcéteras.
Da dolor verlas con sus hojas secas, algunas aún en las palmeras, otras en el suelo.
Se dice que se está trabajando en esto pero si es así, es muy lento, es como una bicicleta compitiendo con un auto de fórmula uno.
De verdad, ¿no nos importa que Uruguay pierda esta belleza?
Si se volvieran a plantar primero tardarán en crecer, luego: ¿serán nuevamente asesinadas por el picudo?
La tristeza es ver lo poco que importa el tema a quienes nos gobiernan y que miren para otro lado cuando ven palos sin hojas o cementerios de palmeras.
Los países cuidan sus bellezas, ya sea las que les regala la naturaleza como las que les da la mano del hombre.
Acá viene pico y pala para construcciones hermosas (un ejemplo basta: lo que fuera el hotel San Rafael) y no viene nada para las plagas que destruyen nuestra hermosa flora. Éste no es el camino.