Delfina Erochenko | Estados Unidos
@|Hace ya varios días, tanto creyentes como no creyentes anticipaban la elección del nuevo Papa. El 8 de mayo, León XIV se dirigió a la multitud en la Plaza de San Pedro. Con un mensaje de unidad, el primer Papa estadounidense habló en italiano, español y latín. Ha sido también un momento especial para muchos peruanos, ya que el nuevo Pontífice es ciudadano de Perú, y nuevamente se elige a un Pontífice que comparte un vínculo especial con Sudamérica, aunque muchos cardenales niegan que se tome en cuenta la nacionalidad al escoger al nuevo Papa.
En su discurso, León hizo alusión varias veces a la creación de puentes con el fin de generar más unidad entre las personas, una idea interesante, ya que originalmente la palabra pontífice se utilizaba para referirse a aquellas personas que se encargaban de construir puentes. Con el tiempo, la palabra comenzó a utilizarse para referirse al Papa y al deber que acarrea cada escogido de ser el lazo que une a muchos, a pesar de diferencias ideológicas o conflictos bélicos.
Hace mucho tiempo que Francisco urgía a los mandatarios de varios países a considerar el diálogo y encontrar una solución que señalara el fin de la violencia y el conflicto, y parece ser que su sucesor va por el mismo sendero. Con el tiempo, se determinarán con más claridad las similitudes y diferencias que comparten León y Francisco, pero por el momento parece ser que el mensaje de la Iglesia no ha cambiado mucho.
La elección de otro Papa de las Américas también significa, en cierto sentido, un distanciamiento de lo tradicional, algo que comenzó con la elección de Francisco, que, con su manera de ser rioplatense, supuso un gran cambio para la Iglesia, que contaba hace siglos con Papas mayoritariamente europeos. Queda por verse cómo será el papado de León, pero seguramente su identidad estadounidense y sus años formativos transcurridos en Perú dejarán su marca.