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Las omisiones de la IMM

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Carlos Breitfeld | Montevideo
@|Como versa el título, omisiones son varias las que sigue generando la Intendencia de Montevideo.

A ellas estamos habituados, pero no por ello nos resignamos a aceptarlas, sino, por el contrario, elevar siempre nuestra voz de protesta por el incumplimiento.

Quizás a la Sra. Cosse ni le llegue, ni le interese esta carta en caso de leerla, porque su horizonte va más allá de las preocupaciones de los uruguayos.

No es mi idea enumerarlas, sería tedioso, pero resaltar algunas de ellas.

- La basura es una de ellas y me consta que reclamos hay constantemente. Quien tiene la posibilidad de viajar en 1ª clase a efectos de asistir a congresos sobre ciudades, debería aplicar lo que ve y aprende en nuestra ciudad, porque independientemente del barrio, el aseo urbano es indispensable.

- Soy de ir en ocasiones al Centro y me detengo en general a observar el panorama que me ofrece. En alguna carta anterior volqué mi inquietud, que reitero, por el estado de mantenimiento de plazas icónicas, como Plaza Cagancha y Plaza Independencia: falta de estructuras de ornamentación, mugre, grandes espacios donde solo hay tierra, porque el césped no existe y la tan exigida necesidad de adecuadas paradas de ómnibus.

- El arbolado público merece otro punto de atención. Personalmente y desde el año 2017 he realizado diversos reclamos, con documentación adjunta, solicitando que el personal, bien pago, realice una periódica evaluación del estado del arbolado, donde infinidad de ellos explotan con sus raíces las veredas. Árboles horadados, árboles extremadamente altos, muchos de ellos con ramas que golpean ventanas de edificios cuando el viento sopla fuerte. ¿Y qué ha pasado? Nada, como siempre.

- Veredas. Soy, como gran parte de la población adulta mayor, un cuidadoso caminante. ¿Quién no se ha caído y lesionado al enganchar su zapato en una vereda rota? Pues la moda ahora es caminar mirando hacia abajo para evitar el tropiezo y la caída. Veredas que, en su gran mayoría, se deterioran por la presión que ejercen las raíces de los árboles.

- Pavimento: y por aquí voy terminando. Calles cuyo pavimento aun es empedrado, donde la circulación de vehículos es constante y donde circular por ellas es un ejercicio permanente que obliga al conductor a esquivar pozos y depresiones, solo con el fin de evitar dañar la suspensión del vehículo.

Pavimentos rotos constatados en diversos barrios de Montevideo. Antes eran parches y listo. Ahora nada.

En fin, da bronca, porque los impuestos son pagos en tiempo y forma con la esperanza de ver obras significativas, que generen una visión agradable a cualquier ciudadano y más aún al turista.

Por ello, nos abruma el egoísmo al desviar fuertes sumas de dinero del feudo municipal en espectáculos musicales que no suman en el decoroso patrimonio de nuestra ciudad.

¡Nadie es eterno!

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