Un ex actor de refugio | Montevideo
@|Al leer una carta (“La brecha”) publicada en Ecos días atrás, me llamó la atención algo sobre la inacción del MIDES con respecto a la política de no crear un incentivo para salir de la inercia de la marginalidad.
El 90% de los actores de los refugios son menores de 35 años, sin embargo no estudian ni trabajan, ni tienen aspiraciones de progresar en la vida y mucho menos de una vida sin consumo, excepto algunos.
Pasan sus días escuchando música (a volumen muy alto), haciendo gimnasia, y pasando el tiempo en un refugio que no aporta ni recursos ni ganas de reinsertarse en la sociedad.
Obviamente, el Ministerio de Desarrollo Social no cumple con la tarea de incentivar a esa franja etaria de realizar el desarrollo para ese fin. Debería poner plazos para estar dentro del sistema, no digo cuánto sería el más adecuado para cada persona, lo cual requiere personal capacitado. Los “educadores” deberían estar bastante más preparados para poder enfrentar cada caso... y obviamente, no lo están.
Primero, deberían tener una edad mínima para estar a tono, una experiencia de vida que los habilite para ello y no simplemente integrar “equipos” de trabajo puestos a dedo por ser amigos o conocidos de los que dirigen las cooperativas a las cuales se les giran mensualmente cifras que no condicen con la preparación requerida. Y esto lo digo con conocimiento de causa. Un educador percibe unos $40.000, por jornadas de 8 horas, o sea unos 1000 dólares.
Pregunto: ¿eso es lo que ganan la mayoría de los uruguayos? Evidentemente no. Y menos, no estando preparados. Es hora de preocuparse por estas cuestiones; ir cerrando la brecha.