Alberto Arias Perdomo | Montevideo
@|Días pasados, leí acerca de que la izquierda en los ´60 tenía una visión diferente de la democracia que imperaba en Uruguay y que hoy sigue perdurando en nuestro país, para digno ejemplo de todo el planeta. Toda la farsa de esta visión surge de la revolución cubana, que no creo que hoy nadie tenga la osadía de calificar a Cuba como un estado democrático.
La revolución de los Castro engendró una monarquía hereditaria y asesina, que hoy sigue gobernando 64 años después. No conozco que norteamericanos o de otros países de la región se tiren al Caribe para ir a ese falso paraíso. Los pobres cubanos se arriesgan a ser devorados por los tiburones o ahogarse, para huir de ese infierno que los esclaviza. Exculpar a Trías por ser esa elucubrada falsedad ideológica fundamento del pensamiento por él defendido, es olvidar que se trata de un mercenario. La hipocresía de este señor no merece que sean analizados con seriedad sus argumentos. El comportamiento que ha tenido el espía Trías, hace que no podamos creer en la sinceridad de su interpretación política de una democracia diferente, de la que él mismo seguramente no creía. Todo es una cortina de humo para ocultar sus intenciones antidemocráticas.
Los planes de la izquierda eran instalar una dictadura comunista como la cubana. No olvidemos que esa izquierda apoyó el golpe de febrero con la ilusión de una dictadura peruanista en la que ellos pudieran tener algún protagonismo.
Mezclar a Pacheco en desbordes autoritarios con Bordaberry y las Fuerzas Conjuntas es seguramente para, desfigurando la historia, decir la falsedad de que los tupas defendieron la democracia.
Los tupas querían que cayera nuestro Estado de Derecho, basados en su pensamiento de “Cuanto peor mejor”. Así lo confesó Benedetti cuando después de la restauración expresó: “Nosotros creíamos que lo peor era lo mejor y comprobamos que lo peor era lo peor”.
El Golpe empezó en 1973, no antes. Los tupas lucharon contra la democracia porque esa era su estrategia. Nunca voté a Pacheco, pero me gusta manejarme con la verdad histórica.
Aborrezco las mentiras o los ocultamientos motivados por bajas intenciones políticas.
Recordemos las palabras de Seregni ante el fallecimiento de Pacheco. Seregni, que no quería a los tupas dentro del Frente, afirmó en ese momento lo siguiente: “Más allá de profundas discrepancias que podamos haber tenido, reconocemos en él un presidente que se movió en un momento difícil del país, pero respetando en todo tiempo la Constitución y las instituciones”.