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Ignorancia militante

Roberto A.A. | Montevideo
@|Cuando el fanatismo reemplaza el pensamiento.

En la era de las redes, la causa se ha vuelto espectáculo y el activismo, consigna sin contexto. La ignorancia ya no es pasiva, se ha vuelto militante y en ese carnaval de contradicciones, dos ejemplos recientes exponen cómo el fanatismo sin estudio permite los mayores disparates.

El balcón de la incoherencia.

Un balcón ondea la bandera LGBT junto a la de Palestina. ¿Diversidad? ¿Solidaridad? No. Ignorancia. Porque en Gaza (gobernada por Hamás) la homosexualidad es condenada por ley, y en muchos países islámicos, castigada con la muerte por lapidación; no es una opinión, es jurisprudencia religiosa y penal vigente.

¿Cómo puede alguien ondear ambas banderas sin entender que una representa la libertad sexual y la otra, en muchos contextos, su negación violenta?

La causa LGBT merece respeto, no confusión y la causa palestina merece verdad, no apropiación simbólica por quienes desconocen su complejidad.

La ignorancia no une, humilla.

El post que acusa a la ONU de ser “de izquierda”.

Otro disparate viral, “La ONU es de izquierda porque no actúa contra la dictadura en Venezuela”.

Falso, la ONU no actúa porque no puede; en el Consejo de Seguridad, cualquier resolución puede ser vetada por sus cinco miembros permanentes. Y Rusia, aliado de Maduro, ha vetado resoluciones que exigían elecciones libres y ayuda humanitaria. No es ideología, es geopolítica, acusar a la ONU sin entender su estructura es como culpar al mapa por el camino.

La ignorancia no es rebelde, es funcional al poder.

La libertad de expresión no incluye el derecho a mentir, el liberalismo exige pensamiento propio, no consignas prefabricadas y la militancia sin lógica es solo teatro; si queremos causas que iluminen, debemos exigir coherencia; si queremos justicia, debemos empezar por la verdad.

La ignorancia no emancipa, esclaviza; el fanatismo no transforma, bloquea.

Es hora de pensar antes de compartir, es hora de estudiar antes de ondear banderas, es hora de dejar de aplaudir disparates y empezar a construir causas con luz.

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