@|Lamentablemente, según noticias de prensa que surgieron en estos días, los viejos hemos pasado a ser, por decisión de quienes manejan en forma despiadada la vida y destino de los ancianos uruguayos, un mercado laboral apetecible de 700.000 personas a disposición de la discrecionalidad empresarial del país.

Una cifra. Nada más, eso somos, para ser utilizados a conveniencia del poder económico.

Ante semejante desfachatez de unilateralidad insensible, digamos que, los que estamos en condiciones de aportar conocimientos y trabajo pese a la edad, también estamos aptos para usar préstamos bancarios que, si no estamos mal informados, se nos niegan sistemáticamente aunque poseamos un estado de responsabilidad suficiente, antecedentes positivos y conservemos nuestro buen juicio.

Tal situación, es un privilegio de larga data entre tantos otros que ostentan los bancos en desmedro del derecho social de la tercera edad, y de la condición de actividad de servicio moralmente obligatoria que no cumple el sistema financiero uruguayo.

La denominación de Economía Plateada que se pretende adjudicar a los gerontes, es un ejemplo más de la tendencia nacional a poner nombre efectista a cosas que en realidad no existen o sí existen en condición neutra o negativa, como en este caso, debido al caradurismo trasuntado.

Creemos que ésta es la oportunidad para que el gobierno regularice el trato de los bancos a los viejos. Que no nos contentamos con sólo tener en forma doblemente ridícula 2 fechas del almanaque reservadas al día del abuelo y al día de la tercera edad; homenaje(¿?) éste que no concuerda con nuestra eterna postergación social.

El único motivo que tienen los bancos para no dar préstamos a personas de edad avanzada es la posibilidad (incómoda según la banca) de procurar el rescate del crédito ante una sucesión, lo cual enlentecería el cobro de la deuda.

La pregunta es: ¿el negocio de los bancos no es colocar su dinero y el ajeno a interés (usurario) a través de sus préstamos? Rompe los ojos que un crédito agregado a una sucesión va a seguir devengando intereses como cualquier colocación efectuada teniendo en cuenta el patrimonio y la información del deudor como seguridad de rescate.

¿Seguiremos manteniendo la burocrática comodidad de empresas y funcionarios bancarios, en menoscabo de los servicios a prestar como es debido a personas precisamente discriminadas por el motivo que en cambio debería determinar más de un “privilegio”?

Si existe una Ley que condona las deudas de quienes fallecen, lo ignoramos.