Esteban Vicente | Colonia
@|En los últimos días, en conferencias de prensa, el Sr. Presidente de la República Argentina se refirió a hechos referidos a nuestro país.

En la primera aparición, dijo que no salía agua de las canillas.

En su segunda cita, expresó que la falta de lluvia no era culpa del gobierno y que nuestro país tenía importantes reservas de agua en depósitos subterráneos como el Acuífero Guaraní, pero que estaba saliendo salada del mismo.

Nosotros que vivimos en el Uruguay sabemos que ambas afirmaciones no son ciertas, pero no fueron dichas por un comentarista mal informado con ansias de aparecer en los noticiosos. Fueron dichas por el Presidente de la República Argentina. Y tuvieron serias repercusiones en el resto del mundo, aunque el mismo sea reducido en virtud de nuestra escasa incidencia en los medios.

Sabemos que la Argentina es un país sumido en una profunda crisis social y económica, con alta inflación, nivel de pobreza de más del 40% de la población, reservas internacionales inexistentes y alto endeudamiento tanto local como extranjero.

Su actual presidente ha sido defenestrado por la Vicepresidenta, la Dra. Cristina Fernández de Kirchner, quien detenta el poder real desde hace más de veinte años, acusándolo de un supuesto mal manejo de la economía, cuando lo único que hacía era seguir sus órdenes.

Tal es así que no lo dejaron presentarse como candidato a la reelección, algo que da idea del nivel de rechazo popular sobre su gestión como presidente.

Estas manifestaciones presidenciales no provocaron reacciones tanto a nivel de gobierno como de la oposición, algo que nos resulta difícil de comprender como ciudadano de un país democrático e independiente.

Si por un escrito en las redes de una Sra. Senadora de la República con expresiones personales tenemos que pedir disculpas a otro Estado, ¿qué corresponde hacer en este caso? ¿O tenemos sangre de horchata y dejamos que se nos digan disparates en la cara?

Se dice que existe un cierto grado de amistad entre nuestro Canciller y este personaje, que conviene recordar era el Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner, cuando éste dispuso el bloqueo de los puentes entre nuestro país y el suyo en represalia porque Botnia no le pagaba la “comisión” para instalar su planta en Entre Ríos, trasladándola a nuestro país, donde el gobierno de Jorge Batlle no le requería tales demandas.

No estamos cuestionando las amistades personales de nuestros gobernantes, sí que las mismas puedan anteponerse a decisiones que afectan a nuestro país, a su independencia tanto soberana como ideológica.

Tampoco nos satisfacen ciertas actitudes “distraídas” de quien encabeza la coalición cuando se involucra a gente de su partido. Existe una unidad de medida a nivel mundial, llámese metro o litro o kilo, que al parecer no es de aplicación en política.

También es sugestivo el silencio de parte de la oposición. ¿Coinciden en que no sale agua de las canillas, porque lo dice un Presidente de un “país progresista”?

No debería extrañarnos, cuando sostienen que Cuba, Nicaragua y Venezuela “son democracias diferentes”.