Esteban Szabados | Brasil
@|Un sábado del mes pasado, a la una menos cuarto de la tarde, un ladrón le robó el lujoso reloj Rólex a un automovilista que iba por la avenida Faria Lima, barrio coqueto de San Pablo.
La víctima no dudó; comenzó a perseguir al maleante, que iba en su motocicleta. El afectado iba en un coche deportivo. En un momento de la persecución chocó con su verde Lamborghini la moto del fugado, pero se estrelló después contra un poste de señal de tránsito. En las imágenes capturadas se ve salir del coche a su dueño y la huida del asaltante, que corrió por la vereda de enfrente del accidente hasta desaparecer por las calles ajetreadas de vehículos. Dejó tras de sí la moto estropeada.
La pregunta que todos se hacen es si valió la pena destruir su auto -que debe costar muy caro su arreglo- en vez de haber perdido un reloj. Este hombre fue movido por una reacción emocional que no logró controlar. La policía siempre recomienda en estos casos no actuar, sino dejar que el malhechor parta con su botín, porque nos saldrá más barato.
Y en este incidente se demostró esta consigna de seguridad.