Cambio de figuritas

Alejandro N. Bertocchi | Montevideo
@|Sintetizando debe reconocerse que las actividades humanas afectan gravemente al planeta y por ello, tema tan fundamental siempre debe estar en el tapete.

El proyecto Aratirí ha sido desafectado por el gobierno haciendo lugar a que su planta y su sistema de cobrar agua del estuario del Río de la Plata afectaba en profundidad no solo la costa y sus mismos inmediatos terrenos, sino que tan vital líquido elemento extraído del mismo no alcanzaba la calidad necesaria para su saludable uso.

Hasta aquí llegó todo ese proceso y se asume la justicia de dicha decisión. Ahora surge la represa del arroyo Casupá, sobre la cuenca del Santa Lucía; una muy estudiada construcción cuya dimensión significaría sumergir miles de hectáreas de feraces campos bajo toneladas de agua aplastando flora y fauna y produciendo situaciones materiales que indudablemente también producen una grave afectación del medio ambiente. Por ello entendemos que al igual que acaeció en Aratirí, sin duda las fuerzas sociales defensoras del medio ambiente de la zona de Casupá, firmes opositoras a este emprendimiento, ahora deberán preparar sus baterías para hacer jugar los mismos elementos técnicos que fueron enarbolados enérgicamente por sus gananciosos colegas. Y para alejar las sombras de cualquier sospecha de favoritismo y medias verdades las Ong y todos aquellos que bregaron para anular el Proyecto Neptuno, apelando a razones firmemente éticas, procedan ahora al apoyo de sus compatriotas afectados en Casupá.

No hacerlo sería dejar al desnudo las implicancias ideológicas y políticas que lamentablemente siempre inciden en el devenir diario.

Como acotación técnica, observamos que la utilización de agua oceánica para consumo humano se da en varios puntos como las Islas Canarias y Arabia Saudita, entre otros, y en la misma franja de Gaza donde los Emiratos Árabes y Egipto han ubicado plantas desalinizadoras que en algo han morigerado la situación reinante.