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Trump, Putin y la OTAN

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La Europa que engloba la OTAN se remueve ante la posibilidad de que Donald Trump vuelva a ocupar la Casa Blanca. Representaría el retorno del gran aliado de Vladimir Putin.

Es lógico que los miembros de la Alianza Atlántica estén más que preocupados si Trump llegara a vencer a Joe Biden en las urnas. Ya en el pasado, durante los cuatro años de su término, el republicano arremetió contra la OTAN y llegó a advertir de que Estados Unidos podría separarse de un conjunto que ha garantizado estabilidad y capacidad de disuasión en momentos críticos desde el fin de la II Guerra Mundial. Forma parte de un discurso aislacionista en el que, desde su visión, Estados Unidos es una suerte de líder de la pandilla que controla el barrio con consignas autoritarias.

Cuatro años después, lejos de suavizar su retórica populista, se muestra más beligerante. En un mitin reciente en Carolina del Sur, el exmandatario animó a su amigo en el Kremlin a “hacer lo que diablos quisiera” con los países de la OTAN que no pagan lo mínimo acordado para la defensa. Unas semanas después, Alexei Navalni, el mayor opositor al gobernante ruso, moría en extrañas circunstancias en un penal situado en al círculo polar ártico. Su madre y su viuda acusan al líder ruso de haber dado órdenes de asesinarlo y las condenas se han producido en todo el mundo; sin embargo, Trump no se ha pronunciado sobre la responsabilidad del Kremlin.

A punto de cumplirse dos años de la invasión a Ucrania, Europa vigila los movimientos de Putin, concentrado actualmente en redoblar la ofensiva en el país ocupado. El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha declarado que cualquier indicación de que “los aliados no se vayan a defender entre sí socava toda nuestra seguridad.” Entre otras cosas, se refiere al Artículo 5, fundamental en el compromiso de la Alianza Atlántica si hubiera un ataque sobre cualquier país de la OTAN.

Es verdad que el expresidente, como esos pesados que alardean en las barras de los bares, es más perro ladrador que mordedor. Durante sus cuatro años de mandato jugó a lanzar ultimátum contra la OTAN mientras romanceaba con Putin, aunque ahora, jugando al despiste internacional, el inquilino del Kremlin dice preferir a Biden por su “experiencia” y “fiabilidad”. De ganar en 2024, es posible que Trump repita la retórica inflamada, pero que todo quede en meros gestos.

Mientras Trump lanza nuevamente ataques contra los miembros de la OTAN y Putin divulga mentiras por medio de la megafonía de sus “compañeros de viaje”, el Servicio Secreto de Estonia da a conocer un informe en el que se concluye que el gobernante ruso “atacará un país de la OTAN en la próxima década”. En el informe se documenta que Rusia tiene planes de duplicar el número de tropas en las proximidades a las fronteras con las tres repúblicas bálticas (Lituania, Letonia y Estonia) y con Finlandia, país que ya es miembro de la OTAN.

No es asunto nimio el que enfrentan los miembros de la Alianza Atlántica si se repite la mancuerna Trump-Putin. El primero lo daría todo por ser un “hombre fuerte”. El segundo ya lo es después de más de dos décadas en el poder y con la intención de permanecer en el Kremlin hasta 2036. Ciertamente, un dúo peligroso.

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