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Ser y no poder mostrar

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El Dr. H. Gatto ha estudiado en profundidad el pasado reciente de nuestra peripecia política. Respecto a esa época nefasta hay abundante literatura pero es, o bien testimonial o son reportajes, lo cual es un factor relativizador: quien escribe (o dicta) su propia historia siempre busca la vuelta para quedar bien parado. El libro del Dr. Gatto “El cielo por asalto” junto con los de Lessa y más tarde Haberkorn son intachables. El año pasado escribí para Voces un artículo que titulé “Comunistas eran los de antes”.

Gatto ha publicado recientemente en su columna de este diario agudas reflexiones sobre el Frente Amplio señalando que su Partido vertebral actual, el Partido Comunista, se cuida mucho de mostrar su composición ideológica; en realidad la esconde pudorosamente porque si quedase a la vista perderían votos.

En la base del pensamiento marxista está, por ejemplo, la abolición de la propiedad privada, como condición indispensable para una sociedad igualitaria en serio. El Partido Comunista uruguayo hace tiempo que descolgó este cuadro de su pinacoteca: no puede ni mencionarlo. También se le complica mucho hablar abiertamente de la lucha de clases y la dictadura del proletariado, por ejemplo en los plenarios del Frente.

El Partido Comunista uruguayo -según Gatto y según cualquier observador desprejuiciado- no puede decir lo que es. Por un sentido práctico, descaradamente práctico y de sobrevivencia, ha dejado de mostrar lo que era. Lo que actualmente es el Partido Comunista uruguayo es un aparato de poder, que funciona como funciona siempre el poder: para defenderse, para perpetuarse, para extenderse… Es decir, para sí mismo y para nada más.

Me he preguntado muchas veces y he trasladado la pregunta a compatriotas que deberían saber: ¿quién manda hoy en el Partido Comunista? Recibo siempre la misma respuesta: es el aparato. No me conforma la respuesta. El Sr. J. Castillo es el secretario general: ¿alguien cree que Castillo manda? Antes la cosa era muy clara: al Partido Comunista uruguayo lo mandaba la URSS a través de Rodney Arizmendi. Hace tiempo que no existe ni uno ni otro.

Dicen los que se precian de manejar datos que el P. Comunista tiene hoy una influencia sobre el Frente Amplio como no la tuvo nunca antes; sobre todo a través del Pit-Cnt. No lo sé pero me pregunto ¿cómo se tienen que manejar los otros partidos que integran el Frente ante un componente que es solo poder? ¿Y el resto del espectro partidario del país?

El Frente Amplio de hoy no es ni parecido con el Frente de Seregni, Michelini y el Dr. Cardoso. Ni siquiera es como el Frente de Tabaré Váz-quez. Este es un Frente Amplio cuyo soporte principal es un Partido que, como dice Gatto, se ha abroquelado en la necesidad estratégica de ocultar su ideología, es decir, de ocultar quién es. Es una estructura de poder, un aparato de poder que se va a mover para acá o para allá según un único criterio: la defensa, consolidación o ampliación de su poder. Esta situación no es directamente preocupante para mí o para el Dr. Gatto: lo es para el Frente Amplio.

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