Prisioneros del relato

Días atrás se publicó en las páginas de este periódico un artículo sobre el actual estado de situación del expediente presentado por el Poder Ejecutivo, para que el Ministerio de Ambiente estudie la viabilidad del proyecto de construcción de un embalse de agua en el arroyo Casupá (Florida).

Como ya se ha dicho, el Frente Amplio se opuso al proyecto Neptuno a desarrollarse en la zona de Arazatí (San José) impulsado por el gobierno anterior, el que fue estudiado y aprobado en su momento por los organismo competentes, y finalmente firmado con el consorcio de empresas que se encargará de su ejecución.

Se trata de una original propuesta (utilizar el Río de la Plata como fuente hídrica) que propone una solución definitiva al viejo problema de la ostensible fragilidad del sistema de abastecimiento de agua potable a la zona metropolitana. Resulta redundante reiterar que no es aconsejable para la cuenca del río Santa Lucía -incluye al arroyo Casupá-, agregarle una gran obra de extracción hídrica, porque significa seguir dependiendo de una sola fuente de agua que ya está resentida, para abastecer a la vieja planta de Aguas Corrientes.

Aun así el actual Ejecutivo insiste caprichosamente con la idea, solo explicable por la imposición de una propuesta con un viso claramente político-partidario, debido a que había sido incluido en las promesas electorales del año pasado. Pero estas promesas de ninguna manera deben estar por encima de las conveniencias del país. Ahora conducen los destinos de toda la sociedad, sin importar signos ni preferencias políticas. Parece que todavía no lo han comprendido.

Neptuno se va a ejecutar como lo establece el contrato suscrito. Entonces, ¿tiene sentido agregarle la megaobra de Casupá (un simple embalse pero de 3 mil hectáreas de extensión) que acarreará impactos ambientales significativos (la inundación permanente de tierras fértiles y productivas; la tala de 426 hectáreas de bosque nativo; la afectación de especies vulnerables)? ¿Y que además tendrá un costo millonario?

A no perder de vista que estamos hablando de obras de respaldo al suministro regular de agua potable metropolitana, para garantizar que cuando ocurran eventos de sequías extremas en la cuenca del río Santa Lucía, nuestro país cuente con una fuente adicional inagotable y una moderna planta procesadora.

Queda claro que el proyecto de Casupá es un capricho político de algunos jerarcas de la actual administración, porque ya se había anunciado en administraciones de la coalición de izquierda (2013 - presidencia de Mujica); y seis años después, sin haber movido un dedo en esa dirección, el presidente Vázquez le entregó una carpeta “Casupá” al presidente electo Lacalle Pou para que él sí ejecutara el proyecto. ¡Increíble!

¡Claro! Todas las alarmas sonaron sin descanso cuando el área metropolitana estuvo a un tris de quedarse sin abastecimiento, debido a la histórica sequía que asoló el país, lo que movilizó a la anterior administración a tomar decididamente cartas en el asunto. Se desechó la idea de Casupá por lo ya dicho, y se diseñó Neptuno.

La incomodidad de la actual administración es ostensible porque cree que debe respetar su relato aunque perjudique al país.

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