Navidad

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Estamos encima de la Navidad. En nuestro país, esta festividad religiosa cristiana ha perdido su significación, ha sido usurpada por el comercio y una simbología foránea.

Me voy a valer de dos citas para darle al sacrificado lector, por un camino oblicuo y con palabras prestadas, inesperado contacto con el sentido profundo de la fecha en que los cristianos celebramos el nacimiento de Jesús en Belén, es decir, el contacto definitivo entre lo divino y lo humano, entre la creación y la libertad.

Primero será una cita del Antiguo Testamento, a propósito de un episodio bíblico que es bastante conocido, pero generalmente mal divulgado, infantilizado.

Narra el libro del Génesis (IX, 1-17) que, viendo Jahvé que la maldad de los humanos cundía en la tierra, le pesó haberlos creado y se dijo: voy a exterminar de la faz de la tierra a los humanos que he creado. Pero había una excepción: Noe.

Para preservarlo le dijo que construyera el Arca y se metiera con todos adentro; después se largó a llover. Cuando paró el diluvio y bajaron las inundaciones, Noe salió del Arca y lo que sigue es lo más importante de todo el episodio: ”Dios bendijo a Noe y le dijo que fuera fecundo y que llenara la tierra.”

En una palabra, le dijo que aquel suelo que pisaba era para durar, que no temiera, que lo cuidara, que levantara su casa, criase a sus hijos, labrase su huerta y cosechase, que organizara la convivencia, la hiciera progresar y desarrollarse y que lo que sobre esa tierra se fuera levantando sería tarea y responsabilidad de él y de sus descendientes. Y, concluye el relato bíblico que, señalando luego el arco iris que aparece en el cielo cuando se va la lluvia: “reiteró Dios a Noe: esta es la señal de la alianza que he establecido entre yo y toda la vida que existe sobre la tierra”. Como diciendo: ahora está en tus manos, dale para adelante con confianza.

La segunda cita no es tan antigua, es en verso, y es parte de un poema de León Felipe, poeta español que se peleó mucho con la Iglesia de su país pero en sus versos muestra que entendió el cristianismo.

I

“Aquí vino

y se fue

Vino… llenó nuestra caja de caudales

con millones de siglos y de siglos

nos dejó unas herramientas…

y se fue.

II

Él, que lo sabe todo,

sabe que estando solos,

sin dioses que nos miren,

trabajamos mejor.

III

Detrás de ti no hay nadie. Nadie.

Ni un maestro ni un amo,

ni un patrón.

Pero tuyo es el tiempo.

El tiempo y esa gubia

con que Dios comenzó la creación.

¡Feliz Navidad para todos!
Para los que creen y para los
que no creen.

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