Una de las novedades editoriales más interesantes de nuestro país este año es la publicación del libro Leones y corderos de Germán Deagosto, presentado como “una historia personal del pensamiento económico” pero que va bastante más allá, alcanzando una especie de historia personal de la filosofía política. El autor nos propone un viaje por las ideas de diversos autores, intercalado por sus propios pensamientos, a partir de la emergencia de Javier Milei (en su doble sentido).
Deagosto va planteando conversaciones imaginarias, pero con sustento en sus obras, con 11 autores que van de Ayn Rand a Karl Marx. Es la preocupación por la apropiación de la palabra libertad, incluso del liberalismo, por parte de Milei la que desata las cavilaciones intelectuales de Deagosto que lo llevaron a explorar a los autores que inspiraron al presidente argentino. El autor se propone en sus “intercambios intelectuales hipotéticos” evocar a los protagonistas convocados “en su mejor versión, en sus luces más brillantes, evitando golpes bajos y atajos argumentativos” y efectivamente lo logra.
No es fácil resumir el pensamiento de intelectuales complejos en pocas páginas, pero Deagosto cumple con su propósito. En este sentido el libro puede leerse con provecho como una introducción a intelectuales como Nozick, Hayek, Adam Smith, Rawls, Belin o Keynes, entre otros. Muchas de las preguntas que le plantea a cada uno no son sencillas y debe haber sido un trabajo arduo para el autor desentrañar las respuestas, lo que constituye un mérito adicional.
Las reflexiones de Deagosto a medida que avanza el libro le agregan el valor a la obra, en la medida de que va meditando sobre las grandes preguntas de la filosofía política como cuál es la mejor forma de organizar una sociedad, qué valores son más relevantes o como se pueden conjugar de la mejor forma posible la libertad y la igualdad. Respecto a estas reflexiones, que son las de un “liberal zurdo” en sus propias palabras, tengo las coincidencias y discrepancias esperables en un liberal hayekiano. En el plano de las coincidencias, comparto la preocupación por la apropiación de la defensa de la libertad por los libertarios dogmáticos y agresivos que entienden poco de economía y menos aún de filosofía política.
Un ejemplo de discrepancia es el propio punto de partida del libro. Comenta el autor: “Y como tenemos que empezar, y por algún lado siempre hay que hacerlo, hagámoslo partiendo de una premisa sencilla: vivimos en un mundo desigual.” No creo que la característica más destacada del mundo contemporáneo sea la desigualdad, sino que en 1950 casi 3 de cada 4 personas en el mundo vivían en la pobreza extrema y hoy son menos de 1 de cada 10. En todo caso, las discrepancias entran dentro del terreno de lo razonable y debatible.
Leones y corderos se lee con sumo interés, es un libro que aborda temas difíciles en un formato apto para todo público y el autor despliega su gran capacidad didáctica con fluidez e inteligencia. Nuestro debate se beneficia enormemente con este aporte que nos permite discutir temas de fondo en vez de las estupideces que suelen ocuparnos. Más allá de sus preferencias intelectuales, le recomiendo encarecidamente que lea este libro honesto y culto que pese a su tono pesimista apuesta a las mejores luces del ser humano.