La sombra de Putin en Africa

África pondrá la sangre; Rusia y la OTAN pondrán las armas y las municiones. Detrás de los golpes de estado que están multiplicando los regímenes militares en el Sahel, asoma sin disimulo el Kremlin. Y el eje euro-norteamericano va a respaldar al bloque de países del Oeste africano que podría entrar en guerra con el flamante eje Brukina Faso, Mali, Níger.

Las relaciones económicas asimétricas que impone Francia a sus ex colonias, colaboró con el crecimiento de la influencia rusa en la franja territorial que separa el África Sahariana del África Subsahariana. También colaboró con el descontento que está capitalizando Rusia, la participación de británicos y franceses con bombardeos aéreos en el conflicto interno libio que acabó con el régimen de Khadafy y con la vida de ese dictador. La guerra nunca terminó del todo y Libia se convirtió en un agujero negro que supuró yihadismos demenciales infectando todo el Magreb y el Sahel.

Francia se retiró del norte de Mali, donde combatía las células de ISIS, Al Qaeda, así como también extensiones de Boko Haram, en una clara muestra de la presión de los militares africanos contra la presencia de fuerzas europeas en sus territorios.

El descontento hacia Francia y la OTAN hizo que muchos generalatos africanos empezaran a mirar hacia Rusia. Para defenderse del lunático yihadismo islamista, la potencia euroasiática les aportó, además de armas y preparación militar, tropas del Grupo Wagner, el ejército mercenario especializado en guerra sucia.

Las banderas rusas que ondeaban en Niamey, la capital de Níger, los manifestantes que festejaban el golpe de Estado contra Mohamed Bazoum, mostraron que Moscú está detrás de los militares que tumbaron al último presidente elegido en elecciones y también el último gobierno aliado de las potencias occidentales que quedaba en el Sahel.

Las señales están mostrando que África podría convertirse en el próximo escenario de un choque indirecto entre Rusia y la OTAN. Tras el golpe que derrocó a Bazoum, la Comunidad Económica de Estados del África del Oeste (CEDEAO) anunciaron sanciones al régimen golpista que se instaló en Níger y amenazaron a los militares con una acción militar conjunta si no es repuesto en el poder el mandatario derrocado.

La respuesta fue alarmante: los regímenes militares que imperan en Mali y Burkina Faso le advirtieron a la CEDEAO que si intervienen en Níger enviarán sus ejércitos a defender al régimen militar de ese país.

De tal modo, crece la posibilidad de una guerra entre los militares pro-rusos de Burkina Faso, Mali y Níger contra los ejércitos del bloque creado en 1975.

Ese bloque de países del Oeste africano ya intervino militarmente en conflictos internos. En 1990, varios ejércitos ingresaron en Liberia para luchar contra las facciones que peleaban entre sí tras haber derrocado y asesinado al dictador Samuel Kanyon Doe. Y en el 2017, tropas nigerianas acompañadas por los ejércitos de Ghana y Senegal ingresaron a Gambia para derribar a Yahya Jammeh, quien se rehusaba a entregar el poder a Adama Barrow, quien se había impuesto en las elecciones.

 

Nigeria puede complicar al régimen golpista de Níger si CEDEAO aplica sanciones, porque su gas y petróleo implican el 90 por ciento de la energía que consume el país del Sahel. Pero si envía su ejército, y si Mali y Burkina Faso (el ex Alto Volta francés) cumplen su amenaza de enviar sus fuerzas militares a combatirlos, estallará la primera guerra multinacional en el corazón del continente negro.

La asistencia de Rusia a los militares africanos se ha multiplicado a partir de los conflictos que sacuden Sudán, Chad y República Centroafricana, además de Burkina Faso y Mali.

Vladimir Putin parece estar fomentando golpes de Estado que generan regímenes militares apoyados por el Grupo Wagner. En Burkina Faso, la dictadura que preside el capitán Ibrahim Traore prohibió las exportaciones de uranio a Francia y a Estados Unidos. Las centrales nucleares francesas tendrán graves problemas para seguir funcionando si también Níger le corta el suministro de uranio. Precisamente eso se disponen a hacer los militares que derrocaron a Mohamed Bazoum.

El golpe militar en Mali acrecentó la franja de regímenes militares pro-rusos, por eso norteamericanos y franceses se verán tentados a empujar al bloque que encabezan Nigeria y Senegal a intervenir con sus ejércitos en Níger, para reponer en la presidencia a su aliado, el presidente Bazoum.

En síntesis, el accionar del yihadismo de ISIS, Al Qaeda y las ramificaciones de Boko Haram, además de guerras intestinas como la de Sudán y también la continuidad de los golpes de Estado que vienen sucediéndose en el Sahel, podrían desembocar en un conflicto africano de gran escala que sería, a la vez, una guerra indirecta entre OTAN y Rusia.

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