Existe un amplio consenso en cuanto a que la mejora de nuestro sistema educativo, en especial a nivel secundario, es indispensable para el desarrollo de nuestro país.
La última reforma de la educación preuniversitaria tuvo lugar hace más de 25 años y una buena parte de los cambios que introdujo fueron revertidos.
Nuestro fracaso en mejorar nuestro sistema educativo tiene en mi opinión varias causas. Una de ellas es la convicción (equivocada como veremos) de que las mejoras educativas requieren décadas y que hay que esperar generaciones para lograr resultados visibles. Como consecuencia, los tiempos políticos y las prioridades coyunturales postergan una reforma que implica costos importantes con beneficios que supuestamente no serían apreciados hasta décadas más tarde.
Otra causa es la opinión (también equivocada) de que las experiencias educativas son construcciones culturales esencialmente intransferibles de un país o región a otro. La conclusión de esta opinión es que cada país debe diseñar desde cero sus propias estrategias de cambio, lo cual por supuesto incrementa mucho los costos y los riesgos de fracaso.
La investigación educativa internacional realizada en los últimos años demuestra que es factible realizar reformas educativas exitosas en plazos relativamente breves y que existen atributos comunes a esas reformas exitosas en muy distintos países y culturas.
Con relación a los plazos necesarios para que las reformas educativas rindan frutos, investigaciones internacionales realizadas en decenas de países encontraron que es posible lograr mejoras importantes en relativamente pocos años. Países y regiones tan distintos como Letonia, Minas Gerais en Brasil o Madhya Pradesh en India, por ejemplo, mejoraron sus resultados de aprendizaje desde niveles muy bajos en un promedio de cuatro años. Las reformas educativas realizadas por Vietnam y Polonia mostraron mejoras importantes en gran escala en menos de una década. Las reformas educativas en Finlandia, consideradas claves para sus actuales excelentes resultados educativos, fueron lanzadas en 1992 (aproximadamente en la misma época que nuestro último intento de reforma). Corea del Sur, un país con una de las poblaciones más educadas del mundo, lanzó sus reformas de educación secundaria más recientes en 1995.
Las investigaciones educativas internacionales encontraron algunos atributos comunes de las reformas exitosas en países, culturas y organizaciones políticas muy distintas. Uno de los atributos más importantes de los sistemas educativos exitosos es su diversidad. Los sistemas educativos exitosos reconocen que no todos los alumnos se benefician de los mismos métodos de enseñanza ni los motivan las mismas materias.
En los sistemas educativos exitosos las autoridades centrales proveen pautas y orientaciones, pero cada institución con sus equipos docentes, elabora sus planes curriculares adaptándolos a su tipo de alumnado. Esos sistemas ofrecen múltiples trayectorias educativas alternativas, contenidos curriculares flexibles y métodos de enseñanza adaptados a diferentes alumnos. El objetivo es que cada alumno pueda encontrar un camino posible para culminar el ciclo educativo.
Nuestro sistema, por el contrario, asume que todos los alumnos necesitan las mismas materias y el mismo tipo de docente. Obliga a todos los liceos a dictar los mismos planes de estudios, con los mismos regímenes de evaluación y en general con métodos similares de enseñanza. Ni siquiera los liceos privados pueden innovar ya que el régimen de habilitación exige la uniformidad de la mayor parte de los contenidos. Las plataformas adaptativas del Plan Ceibal proveen oportunidades de personalización de la enseñanza pero deberían incorporarse orgánicamente a la práctica docente (es interesante notar que un uruguayo, el Dr. Luis Osin, fue uno de los pioneros a nivel mundial en la enseñanza personalizada por computadora hace más de 50 años).
Debido a la uniformidad compulsiva de nuestro sistema aquellos alumnos con habilidades o intereses particulares que no pueden cultivar, por ejemplo matemática, música o literatura, quizás se desmotiven y se desvinculen (como se desvincula la mayor parte de los alumnos del ciclo superior de secundaria). Los alumnos con mayores dificultades de aprendizaje no reciben el apoyo institucional sistemático que necesitan para compensar esas desventajas. Solo el 10% de los alumnos de entornos más carenciados culmina el bachillerato. El foco de los sistemas educativos exitosos es siempre lograr una educación universal de alta calidad. Un sistema educativo exitoso no sacrifica la calidad del aprendizaje en busca de la equidad ni viceversa. No busca crear islas de excelencia en un mar de resultados mediocres ni acepta resultados equitativos pero insuficientes para todos.
Como en otras disciplinas, la investigación educativa nos brinda bases científicas para mejorar la educación. Ese conocimiento ha permitido a otros países que empezaron muy por detrás nuestro, brindar a sus ciudadanos oportunidades de progreso personal muy por encima de nosotros. Las conclusiones de estas investigaciones señalan que para mejorar nuestro sistema educativo es necesario realizar cambios importantes a nuestras estructuras educativas tradicionales. Si preferimos preservar a toda costa esas estructuras, tendremos que prescindir de la experiencia internacional, creer en una muy improbable excepcionalidad uruguaya y arriesgarnos a hipotecar nuestro futuro como sociedad competitiva en el siglo XXI.