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La nación traicionada

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Ricardo Reilly Salaverri
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Continuaremos citando las razones que han llevado al Fren- te Amplio a regalar nuestra soberanía nacional cumpliendo mandatos ajenos.

Uno de los cerebros con influencia intelectual contemporánea directa en las decisiones de los grupos de poder ubicados en la cúspide citados en anterior columna, especialmente los vinculados al entorno del clan Rockefeller es, junto a Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski. Doctorado en Ciencias Políticas, en Harvard, fue profesor de las universidades de Columbia y la propia Harvard. También Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, y actualmente integra el Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, foro universalmente gravitante en pensamiento político.

Hace más de 20 años escribió un libro (¿profético?): "La era tecnotrónica". Rescatamos un párrafo: "Otra amenaza, … básica, se cierne sobre la democracia liberal. Ligada… con el impacto de la tecnología, está relacionada con la aparición gradual de una sociedad más controlada y dirigida. Dicha sociedad sería dominada por una elite que justificaría su pretensión de ejercer el poder político fundándose sobre la presunta superioridad de sus conocimientos científicos. Para lograr sus fines políticos, esta elite, ajena a las restricciones que imponen los valores liberales tradicionales, no vacilaría en influir sobre la conducta pública ni en ejercer una estrecha vigilancia y control sobre la sociedad, mediante el uso de las técnicas más modernas". La expresión "tecnotrónica" mencionada alude a un tiempo de la humanidad en el que se combinan las tecnologías en general con el avasallante desarrollo de la electrónica. Y, comprende a la automatización de los procesos, la cibernética y la obsolescencia de las especialidades técnicas que habían dominado la or- ganización socioproductiva mundial hasta este momento.

El mundo, para el autor citado ha dejado de ser un ruedo de naciones "relativamente autónomas, soberanas y homogéneas… y se transforma en un espacio ampliamente integrado por vínculos supranacionales de todo tipo, cuya característica fundamental es ser la era del proceso político global".

Explicación más clara de lo que vivimos, imposible.

La concentración del capital de las grandes empresas se da en banca y finanzas, petróleo y energía, laboratorios y salud, educación y universidades; y en derivados relevantes como la industria de armamentos. Sus dueños principales son normalmente clanes familiares y se mueven en un régimen de oligopolios con estrechos lazos entre sí.

Las renuncias a la soberanía nacional en materia de plaza financiera, secreto bancario, supresión de sociedades anónimas, liberación de la información sobre no residentes y otros, así como la obligación del uso extendido del plástico, la supresión obligatoria del dinero en efectivo, y el ataque a las libertades individuales que surge merced a la ley de "inclusión financiera", van en la línea que llega del orden internacional que hemos citado. Adelantando lo que será tema de una próxima columna, ha de su-brayarse que considerando el producto bruto interno de los países y la facturación anual de las principales corporaciones internacionales, luego de los diez países más grandes como Estados Unidos, Alemania, China, Inglaterra, Francia y otros, les siguen en volumen económico, en dicho ranking, una veintena de empresas multinacionales, lo que da cuenta de su poder.

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