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Jorge Larrañaga

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Gustavo Penadés

El sábado 27 sesionó la Convención del Partido Nacional, con masiva presencia de sus miembros y entusiasta concurrencia. Se trataron dos temas significativos: la renuncia del Dr. Jorge Larrañaga a la Presidencia del Honorable y el análisis de la presentación del Partido en las próximas elecciones.

Al igual que lo hizo la Convención, consideramos oportuno expresar nuestro reconocimiento a la labor cumplida por el Dr. Larrañaga al frente del Directorio.

Su actuación, al igual que la del Dr. Lacalle en su momento, estuvo signada por el convencimiento de la importancia fundamental de la unidad partidaria y de que existen políticas que van más allá de la integración coyuntural de los órganos de conducción; así, la elección de jóvenes, el papel asignado a la Secretaría de Asuntos Sociales, a la Comisión de la Mujer, entre otros elementos a destacar.

Por su parte, los tiempos electorales se van acercando y el Partido Nacional se está preparando para ofrecer a la ciudadanía un proyecto alternativo al del actual gobierno, con ideas y elenco para conducir el destino del Uruguay.

La división del país en bloques irreconciliables: gobierno-oposición, conservadores- progresistas, patrones-trabajadores, llegando al extremo de polarizar entre buenos y malos orientales, es una lógica tan perversa como insostenible. Por eso, debe hacerse un llamado a todas las fuerzas políticas, a la sociedad civil organizada, a las universidades, a los uruguayos todos, para construir un futuro que disipe un horizonte gris, y el Sol ilumine la aurora transformada en bandera nacional.

Estamos convencidos que nuestro Partido tiene la autoridad moral y política para hacer este llamado. Ni más ni menos que otros, que confluyen lícitamente en la lucha electoral, con el único fin de la felicidad individual y colectiva de los uruguayos. Pero hoy, podemos ofrecerle a los ciudadanos -una vez más- mucho de lo bueno que el Partido Nacional le ha dado a lo largo de su historia.

Porque somos una institución política consolidada a lo largo del tiempo. Hemos enfrentado distintos escenarios en la historia y nos hemos engarzado de tal modo en ella, que se puede afirmar que el pueblo blanco, la colectividad nacionalista, es mucho mejor y perdurable que sus hombres, aunque hayan sido sus más grandes conductores.

Hoy, a los auténticos líderes del Partido Nacional, la ciudadanía nacional toda los ve como la alternativa que el Uruguay requiere para volver al reencuentro de los orientales, en la construcción de un país en que impere la libertad, el derecho, la tolerancia, la justicia social, la seguridad y la fraternidad. Un país en el que nunca más los fines justifiquen a los medios que se empleen para lograrlos, por más loables que puedan parecer.

Para ello, concurriremos a las internas de junio próximo con una oferta en la que se valora fraternalmente a sus precandidatos, compitiendo por la excelencia, para designar al hombre que encabece una propuesta alternativa a la del Frente Amplio. Y los otros lo acompañarán hermanados, esforzados y convencidos de que su triunfo será el de la colectividad política toda.

Este es el desafío del presente, y por el que nos juzgará la historia. Porque de él depende la felicidad de los orientales y el futuro de la Patria.

Sabremos cumplir.

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