Washington se ha convertido en la corte de Nerón, con un emperador incendiario, cortesanos sumisos y un bufón drogado con ketamina”, dijo Claude Malhuret ante el primer ministro Francois Beyrou y el pleno del Parlamento francés. El líder de Les Indepéndants calificó la administración Trump de “drama para el mundo libre y en especial para Estados Unidos”. Desde que presidía Médicos Sin Fronteras, Malhuret expresó de manera frontal lo que siente. Ese médico que fue alcalde de Vichy y funcionario de Jacques Chirac, siente que Occidente está en manos de dos desequilibrados, Donald Trump, el “emperador incendiario”, y Elon Musk, el presunto “bufón drogado con ketamina”.

Malhuret agregó algo que debería retumbar en todo Estados Unidos: “nunca en la historia un presidente norteamericano había capitulado ante el enemigo”.

Días después apareció Emmanuel Macron describiendo la Tercera Guerra Mundial. Tras la emboscada que tendieron Trump y Musk a Volodimir Zelenski en el Despacho Oval, hay poco margen para lecturas optimistas sobre lo que ocurre. Por eso el presidente galo llamó a Europa a prepararse para una guerra directa con Rusia. Una guerra que percibe inevitable y sería nuclear.

También fueron sombrías las palabras de Justin Trudeau al despedirse del cargo explicando como Trump destruye, de manera inconcebible, la histórica hermandad entre Estados Unidos y Canadá.

El propio Trump agregó un puñado de frases inquietantes. Al hablar ante el Congreso, anunció que Estados Unidos se adueñará de Groenlandia. No fue una de las tantas frases que dispara por incontinencia verbal y parece confirmar la decisión de abandonar la OTAN: “Necesitamos a Groenlandia para nuestra seguridad.. y vamos a lograrlo de un modo u otro”. Para la seguridad de Estados Unidos no es necesario anexar Groenlandia porque su pertenencia a Dinamarca la hace territorio de la OTAN. De hecho, hay una base militar norteamericana en el distrito groenlandés de Qaanaaq.

Más allá de la injerencia en los asuntos de Dinamarca, las palabras más explosivas del discurso fueron las que completaron el anuncio de que Groenlandia será de Estados Unidos “de un modo u otro”.

En esas cinco palabras está la amenaza al reino danés: si no acepta venderlo a Washington ni los 56 mil habitantes groenlandeses mayoritariamente de la etnia inuit, los mal llamados esquimales, deciden en referéndum separarse del país europeo para integrarse a Estados Unidos, el “u otro” incluye la invasión norteamericana. Si eso ocurriera, al ser Dinamarca miembro UE habría guerra entre Europa y Estados Unidos. Más absurdo aún: si Trump saca su país de la OTAN, la invasión de Groenlandia activaría el artículo 5 del Pacto Atlántico y Estados Unidos entraría en guerra con su propia creación.

Así de grande y oscuro es el “drama para el mundo libre” que describió Claude Malhuret al hablar de “la corte de Nerón” y el “bufón drogado con ketamina”.

En esa corte neroniana también hubo palabras explosivas. Tal vez sintiéndose ninguneados por el mega-millonario que entra al Despacho Oval con gorra de visera y con su hijito de tres años, respondiendo ante la prensa, junto al escritorio del presidente, con el chiquito sobre los hombros, varios secretarios cuestionaron sus drásticos recortes diciendo que los hace a ciegas, torpemente, cerrando agencias que son necesarias y despidiendo profesionales valiosos.

Elon Musk ostenta insensibilidad social y resulta visible que su ajuste no es inteligente ni quirúrgico. Ya no se lo dicen sólo los demócratas, las estrellas de Hollywood, la prensa y la intelectualidad liberal. Se lo dicen también, de frente y adelante del presidente, los miembros del gobierno conservador que él integra.

El propio Trump le pidió a Musk que use “un bisturí en lugar de un hacha”. Pedido que debería tener muy en cuenta Javier Milei, porque todos entendieron que el hacha mencionada por Trump es, en realidad, la motosierra que usa el presidente argentino para simbolizar su fanatismo por la demolición del Estado.