Publicidad

¿Y las auditorías?

Compartir esta noticia
SEGUIR
felipe algorta brit
Introduzca el texto aquí

En toda campaña electoral resuenan promesas que luego la ciudadanía adopta como símbolos para monitorear una gestión. 

Las auditorías tan anunciadas en campaña, tanto por el presidente Lacalle Pou como por otros candidatos de la oposición, sin duda fueron de los temas que más aplausos generaban en los discursos a lo largo y ancho del país.

También lo fueron cuando el gobierno del Frente Amplio asumió en el 2005, con la recordada frase de Tabaré Vázquez, “podremos meter la pata pero no la mano en la lata”.

Hay algo de cierto en que el triunfalismo de las elecciones lo convierte al ganador también en referente del terreno moral y hace parecer que todo lo bueno y transparente está por venir, en contraposición a lo turbio y corrupto que se va.

Pero la mejor realidad son los hechos. Aquel 2005 quedó en el olvido porque no solo metieron la pata, sino que terminaron raspando el fondo de la lata. En cambio este 2020 viene sin triunfalismos, el presidente Lacalle Pou bajó línea desde antes de asumir y fue claro, la auditoría "no es cacería de brujas". Es que sería de una mediocridad imperdonable hacer política con las auditorías como punta de lanza; el país merece otra cosa.

Sin perjuicio de ello, las auditorías deberán existir y dar las respuestas que el pueblo buscó cuando confió el voto pensando en mayor transparencia. Es claro que en lo que se deberá hacer mayor hincapié es en los casos más resonantes como por ejemplo el contrato con UPM, las contrataciones de ASSE, el escándalo de Ancap, el manejo oscuro del Mides, las contrataciones de artistas compañeros en el Estado, el palacio de la Reina Cosse llamado “Antel Arena”, la compra del avión presidencial, entre otros.

El gobierno, representado por cada ministerio deberá encargarse de eso y comunicar. También hay informes de organismos institucionales como la Auditoría Interna de la Nación o del Tribunal de Cuentas, que preocupan y mucho en referencia a la gestión que terminó y son insumo para mejorar la gestión entrante.

¿Con esto es suficiente? ¿Son la pandemia, la situación económica o la Ley de Urgente Consideración (LUC) elementos que van dejando atrás las necesarias auditorias? Debo decir que no, y por el contrario, mirando hacia delante hay para mí un hecho claro que marca la diferencia y son los capítulos IV (Economía y Empresas Públicas) y V (Eficiencia del Estado) de la LUC.

En estos dos capítulos se establecen mecanismos para darle mayor transparencia a la gestión de las Empresas Públicas y el Estado en general. Por ejemplo se crea la Agencia de monitoreo y evaluación de políticas públicas, para hacer las auditorias día a día y con permanente control público y ciudadano. Además se establecen mayores controles parlamentarios a la gestión de las empresas públicas y se incorporan buenas prácticas corporativas que la OPP evaluará y comunicará su cumplimiento. Se establecen procedimientos y topes aplicables para las compras del Estado y a su vez se crea la Agencia Reguladora de compras del Estado.

El rumbo está marcado, hay que legislar para que el control sea la norma y no la excepción. Las auditorias, el monitoreo y la evaluación en tiempo real son claves para la mejora de la gestión del Estado en toda su extensión. Nuestro país merece que el manejo del dinero del contribuyente sea prestigiado porque redundará en una mejor calidad de vida de los ciudadanos.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

premium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad