El regresismo

El gobierno es regresista. Desde el 1º de marzo el camino ha sido retroceder. El avance en el periodo de Coalición fue ir hacia adelante resolviendo, aún en las incertidumbres generadas por las crisis que nos tocó enfrentar. Esa cantinela de que la izquierda es progresista, es una falacia.

Cinco ejemplos de retroceso, que podrían ser más. Retroceso (1): dejar sin efecto el proyecto Neptuno. No lo hicieron por razones técnicas, lo hacen por ideología. Como si garantizar el suministro de agua potable en una eventual crisis hídrica como la de hace dos años fuera un tema de manual de socialismo ilustrado. Sacar agua de un cauce que se seca en situaciones extremas (el Santa Lucía) no es el camino lógico. Pero el FA dice que sí. Me hace recordar a Maurice Duverger y la anécdota de su obra “Los naranjos del lago Balatón”. El régimen estalinista de Hungría, en plena existencia de la cortina de hierro, decide plantar naranjos a las orillas del lago mencionado. Llevaron a un agrónomo para que se encargara. El profesional les dice que el clima gélido de su invierno y su tierra no van a permitir que los naranjos se desarrollen. A pesar del asesoramiento, el régimen comunista ordena que se planten. Resultado: al poco tiempo los naranjos se marchitan y mueren. Entonces, el régimen manda fusilar al agrónomo por contra revolucionario, porque el comunismo no se equivoca. El Santa Lucía podría ser nuestro Lago Balatón.

Retroceso (2): los sindicatos vuelven a ser los mandamases de la educación. Luego de haber devuelto en la LUC el gobierno de la enseñanza a la representación popular, el FA se los da a las poderosas corporaciones. En el centro de la cuestión está cuál es objetivo del proceso educativo: o los gurises y sus familias, o los sindicatos. O la educación es un elemento de crecimiento, equidad y oportunidades, o una cancha para la lucha por el poder. El propio Dr. Tabaré Vázquez sufrió el invento cuando tuvo que declarar la esencialidad y bien que le costó un debate interno y momentos críticos. Los sindicatos se la hicieron a cuadritos, y tuvo que transar y devolverles la autoridad. La pelota nuevamente en la casa del vecino. Las familias rehenes de las corporaciones.

Retroceso (3): se empieza un camino de falta de transparencia en la gestión. La declaratoria de reserva de la información del operativo del clásico anterior, que terminó con un policía mutilado, es ejemplo. Resulta que según el ministro el operativo fue un “éxito”, pero cuando se le pide acceder a la información, fue tan exitoso que mejor es esconderlo. Quince años encajonado para que no se conozca que pasó. La transparencia retrocedió.

Retroceso (4): la seguridad pública. Este tema fue uno de los más importantes en campaña y de los que primero figura hoy. Avanzamos en nuestro periodo. Mejoramos todos los indicadores en forma sustantiva, menos uno que a pesar de una disminución no fue lo suficiente, los homicidios. El camino fue bueno, pero somos inconformistas con nosotros mismos. Mejoramos también algo fundamental: el respaldo político e institucional a la policía. En todo se ha retrocedido. De ministros presentes y haciéndose cargo de los problemas, al actual que empezó su gestión diciendo que la lucha contra el narcotráfico estaba perdida. De gestiones que enfrentaban los desafíos a una que empezó derrotada. De ministros orgullosos de la policía que comandaban, a uno temeroso políticamente de ponerse al frente de los subordinados. De gestiones con rumbo, a una gestión que promete que a mitad del año que viene tendrá un plan, luego de estar meses “dialogando”.

Retroceso (5): la austeridad. Esta semana la vicepresidenta y su genio faraónico fueron muestra evidente de lo que es el retroceso en la materia. La democracia es control, es crítica, y es pluralidad. Todo lo contrario de las gestiones autoritarias que no lo permiten ni lo toleran. Se enojó porque el Partido Nacional no le avaló un gasto millonario para una fiesta propia que, vestida de homenaje al Palacio Legislativo en su centenario, era un gasto desproporcionado. La austeridad republicana no es de su gusto. La Ing. Carolina Cosse es gastadora compulsiva de la plata pública. Multiplicó el gasto por tres del Antel Arena, fundió la intendencia de Montevideo, todo lo que administra lo funde. Ahí anda Bergara viendo de dónde saca plata para tapar el agujero que dejó.

En estos meses estos son solo algunos ejemplos de retroceso, de desandar el camino. Podríamos citar otros como la política internacional, o recientemente la reducción de beneficios al litoral en la compra de nafta para aliviar la brecha de precios y mitigar el golpe duro a sus economías locales producto de la diferencia cambiaria.

Intentarán varios más. La falta de rumbo es notoria, y cuando pasa eso el camino no es ser mejores, sino abrazarse del pasado. No porque haya sido mejor, sino porque no están preparados para gobernar el presente.

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