Juan Pablo II fue recordado como el “Papa viajero” por sus 129 países en 104 viajes. Sus viajes recorrieron todos los continentes y se ganaron esta apodo debido a su compromiso de evangelizar y conectar con la gente de todo el mundo, haciendo que la figura del Papa fuera más accesible a las personas de naciones remotas.
La alusión y analogía con nuestro “Presidente Viajero” (salvando las distancias) ya se vuelven de recibo. A fin de noviembre es probable que el 1° mandatario uruguayo tenga casi la misma cantidad de viajes al exterior que Consejos de Ministros completos.
Nos habíamos acostumbrado a un Presidente “de cercanías” como lo fue Luis Lacalle Pou. Alguien que también viajó al exterior pero con distinta frecuencia. Por ejemplo: recordamos el viaje de Lacalle y comitiva a Japón en 2023 y a China en 2024. Mercados importantes sin dudas y eso fue oportunamente valorado aunque no siempre bien monitoreados los logros reales que tuvieron dichos viajes. Pero si algo nos lego el anterior presidente fue su capacidad para recorrer los mas recónditos lugares del Interior del país con contacto con sus fuerzas vivas. Eso genera siempre apoyatura intelectual y moral a la hora de empatizar con el país y su gente.
El actual Presidente no ha parado de realizar viajes al exterior desde que asumió y recién regresado de Italia y Vaticano ya se anuncian 2 viajes más para el mes de noviembre. De hecho participará como Invitado en la Cumbre del G20 en Sudáfrica y a la cumbre de Celac en Colombia con la Comunidad Económica Europea. Y aun queda una reunión en Brasilia del Mercosur donde probablemente también participe. Pero antes ya estuvo en Panamá, Honduras, Nueva York, Chile, Brasil y Argentina. El tiempo dirá cuan eficaz ha sido su labor empujando a través de sus viajes dicho empeño por liderar esa imagen país.
Desde nuestra ajenidad conceptual tal vez -por prejuicio- lo veíamos a Ud. con más vocación de “cercanías” hacia el vecino o productor rural nuestro y no tan volcado a la “diplomacia de cocktail” (como la definiera hace un tiempo un ex canciller desertor).
Y ni siquiera ingreso a cotejar los gastos ofíciales de su comitiva con experiencias del pasado. Dado que ha trascendido que en algún viaje anterior ciertos asesores hicieron uso de pasajes costosos en business y con altos viáticos. Todo eso pesa y duele al erario público en la medida que dichos viajes -a la larga- no redunden en beneficios para el país.
Sería muy grande nuestra desazón si pasado este periodo nos diéramos cuenta que ir a conocer al Papa León (en medio de la aprobación de la eutanasia) y tener un breve contacto con el presidente Matarella (figura decorativa) fue solo un vulgar “gastadero” de dineros públicos. O tal vez para desaparecer una semana de los micrófonos y cámaras a cambio de un prolijo trabajo de su marketing personal por parte de su oficina de Prensa. Quiero creer que en semanas o meses tendremos anuncios importantes de como y cuanto avanzamos en nuestro comercio con dichas naciones amigos.
Aunque mas no sea que el Canciller Lubetkin nos confirme acerca de alguna exportación uruguaya de velas y candelabros al Vaticano. Algo ya avanzamos al respecto.
Bastante “humo” ya nos han vendido en estos días de gira.