Publicidad

Unidos por el espanto

Compartir esta noticia
SEGUIR
CLAUDIO FANTINI
Introduzca el texto aquí

No es la primera vez que se mezclan el agua y el aceite en la política israelí. 

En 1984, Shimon Péres y Yitzhak Shamir lograron un gobierno de Gran Coalición entre el Partido Laborista y el Likud, a pesar de la resistencia de Ariel Sharon y de los obstáculos que pusieron partidos ultra-religiosos como Shas, de los ultra-ortodoxos sefaradíes.

Tanto Peres como Shamir cumplieron los compromisos asumidos y el gobierno de rotación en el cargo de primer ministro (dos años cada uno) funcionó.

Ese mismo mecanismo no funcionó con Benjamín Netanyahu. El general Beny Gantz, cuya coalición Azul y Blanco se formó con el objetivo de sacar a “Bibi” del poder, cometió la negligente ingenuidad de confiar en el compromiso que asumió el líder del Likud de entregarle el cargo de primer ministro en la segunda mitad del periodo gubernamental; compromiso que no cumplió.

Por eso, a esta altura, la cuestión parece ya no ser sacar a Netanyahu del poder, sino extirparlo. Con ese fin se formó la coalición que convirtió en primer ministro a Naftali Bennett.

Lo único en común entre quienes crearon el nuevo gobierno de Israel, es el deseo de dar vuelta la página. El único pegamento que intentará mantener unidas a partes tan disímiles, es el rechazo al líder que se adueñó de la política durante doce años y terminó convirtiéndola en un bunker para resguardarse de los jueces que lo investigan por corrupción.

Sacar a Netanyahu del cargo de primer ministro no es un logro menor. Tampoco lo es haber unido partidos que van desde el ultranacionalista Yamina hasta Ra’am, un partido de la comunidad árabe-israelí, pasando por agrupaciones de centroizquierda como el Partido Laborista y el Meretz. No obstante, el mayor logro será hacer que semejante mezcla de fuerzas antagónicas pueda funcionar como un gobierno estable y capaz de relanzar el crecimiento económico que detuvo la pandemia.

Es difícil imaginar que lo consiga, pero vale la pena el intento de alejar del poder a Netanyahu y enviar un tiempo al llano al Likud, para qué se recupere de esta prolongada etapa de liderazgo personalista que terminó siendo sofocante para una inmensa porción de la población. Esa mayoría que sólo coincide en desear fervientemente la caída de Netanyahu.

Tan hegemónico fue el dominio político que tuvo, que su vozarrón terminó aturdiendo a la mayoría de los israelíes.

A la nueva coalición de gobierno “no la une el amor sino el espanto”, al punto de que para sacar a Netanyahu aceptaron premiar a un dirigente que debió desistir de ocupar el cargo de primer ministro durante dos años, pero hizo lo contrario: el ultranacionalista Bennett.

Su partido, Yamina, tiene apenas siete escaños. Varios de los flamantes socios sacaron más votos que él en la última elección. Pero Bennett no dio el brazo a torcer y exigió, para apoyar el acuerdo, ser el jefe de gobierno en la primera mitad de la legislatura en curso.

El artífice de la caída de Netanyahu es Yahir Lapid, del partido Yesh Atid (Hay Futuro). Fue ese dirigente centrista quien obtuvo el mejor resultado entre los opositores en la última elección. Lapid debió ser el primer ministro. Él es quien tiene los votos y el respaldo de las otras fuerzas. Pero aceptó esperar dos años para ocupar el cargo que ganó en las urnas, porque Bennett exigió gobernar en el primer turno a cambio de no dinamitar la coalición anti-Netanyahu.

Aún siendo partícipe del histórico acuerdo que incluye en el gobierno un partido árabe que además es islamista, el nuevo primer ministro mereció muchos de los insultos de grueso calibre que le lanzaron desde las bancas de varios antiguos camaradas ultraderechistas y ultra-religiosos.

Ya que firmaba un acuerdo con la vereda política opuesta a la que siempre ocupó el partido Yamina, Bennett podría no haber reclamado una porción de poder que no es acorde al peso de su partido en la Knesset. Pero la reclamó.

A la cuota de grandeza la aportó Yahir Lapid. Y Netanyahu cayó.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

Claudio Fantinipremium

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad