Ama y haz lo que quieras

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La elección del papa León XIV, y su llamado a la paz será algo que quedará en la memoria de todos los católicos que pudimos ver la ceremonia en directo por la televisión.

“Esta es la paz de Cristo Resucitado, una paz desarmante, humilde y perseverante”, dijo un emocionado Robert Francis Prevost, el cardenal nacido en los Estados Unidos, gran conocedor de la realidad de América Latina por haber vivido 18 años en Perú y que más pronto de lo que todos especulaban fue electo para suceder a Francisco.

La rapidez con que el Colegio Cardenalicio, eligió al nuevo Papa fue una señal que Roma quiso dar al mundo. Una señal de unidad y que neutralizó las versiones de enfrentamientos y divisiones entre los purpurados que circularon desde la muerte de Francisco.

El nombre que Prevost eligió es en sí mismo un mensaje: León, su antecesor con la misma denominación fue León XIII (1878-1903) el pontífice que acercó a la Iglesia las nuevas realidades del mundo moderno.

Al ver a León XIV saludar el jueves a la multitud que se había convocado en el Vaticano, caí en la cuenta que era el sexto Papa que, a lo largo de mi vida, veía asomarse por el balcón central de la Basílica de San Pedro.

El primero fue Juan Pablo I (1978), el papa breve que murió 33 días después de asumir; luego fue la hora de Juan Pablo II (1978-2005), el carismático polaco que visitó dos veces Uruguay. El papa peregrino que sacó a la Iglesia de los muros del Vaticano y la acercó a los católicos de los cinco continentes. El hombre que jugó un papel silencioso y clave en la caída del mundo comunista. Le sucedió Benedicto XVI (2005-2013), el alemán que no caló en el corazón de los feligreses, tal vez porque carecía del don de la comunicación y la simpatía de su antecesor, y que dimitió al sentirse incapaz de afrontar la ola de denuncias sobre abusos sexuales y casos de pedofilia que involucraron a lo largo de décadas a sacerdotes y obispos. Le sucedió Francisco (2013-2025) que tantas expectativas originó al asumir y tanta polémica luego.

Hoy es la hora de León XIV, un agustino de 69 años, políglota y que en los últimos años estuvo en Roma y muy cerca de Francisco. Todo indica que es el hombre indicado en el momento justo. ¿Un contrapeso al presidente Donald Trump y sus políticas xenófobas contra la inmigración hispana? ¿Un negociador con credenciales ante el zar Putin? ¿Un hombre que sabrá conciliar las tradiciones de Roma con la realidad de un mundo en cambios permanentes y vertiginosos?

León XIV proviene de la orden fundada por San Agustín (396- 430), uno de los más reconocidos teólogos de la Iglesia del primer milenio. Él mismo Papa recordó su origen religioso en su discurso del pasado jueves. Conocer lo que muchos consideran la brújula de esta orden, escrita por el propio San Agustín, tal vez nos permita vislumbrar el espíritu que guiará al Santo Padre.

Ama y haz lo que quieras / Porque si callas, callarás con amor / Porque si gritas, gritarás con amor / Porque si corriges, corregirás con amor / Si perdonas, perdonarás con amor / Si tienes el amor arraigado en ti, ninguna otra cosa sino amor serán tus frutos.

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