Así como uno no se lava las manos con guantes, “no cuenta” si se hiciera así, las relaciones deben ser sin protección, según justificaban los Tussiwarriors al hablar sobre su última canción, “A pelo”. Algunos, interpretando su humor, escribían que venían a “solucionar la baja natalidad en Uruguay”. Pensar que esta canción a algunos puede alarmar y a otros gustar o llevarlos a bailar, no nos debería de sorprender. Incluso, por repetición y naturalización, algunos del primer grupo pueden terminar cambiando de bando y terminen gustando de la obra. La cuestión está en si estamos preparados para interpretar estas letras.
La banda hincha de Defensor Sporting, que sueña con “copar” el Estadio Luis Franzini, tiene 223.908 seguidores en Instagram y 312.044 oyentes mensuales en Spotify (supieron tener 900.000 un par de meses atrás). Si el estadio cuenta con una capacidad de 18.000 personas, con menos del 6% de aquellos que los escuchan por mes podrían llenarlo.
Entre las frases que se podrían escuchar en ese concierto podrían encontrarse referencias sobre prácticas sexuales sin consentimiento (A pelo), manejar habiendo tomado alcohol o estando drogado (Fumo y manejo) y el caso del actual presidente Yamandú Orsi y la mujer trans Paula Díaz (Todo Maldito).
En marzo, los tres integrantes de los Tussiwarriros fueron entrevistados por El País. Al ser consultados por el “código” a entender sobre sus letras que “se basan en el absurdo, el humor y las frases border”, sus respuestas fueron que se va “entrando de a poco al Tussiverso”, que se deben escuchar las “referencias”, precisando a veces de Google y “cultura general”, y que “lo importante es dejarse llevar. Uno no tiene que ir a escuchar el tema diciendo: ‘voy a escuchar música buena o algo medio melódico’. No, uno tiene que que dejarse llevar y no pensar mucho en lo que están diciendo los Tussi, sino que disfrutar. Claramente, es todo para divertirse”.
“Es lo mismo que le pasa a alguien cuando viene a nuestro shows. Capaz la gente, en su día normal, no está de acuerdo con todas las cosas que decimos ni vive lo que nosotros cantamos, pero cuando entra al show se convierte y se vuelve parte del Tussiverso”, dice en otra parte de la entrevista.
Entendiendo que es un humor buscado, que tiene la intención de llegar al absurdo, se puede resaltar que tiene un sentido lo que cantan, pueda gustar o no. El gran problema es cuando no tiene ese “pienso” detrás. Siempre existe la posibilidad de que se le vaya de las manos, pero hoy pareciera que ni siquiera tiene un cometido lo que hacen…fuera del comercial.
Algunos artistas de la actualidad terminan haciendo un Frankestein musical, las canciones toman retazos de otros “éxitos” (propios o ajenos) y las anexan a malas rimas y mucho autotune. Si bien se podría pensar que mantienen un mismo campo semántico, no pareciera estar pensado en ese sentido.
Tampoco se podría pensar que se busca cierta “simpleza” en las letras para que más personas puedan entender hacia dónde se va, sino que esta pareciera residir en la falta de herramientas del autor. No solo porque los blancos a llenar en la letra son pocos, se exacerba lo explícito, o se cae continuamente en lugares comunes, sino porque hasta riman con la misma palabra y mismo sentido o porque la rima está mal hecha.
Si pensáramos en términos de Umberto Eco, podríamos decir que algunas letras ni siquiera alcanzan el concepto de “kitsch”, el cual no solo trasciende del “mal gusto” sino que se debe entender como la imitación de lo artístico, algo así como la fabricación en serie de aquello que sí tiene un “aura”, que sí es una obra de arte.
Un ejemplo de esto, que no tiene un fin humorístico, no busca reproducir arte, tampoco intenta imitarlo, que se podría catalogar directamente como mal gusto, es Anuel AA. Una canción que canta junto a Tokischa y Ñengo Flow, “Delincuente”, anterior a la de los Tussi, también hace referencia al sexo sin protección, pero su sentido no es el de la irreverencia o el absurdo, tampoco se podría interpretar otra cosa fuera de la cosificación y la necesidad de sentirse un “prohombre”. El repertorio del puertorriqueño, en general, no varía mucho de esto.
Algunos años atrás, la canción más “zarpada” era “Noche de sexo”, de Wisin y Yandel. En contraste con la anterior mencionada, ellos realmente eran ese “chico de las poesías”, ese “fiel admirador”. De ser reggaetoneros que estaban haciendo una letra que “se pasaba” por decir “sexo”, pasaron a ser “Benedettis”.
Incluso, en la comparación con otros, como Anuel AA, se podría decir que los Tussiwarriors sí tienen un “aura” porque tienen un sentido, buscan ese humor absurdo, irreverente, como El Bananero (que varios crecimos con sus videos), que pueden no gustar o ser muy cuestionables por lo que cantan, pero tienen una intención, el tema está en entenderlo como tal. Sin embargo, Anuel AA tiene casi 35 millones de oyentes mensuales y la canción “Delincuente” tiene 247 millones de reproducciones en Spotify.
Se puede decir que hay letras de los Tussi que atrasan, porque fomentan las relaciones “a pelo”, cuando uno de los avances que se ha tenido es el uso de los preservativos o que se normalice el manejar habiéndose drogado o tomado alcohol. El problema es si estamos atentos a interpretar su música en el sentido del absurdo o cuánto se incorpora y normaliza por la reiteración de sus reproducciones.
Cada vez más se hacen canciones explícitas sobre armas, drogas, infidelidad, “respetar rangos” (sin saber a quiénes le ganaron), los enemigos imaginarios que tienen y “los quieren bajar” y un montón de poses sexuales explícitas. Pero, todo esto, lo único de lo que trata es de ganarle al otro, de intentar satisfacer inseguridades personales.
Corriendo el riesgo de verme como un “viejo choto”, según podría caracterizar alguien más joven a aquellos que critican la música actual (práctica repetida en la historia por la generación anterior a la que es cuestionada), y sabiendo que alguna de estas canciones las he escuchado voluntariamente más de una vez, parece que precisamos de lo explícito, de obras más simples, que no busquen despertar la imaginación de quien escucha sino que todos caigamos en el mismo lugar, que sea algo para poner “de fondo” y romper el silencio que nos acompaña o que solo tenga la intención de “mover el culo”...porque si le prestamos atención a lo que escuchamos, estamos en el horno.
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