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Un misterio de Fray Bentos: ¿Por qué se vendió el Liebig tan repentinamente?

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Frigorífico Liebig

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En 1921, el Grupo Vestey instala un frigorífico y en 1924 compra el establecimiento Liebig.

Frigorífico Liebig

Desde hace un par de años, venimos escribiendo notas sobre la fantástica historia del Establecimiento Liebig de Fray Bentos en base a entrevistas que hicimos a la Dra. Lucia Lewowicz y el pasado 2 de julio publicamos la segunda nota sobre parte del contenido del libro escrito por ella donde insertó toda la información que recabó tras una minuciosa y prolongada investigación por toda Europa sobre esta empresa transnacional instalada en 1863 en Fray Bentos. El libro es apasionante pero hoy rescatamos del mismo un capítulo que para nosotros está cargado de misterios y como dice la Dra. Lewowicz, para saber la verdad habrá que seguir investigando. ¿Por qué esta gigantesca empresa con productos cárnicos consumidos y reconocidos por todo el mundo, en plena prosperidad, con fabulosos ingresos, de la noche a la mañana vendió todo a una empresa inglesa?

En 1903, ascendió a la presidencia de la República Oriental del Uruguay, José Batlle y Ordoñez, una de las figuras centrales en la historia de nuestro país, pero muy poco simpático con el coloso extranjero de la industria cárnica. En la década de los años 20, la Lemco (Liebigs Extract of Meat Company) decide vender su empresa por razones políticas locales e internacionales, económicas, financieras e ideológicas. ¿Cómo fue posible que en medio del boom de ventas mundiales de sus productos, la Lemco resolviera vender su fábrica de Fray Bentos, cuando sus réditos eran gigantescos? En 1921 se concede el permiso a los hermanos británicos Vestey Group Ltd. para construir en las instalaciones de la Lemco un frigorífico que aún hoy muestra su vieja estructura. Este queda terminado y pasa a funcionar en 1924, momento en que la Lemco se vende efectivamente.

¿Por qué la venta? ¿Por qué la Lemco no opta por instalar su propio frigorífico? Algunas respuestas pueden intuirse, pero para responder fehaciente y científicamente estas preguntas —escribe la Dra. Lucía Lewowicz— será necesario mucho más tiempo de investigación. Existe sin embargo, un hecho objetivo y muy significativo. Ninguna fábrica de la Lemco tuvo jamás un frigorífico ni en Colón (Entre Ríos) que con el tiempo sustituyó a Fray Bentos, ni en Gualeguaychú, ni en Santa Elena (Entre Ríos) y ni siquiera en Paraguay. Tampoco se construyeron frigoríficos en los establecimientos del oeste de África, ni en Amberes, ni en la Lemco Benelux (Bélgica-Luxemburgo).

El lema de esta transnacional era que sus productos debían tener valor agregado y para ello se requería de innovaciones, desarrollos tecnológicos e investigación científica. El frigorífico no agrega innovación, a menos que se quiera considerar una innovación abstracta al enfriamiento y la congelación de las carnes frescas que se producían en la cuenca cárnica del Río de la Plata y más allá. Como se sabe, el nacimiento de la industria frigorífica se sitúa en 1876, bastante después de la existencia de la Giebert et Compagnie y de la fundación de la propia Lemco. La Dra. Lewowicz se maneja con varias hipótesis pero antes hay que ir a los archivos comerciales de Europa, museos, bibliotecas. Registro de Patentes, Registro de Propiedades, Cancillerías, cámaras de Comercio y desde nuestro punto de vista, a su vez preguntamos qué se hizo de aquellos dos barcos propiedad de Giebert.

Aclaración.

Como dice el libro, si Lemco se vendió al Grupo ingles Vestey, queremos agregar que este grupo ya tenía enormes extensiones de tierra en Uruguay y en Argentina, disponía de frigoríficos en muchos lugares del mundo, y también era propietaria de la famosa empresa naviera británica Blue Star Line, cuyos barcos eran bien conocidos en el Río de la Plata. Era una enorme flota de barcos de pasaje y carga, con capacidad frigorífica cuya compañía fue representada por siempre en Uruguay por J. R. Williams, empresa que todos conocemos, por tener en la vidriera de su inmueble con vista a la calle Solís, frente al Banco República, una hermosa y valiosa maquette de uno de los barcos de dicha flota de nombre "Avila Star", artesanía muy llamativa a la vista de unos dos metros que está allí desde hace por lo menos 80 años intocada.

Ahora bien, el Grupo Vestey no era desconocido en Uruguay ya que en nuestro país disponía de tierras y estancias y recordamos que uno de los hermanos Vestey hace muchos años visitó Montevideo y obviamente a sus agentes en el Uruguay J.R.Williams.

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