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Secretario antilavado cuestiona la forma de controlar ese delito en Uruguay

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Dólares estadounidenses. Foto: Archivo El País

POSICIÓN

Para el titular de la Senaclaft, Jorge Chediak este mecanismo de control y su objetivo “está absolutamente cuestionado”.

Durante el año 2020 hubo un 10% menos de reportes de operaciones sospechosas (ROS) -en comparación con el año anterior- de posibles situaciones de lavado de activos, según las cifras de la Unidad de Información y Análisis Financiero (UIAF) del Banco Central (BCU).

La tendencia a la baja de la cantidad de reportes se viene dando en Uruguay desde el año 2018 hasta la actualidad y durante este año 2021 se ha mantenido principalmente en el sector no financiero. La ley antilavado de 2017 fijó las reglas para los controles de este tipo de operaciones y sumó entre los sujetos obligados a presentar dichos reportes -además de los servicios financieros que ya tenían encomendada esa tarea- a múltiples profesionales y sectores de la actividad económica del sector no financiero.

Sobre la efectividad en los controles y el sistema de prevención vigente, debatieron ayer el titular de la Secretaría Nacional para la Lucha contra el Lavado de Activos y el Financiamiento del Terrorismo (Senaclaft), Jorge Chediak; el supervisor de fiscalización de ese organismo, Gustavo Misa y el socio de Brum Costa Abogados, Leonardo Costa, en el marco del Compliance Day que organiza ese estudio.

En relación a la baja de los ROS, Chediak afirmó que a nivel interno hay “dos visiones que coexisten” entre la UIAF y la Senaclaft. En este sentido, explicó que mientras que para el BCU “predomina la idea” de que es negativo que baje la cantidad de reportes de operaciones sospechosas, “nosotros tenemos más interrogantes que certezas”.

De acuerdo con Chediak, por un lado existe una “visión tradicional” que entiende que la tendencia a la baja de los ROS es un indicador negativo “porque parecería tener detrás una baja en la percepción del riesgo de los sujetos” obligados a reportar, “razón por la cual no perciben adecuadamente determinadas operaciones o clientes con perfiles de riesgo” y por ende no avisan a las autoridades.

Y por otro lado, hay otra visión que entiende que si el objetivo del sistema de control es que haya una prevención adecuada que evite un número importante de operaciones de lavado de activos, el hecho de que haya una tendencia descendiente en los ROS “no debería ser un indicador negativo” en sí mismo, explicó Chediak.

Es que para el titular de la Senaclaft, este mecanismo de control y su objetivo “está absolutamente cuestionado”. En este sentido, Chediak se preguntó: “¿Cuál es la teleología del sistema” en términos de prevención? “¿Está en que haya muchos reportes o va en el sentido de que haya poco lavado de activos?”.

La prueba del nueve.

¿Cómo se resuelve entonces esa diferencia en la forma de interpretar la baja en los ROS? En alusión al procedimiento matemático utilizado para verificar de forma sencilla si un cálculo realizado a mano dio un resultado erróneo, desde la Senaclaft implementan la llamada “prueba del nueve” para poder comprobar por qué es que hay menos reportes de operaciones sospechosas.

En este sentido, Chediak explicó que desde la Senaclaft comenzaron a realizar “inspecciones quirúrgicas y puntuales” a partir de una lista que contiene las operaciones y clientes que presentan un perfil de riesgo de lavado más alto (se han centrado en profesionales e inmobiliarias), para poder comprobar si estos sujetos obligados hicieron las debidas diligencias y análisis de riesgos adecuados y en consecuencia, si esas operaciones deberían haber sido reportadas o no.

El secretario de la Senaclaft, Jorge Chediak, argumentó y defendió los cambios realizados a la normativa. Foto: Francisco Flores
El secretario de la Senaclaft, Jorge Chediak. Foto: Francisco Flores

“Estamos acometiendo desde inicios de octubre estas inspecciones puntuales visitando escribanos e inmobiliarias que participaron en estas operaciones y que tuvieron estos clientes con perfiles de alto riesgo”, para “salir de este diferendo en relación a la evaluación y al significado que tiene para la eficacia de los controles en Uruguay esta situación de ROS descendentes en el sector no financiero”, explicó Chediak.

Por su parte, Misa explicó que el “diferendo conceptual” de cuál podría llegar a ser la motivación de la baja de los reportes se dio desde el año pasado, pero afirmó que luego de esta primera evaluación que la Senaclaft está haciendo en profesionales y sector inmobiliario, “vamos a tener por lo menos la certeza de si se está haciendo bien la debida diligencia”.

De acuerdo con Misa ese “es un dato importante para saber si no se está reportando lo que se debe porque no se está haciendo la debida diligencia de forma correcta, o si realmente se hace bien pero no se está reportando porque no hay nada para reportar. Esa es la conclusión a la que queremos llegar con estas inspecciones y con esto de la prueba del nueve”, explicó.

Sobre la efectividad de esta herramienta de control, el supervisor explicó que se está debatiendo a nivel mundial a través del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y también a nivel regional (Gafilat).

De acuerdo con Misa, el reporte de operación sospechosa solo es útil “en la medida en que haya otros elementos que confirmen lo que a priori fue una sospecha” y afirmó que tanto la regulación como la supervisión “es compleja” porque “en definitiva el ROS termina siendo un análisis individual y subjetivo (del sujeto obligado) que quizás en definitiva termina, como pasa en la mayoría de los casos, en nada”, sentenció.

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