Reservas: ¿qué tan preparado está Uruguay para capear un temporal económico y financiero tipo crisis de 2002?

La crisis de 2002 supuso la ocurrencia simultánea de una corrida bancaria, cambiaria y problemas de liquidez para hacer frente a la deuda pública. Las autoridades analizan en forma periódica si las reservas alcanzan para un escenario así.

Mujer abre la bóveda de un banco
Bóveda.
Foto: Francisco Flores

Redacción El País
La crisis económica y financiera que sufrió Uruguay en 2002 aparece lejana, sin embargo, sus lecciones perduran y por eso el país revisa su situación en forma periódica. Aquella vez, más allá de los impactos desde el exterior (descalabro de Argentina, devaluación de Brasil, entre otros) también hubo problemas a nivel interno (tipo de cambio fijo, problemas de regulación y supervisión bancaria, falta de ajuste del gasto público). Actualmente, esos problemas internos aparecen corregidos. Ahora, la crisis de 2002 supuso la ocurrencia simultánea de una corrida bancaria, cambiaria y problemas de liquidez para hacer frente a la deuda pública, ¿qué tan preparado está Uruguay para capear un temporal económico-financiero de ese tipo? ¿Son suficientes las reservas que administra el Banco Central (BCU) para hacer frente a un evento así? Esas preguntas se analizan en distintos comités por parte de las autoridades.

De hecho, el BCU realiza una evaluación de las reservas que administra y su suficiencia para hacer frente a diversos riesgos en forma simultánea. El Central denomina nivel de “reservas de confort” al monto precautorio de dinero (activos externos) que le permitiría cubrir la ocurrencia simultánea de una serie de riesgos. Claramente, en 2002 las reservas estaban muy por debajo de ese nivel.

Para saber cuáles son las “reservas de confort”, un trabajo de los servicios técnicos del Central en 2011 (Umberto Della Mea, Daniel Dominioni, Ana María Ibarra y Gerardo Licandro) identificó ante una situación crítica, con un 99% de probabilidad, el tiempo máximo en el que el BCU no tendría acceso al mercado en moneda nacional y el gobierno no tendría acceso al mercado internacional de deuda.

En el caso del BCU, ese lapso sería de cinco meses sin la posibilidad de emitir Letras de Regulación Monetaria (un título de deuda que utiliza la autoridad monetaria para quitar pesos del mercado) debido a tasas de interés (pedidas por el mercado) demasiado elevadas. A su vez, para el gobierno el lapso sin acceder a los mercados internacionales sería de un máximo de 13 meses.

En los cinco meses que el BCU no tendría acceso a emitir Letras y por tanto debería recurrir a sus reservas, habría presiones sobre la tasa de interés, el tipo de cambio y el nivel de precios.

El BCU debería prever la venta de dólares para atender el pago de las Letras ya emitidas (que vencen en ese período) y el déficit primario en moneda nacional del propio Central.

Bóveda banco.
Bóveda con reservas.
Foto: Pixabay

Por otro lado, en los 13 meses que el gobierno no tendría acceso a emitir deuda en los mercados internacionales, se deben prever los vencimientos de deuda de ese período. A su vez, “en un contexto de crisis” en una simulación que tomó en cuenta lo sucedido en 2002, el resultado fiscal primario (antes del pago de deuda) del gobierno disminuiría 1,4% del Producto Interno Bruto (PIB).

El último riesgo a cubrir, es el de una corrida bancaria, es decir el retiro de depósitos en moneda extranjera durante ese período de 13 meses en el que no se cuenta con acceso a los mercados internacionales.

El trabajo de los técnicos del BCU analizó lo ocurrido entre 1999 y mediados de 2010, así que toma en cuenta lo sucedido en la crisis financiera de 2002.

El BCU realizó el ejercicio de “reservas de confort” y lo publicó en el Informe de Política Monetaria del tercer trimestre, “el ejercicio basado en la metodología de reservas de confort muestra que a fin de agosto de 2025, el BCU hubiera requerido US$ 16.140 millones para enfrentar la ocurrencia simultánea de una serie de riesgos” como los mencionados.

El informe detalló que para cubrir los riesgos monetarios y cambiarios se necesitarían US$ 8.384 millones (de los que US$ 7.781 millones corresponden al servicio de deuda del BCU).

A su vez, para atender los riesgos del sector público no financiero (pagos de deuda más déficit fiscal primario del gobierno central y el Banco de Previsión Social) se necesitaban US$ 3.035 millones.

Por otro lado, los riesgos del sistema financiero implicaban la necesidad de US$ 4.722 millones.

¿El Central administra reservas suficientes como para cubrir esos riesgos? En ese momento, es decir a fines de agosto pasado, “el stock de activos de reserva del BCU se ubicaba en US$ 18.488 millones”.

Por lo tanto, el ejercicio determina una “holgura de US$ 2.348 millones”, lo que “representa una posición financiera muy sólida”, aseguró el informe.

En tanto, “el perfil de vencimientos (de deuda) no muestra presiones puntuales en los próximos años: algo más de dos tercios de la deuda debe honrarse luego de 2028”, concluyó.

Gestión de las reservas

Además, el BCU tiene otro informe de Gestión de Activos de Reserva, cuya última publicación corresponde a fin de setiembre.

Allí el Central explica que las reservas sirven para "asegurar el acceso a la liquidez en moneda extranjera para poder intervenir en el mercado de cambios cuando las circunstancias lo ameriten" y "garantizar el servicio de la deuda en moneda extranjera del BCU".

Bóveda. Foto: Archivo El País.
Bóveda con dinero.

"Adicionalmente, un adecuado nivel de reservas permite reducir la probabilidad de crisis debido a shocks externos, mejorando la percepción de riesgo de los inversores sobre la capacidad de pago del país; y por ende contribuyendo a la disminución del riesgo país", añade.

"El nivel de reservas consistente con el logro de los objetivos del BCU reviste en gran parte el carácter de un seguro, constituyéndose en un fondo disponible para cubrir las eventualidades referidas, y en tanto tal, excede en general el volumen de liquidez requerido para lo que puede considerarse la 'operativa diaria o normal'”, afirma.

¿Cómo maneja el Central entonces las reservas? Al 30 de setiembre de 2025, el BCU mantiene cuatro grandes fondos, los cuales cumplen determinados requerimientos y cometidos específicos. Ellos son: fondo Liquidez (en dólares estadounidenses y posiciones en otras monedas diferentes al dólar), fondo Precautorio (en dólares estadounidenses), fondo Inversión (en dólares estadounidenses), fondo Especial de administración interna (en dólares estadounidenses, renminbi -yuan chino-, pesos mexicanos y reales); y de administración externa (MBS, Corporativos, ESG y SRI) .

Al 30 de setiembre pasado, el BCU gestionaba US$ 18.521 millones. De ese monto US$ 7.531,6 millones estaban en el fondo Liquidez (US$ 6.472,8 millones en dólares, el equivalente a US$ 1.049,7 millones en euros y el equivalente a US$ 9,1 millones en libras, yenes y francos suizos).

A su vez, US$ 2.000 millones estaban en el fondo Precautorio y US$ 2.609,4 millones en el fondo Inversión (ambos en dólares).

Por su parte, US$ 5.266,9 millones estaban en el fondo Especial. De ese monto, US$ 3.370,2 millones estaban en dólares, el equivalente a US$ 421,2 millones en renminbi (o yuanes chinos), el equivalente a US$ 365,5 millones en reales y el equivalente a US$ 109,9 millones en pesos mexicanos. Además, US$ 1.000,1 millones estaban en el fondo Especial de administración externa.

A eso se suman US$ 1,029,9 millones correspondientes a asignaciones de Derechos Especiales de Giro (la moneda del Fondo Monetario Internacional), US$ 53,5 millones a billetes en la bóveda del BCU y US$ 29,6 millones a "otros".

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