¿Qué dice el economista jefe de uno de los bancos más grandes del mundo sobre la economía global, Uruguay y más?

El economista jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research, Jorge Sicilia estuvo en Uruguay y mantuvo una entrevista con El País, donde habló de sus preocupaciones sobre la economía global, regional y local.

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Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA
Jorge Sicilia, economista jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research.
Foto: Leonardo Mainé / El País

Jorge Sicilia es economista jefe del Grupo BBVA y director de BBVA Research (El País ha publicado varios análisis suyos, recientemente uno de las reuniones del Fondo Monetario Internacional).
Sicilia dirige un equipo global de economistas repartido entre Europa, Hong Kong, Turquía, México y América del Sur dedicado al análisis económico y financiero. Anteriormente fue economista principal en la División de Política Monetaria en el Banco Central Europeo (BCE) en Frankfurt.
Ha sido profesor de macroeconomía, mercados financieros y sistemas financieros en CUNEF y en la Universidad Carlos III de Madrid, además de impartir clase en instituciones de postgrado y participar en conferencias académicas.
Obtuvo la Licenciatura en Economía por la Universidad Complutense de Madrid en 1992, y tiene un Máster en Economía y Finanzas por el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI) en 1994.
Sobre el crecimiento mediocre de la economía mundial, las tensiones geopolíticas, el desafío y la oportunidad que tiene América Latina, la situación en Argentina, Brasil y una mirada sobre el reto de Uruguay, habló Sicilia en entrevista con El País.

-Algunos analistas mencionan que los riesgos geopolíticos están en los más altos niveles desde la Segunda Guerra Mundial. Está la guerra entre Rusia y Ucrania, el conflicto en Medio Oriente, la tensión entre China y Taiwan, situaciones de conflicto en África, ¿cómo están viendo ese escenario y cómo puede afectar eso al desempeño económico global?

-Lo primero es, los riesgos geopolíticos están en niveles extraordinariamente elevados. Todos los indicadores que tenemos de riesgo geopolítico están muy elevados, por todos estos temas que tú comentas. Y por tanto, el hecho de que estén ahí elevados significa que hay elementos de tensión, que en algún momento pueden generar más tensión, y eso siempre nos preocupa. Pero al mismo tiempo que ocurre eso, de esos indicadores lo que intentamos es extraer los indicadores de incertidumbre económica. Y la incertidumbre de política económica asociado a esto que está ocurriendo no está tan alta, entonces de alguna manera estos riesgos geopolíticos elevadísimos no están generando ya tanta incertidumbre económica como antes. Te pongo un ejemplo, la guerra de Rusia-Ucrania cuando se produjo y alteró completamente el precio relativo de la capacidad que tenía Europa de importar energía, eso generó cambios de política económica muy altos y por tanto una incertidumbre muy elevada. El potencial riesgo geoestratégico entre China y Estados Unidos y China que podría haber terminado en algún bloqueo de Taiwán (en algún momento se pensó) empezaron a tomar medidas más proteccionistas de semiconductores, de algún otro tipo, pero esto de alguna manera se ha mantenido como acotado en cosas predecibles, que la propia (secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet) Yellen y otros funcionarios han estado diciendo. Por hacerte la historia corta, estas cosas para la economía son no lineales, es decir, por ahora vemos que indicadores de geoestrategia de riesgo están muy altos, pero la incertidumbre económica asociada a ellos está relativamente baja. Pero, somos muy conscientes que esto puede cambiar en cualquier momento y te puede cambiar del 0 al 1 y cambiarte el escenario completamente. Por lo tanto lo tenemos muy presente dentro de los escenarios de riesgo. Esa es una parte de la respuesta.

La segunda parte de la respuesta es que eso no quiere decir que no esté teniendo impacto. Todo lo que está ocurriendo en términos de cambio de política económica de baja intensidad asociada a esos conflictos, es la autonomía estratégica de Europa intentando acelerar la producción de energía limpia para poder reducir la vulnerabilidad que tiene con el gas que no tenemos, todas las políticas industriales de Estados Unidos para intentar incentivar la inversión y acelerar el proceso, más el intento de freno a China para semiconductores, la petición que tiene Estados Unidos de que Europa haga lo mismo con las empresas chinas, sobre todo en vehículos eléctricos. Todo esto sí está generando un reacomodo de las variables económicas que ya estamos viendo ahora.

Te pongo dos ejemplos. La inflación no sería tan alta si no hubiéramos tenido esos shocks. Y el crecimiento sería bastante más bajo y el impacto de la subida de las tasas de interés que ha tenido la Fed hubiera sido más fuerte en Estados Unidos si no hubiera venido acompañado eso por una política industrial en Estados Unidos que está incentivando la inversión en ese país. Entonces todo esto está alterando un poco el crecimiento económico.

-Estamos en una situación en la que el Fondo Monetario Internacional (FMI) la ha definido como nuevo mediocre, un crecimiento que ya no es a los niveles de antaño, pero tampoco es del todo malo. ¿Cómo lo ven ustedes?

-Cuando todos hablamos de un nuevo mediocre, es que estamos creciendo menos de lo que crecíamos en otros periodos. Pero hay variables por detrás que obviamente el Fondo mira con mucho cuidado, que eso es lo que le está preocupando. ¿Qué le preocupa al Fondo? Que en general las tendencias de productividad son mucho más bajas y que no se han recuperado del todo respecto a la crisis anterior. Y en algunos casos tiene dudas sobre qué parte de esto es cíclico y qué parte es estructural. Esto lo ha recalcado el Fondo.

-¿En qué sentido puede ser cíclico?

-Si tú tienes una moderación de la actividad económica y por alguna razón decides mantener el empleo en las empresas, por lo que sea, porque crees que vas a necesitar esos trabajadores cuando se recupere, porque luego te va a costar encontrarlos, por un problema de matching, etcétera, lo normal es que la productividad caiga. La actividad cae, las horas trabajadas o el trabajo se mantiene constante, la productividad por trabajador se modera. Todo esto cuando se recupera la economía puede corregirse en parte, porque igual no necesitas contratar tantos trabajadores y la productividad termina subiendo. Lo que está observando el FMI es que hay algo de recuperación de productividad en Estados Unidos en los últimos trimestres, pero fuera de Estados Unidos no. La dinámica poblacional cada vez va a aportar menos al crecimiento a nivel global, pues el crecimiento va a ser mediocre.

-Yendo a lo que mencionaba previamente, respecto a la política industrial, hay un revival de  incentivos a inversión que antes quizás no estaban tan presentes en Estados Unidos, también el proteccionismo que estuvo muy fuerte en la era de Donald Trump, ¿cómo está viendo esa situación?

-Como economistas con preocupación. Lo que no nos toca contestar como economistas es si hay una necesidad superior de hacer ese tipo de cuestiones. Lo que hemos tenido desde la Segunda Guerra Mundial, pero mucho más allá, desde que todas las economías básicamente se fueron hacia el equilibrio macroeconómico, después de las crisis que distintos países tuvieron allá por los 70, 80, la apertura comercial y la entrada de China en la Organización Mundial de Comercio, es una etapa muy larga de hiperglobalización. Aunque ha tenido alguna consecuencia negativa, que es lo que está generando este cuestionamiento, ha tenido, desde el punto de vista económico, consecuencias poderosamente positivas para la economía global, porque lo que hemos tenido es crecimiento, reducciones de la pobreza a nivel global, reducciones de la desigualdad a nivel global, no en cada uno de los países, pero a nivel global, una bajada de inflación muy significativa y un aumento de productividad. Entonces, toda esta bonanza que ha estado asociada al libre comercio está por ver si se puede mantener en un mundo donde hay más restricciones. La respuesta que te va a dar siempre un economista es que no se va a poder mantener, la cuestión es cuánto. Entonces estamos preocupados porque es difícil impulsar la productividad en un entorno donde el comercio se ve limitado. Ahora vamos a ir a un mundo donde el comercio va a seguir siendo fuerte pero más entre bloques comerciales y ni siquiera se regionaliza. Pero sí, sí nos preocupa porque eso refuerza la tendencia del crecimiento mediocre.

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Jorge Sicilia, economista jefe de Grupo BBVA estuvo en Uruguay y mantuvo una entrevista con El País.
Foto: Leonardo Mainé

-¿Y cómo evalúa en ese contexto a América Latina?

-Siempre te vamos a contestar que la región es muy heterogénea, pero sí es verdad que hay unos patrones comunes. Y es justo asignar esos patrones comunes a una ventaja y un problema que tiene la región. La ventaja que tiene la región es que estas crisis que ha tenido, que han sido muchas -la pandemia, la salida de la pandemia con la subida de la inflación y la necesidad de que los bancos centrales tuvieran que subir tasas de manera muy rápida, la propia subida de la Reserva Federal que suele ser un choque para América Latina en términos del costo de financiamiento que tienen-, si miras en la región, en general no ha generado ninguna crisis. Esto quiere decir que la estabilidad macroeconómica de la región ha estado sometida a un stress test y ha aguantado. Y esto es consecuencia de las reformas macroeconómicas que se hicieron en el pasado, que no se han abandonado y que están funcionando. Todo eso es muy positivo. La parte negativa es que ya la región, más allá de la década de explosión de demanda de commodities de China que elevó su crecimiento, venía con un comportamiento muy mediocre, no sólo en términos de crecimiento, sino porque ese crecimiento se explicaba más por acumulación de factores, se explicaba porque había crecimiento poblacional, había inversión que venía, sobre todo en algunos sectores, pero cuando tú metes eso en la coctelera, de nuevo te das cuenta que la productividad está muy baja. Y otra forma de ver este déficit de la región es que en todo este periodo que ha tenido algunas idas y vueltas, no ha habido una convergencia de la renta per cápita con Estados Unidos. Esto quiere decir que la región no ha aprovechado este boom que ha tenido para acortar distancias de verdad con lo que importa a la gente que es el nivel de vida por persona. Y eso efectivamente no lo ha corregido y ahora se está notando porque cuando ya no tienes tanta acumulación de factores, si la productividad sigue baja, no la vas a poder crear. Entonces hay parte de eso que tiene que ver efectivamente con que a lo mejor tasas muy altas no incentivan la inversión. Pero yo creo que hay un problema de fondo y es que la región lo que necesita es -y que es muy difícil de hacer- reformas que vayan de lo macro a lo micro lo que en algunos sitios se llama reformas de segunda generación. Liberar ahí por atrás los temas regulatorios, los temas de incentivos de inversión, funcionamiento del mercado laboral. En un mundo donde la política industrial es muy relevante y hay muchos lugares donde una empresa puede invertir, porque va a haber incentivos en países desarrollados para intentar que se inviertan esos países, la competencia va a ser más dura y para eso necesitas aligerar ciertas cargas para volverte competitivo. Eso falta y eso es lo que está frenando que la región no pueda crecer más.

-¿Cómo están viendo la situación de Brasil, que es una de las economías más grandes de la región, que tuvo cierto ruido político por los cambios de un gobierno a otro?

-Tenía una reforma fiscal pendiente, básicamente porque el ancla que se habían puesto ellos mismos de control fiscal no te daba muchas cláusulas de escape, si tienes un shock como la pandemia necesitas una cierta cláusula de escape. Esa reforma se tenía que hacer. El mercado tenía ciertas dudas en este gobierno de esa reforma, cómo iba a ir. En principio la reforma ha ido bien. Es una reforma que da un poquito más de margen fiscal, que efectivamente puede terminar con algunos niveles de déficit y de deuda más alto, pero que está anclado en variables sensatas. Al final eso es una buena noticia. Ahora lo que queda por ver, aparte de la reforma fiscal, es el grado de cumplimiento, y eso lo iremos viendo. Pero so far, so good. Entonces lo que estamos viendo que están retocando no nos hace ser, en principio, extraordinariamente optimistas, pero al final la cuestión que nos preocupa de Brasil es que es una economía muy grande pero es muy cerrada. En la medida en que es muy grande, hay mucho mercado para atender, hay capacidad de generar crecimiento, pero la competencia exterior tiende a hacerte mucho más eficiente, mucho más productivo. El sector agrícola en Brasil ha tenido un incremento de productividad tremendo. No solo ha sido un aumento del precio internacional, sino que el propio comportamiento de esas empresas en Brasil, que acá les pasa algo parecido, es extraordinariamente productivo. Entonces, hay cosas que están bien, cosas que nos gustan menos, pero en general lo que estamos viendo, digamos, no rompe a la hora de pensar que Brasil puede crecer dos puntos más, pero si le puede permitir tener un horizonte razonable.

-Y en el caso de Argentina, que tenía a priori muchos problemas a corregir, ¿cómo están viendo esa situación al día de hoy con un nuevo gobierno?

-Pues mira, de nuevo juzgamos políticas económicas. A nosotros nos ha sorprendido, en términos económicos, el compromiso que están mostrando con la reducción del déficit público. Por ahora es un compromiso que básicamente es cortar los incrementos nominales, un montón de partidas que están permitiendo ajustar el déficit y no hubiéramos esperado que tan pronto hubieran tenido varios meses consecutivos de un déficit primario, pero en general un déficit prácticamente cero. El problema de Argentina, tiene muchos problemas que corregir, pero el principal problema es que es una economía que no tiene acceso al crédito pero que por dentro, y esto es lo más grave, tiene un comportamiento de déficit que no puede financiar y que por tanto financia a través de la emisión monetaria y eso te genera una evolución de la inflación tremenda. Entonces lo que se ha conseguido en estos primeros meses de gobierno es anclar la reducción de las tasas de interés que puedes hacer en un contexto de cepo a pesar de que la inflación está más alta, más o menos ha conseguido sorprender positivamente con la reducción de la inflación y con un diferencial entre el dólar oficial y el paralelo relativamente pequeño, con algo de volatilidad recientemente, pero relativamente pequeño. En ese sentido, si consiguen mantener este compromiso con el déficit cero, creo que sí pueden reducir de manera importante la principal fuente de inflación que tiene la economía. Ahora, convertir esto en estructural va a requerir que se aprueben las leyes que están en el Congreso, que todavía no han aprobado, que esperamos que se terminen aprobando y que esta reducción del déficit pueda ser más ordenada, más estructural y que uno pueda tener una visión hacia adelante de que esa reducción se va a poder producir más allá de ir simplemente reduciendo el gasto a través de incrementos del gasto inferiores a la inflación. Entonces toda esa parte, digamos, es la primera fase. Por delante, tendrán que ir abriendo el cepo, tendrán que cuidar las reformas estructurales, porque para convertirla en una economía de mercado hay muchos incentivos que cambiar. La situación por ahora de la población es tranquila, en el sentido de que están teniendo una pérdida de rentas reales importantes, pero están aguantando. Avisó (el presidente argentino, Javier) Milei que esto venía y vino, pero tienen un narrow path to success. Queda mucho.

-¿Pero cómo puede retomar el crecimiento justamente con un escenario que muchos califican como es muy recesivo por todas estas medidas que está tomando?

-Sí, este es el reto. Entiendo que la estrategia por los hechos que están haciendo es, primero reduces el déficit, al reducir el déficit reduces la necesidad de financiación monetaria, licúas todo lo que tienes ahí en el balance, que es inflación reprimida, entonces eso tienes que quitártelo de encima y efectivamente todo eso es recesivo, no hay otra. En el momento en que arreglen esto y abran un poco el cepo, ahí ya tendrán que decidir, tendrán que anunciar y tener algún ancla nominal más entendible, más razonable ya para un periodo de normalidad. La liberación del cepo debería ser una fuente de crecimiento que tienda a estimular la inversión, que sobre todo va a venir en sectores donde ya hay interés, o sea, esto no es magia. En sectores de petróleo y gas, en sectores de minería que hay potencialmente interés, ahí es donde empezará a entrar el dinero. Eso por la parte externa. Y luego por la parte interna, en la medida en que continúe este proceso de reducción de la inflación, será más factible que el sector financiero pueda empezar a dar créditos. Estamos empezando a ver interés de crédito. Entonces pueden tener esa fuente de crecimiento interna y esa fuente de crecimiento externa por la liberación del cepo. Luego tienes esa gran incógnita que es si en un contexto donde se está generando una escasez de pesos muy importante en la economía, pues al final algunos de esos dólares que están guardados salen al mercado para invertir, no solo para consumir, sino para invertir y eso te puede dar un poquito más de aire. Esas son las fuentes de crecimiento, pero para eso necesitas esa estabilidad económica. Y en un par de años ya empiezas a tener vencimientos de deuda, o sea que el timing para hacer todo es muy pequeño.

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El economista jefe del Grupo BBVA, Jorge Sicilia se refirió a Uruguay y a la queja de los exportadores por el dólar.
Foto: Leonardo Mainé

-Y en cuanto a Uruguay, ¿cómo lo ven?

-En Uruguay lo que ocurre es que, en general, la política económica es muy estable, a diferencia de otros países que tienen mucha volatilidad, cuando hay cada cierto tiempo, puede ser por cambios de gobierno, por respuestas ante shocks, en Uruguay lo que estamos viendo es que ese tipo de predictibilidad existe. Ahora que venimos aquí y hablamos, por ejemplo, con analistas para pensar en temas políticos, nadie está pensando que eso genere un cambio en la dinámica económica, en la política económica, en los principios rectores, en lo que es importante en la parte económica. Y eso al final te genera un entorno muchísimo más estable. El crecimiento, después de los números negativos que tuvieron el año pasado, lo estamos viendo recuperándose hacia el 3%. La inflación, todo dentro del rango actual de objetivos. Tenemos alguna perspectiva de que suba un poco, que luego pueda bajar. Tenemos alguna bajada pequeña de tasas este año y bueno, esos elementos tienden a apoyar un crecimiento razonable. En todos sitios hay gente que le gustaría tener un tipo de cambio diferente.

-Hay quejas, sobre todo de los exportadores.

-Sí, tienes las dos caras de la moneda, o sea, la apreciación relativa te da más capacidad de renta frente al exterior, te genera una situación donde empresas internacionales que trabajan en mercados internacionales, tienen incentivos brutales a incrementar la productividad y esos incrementos de productividad permiten compensar esa apreciación del tipo de cambio donde están los costos, porque tus costes de hecho están en moneda local, con lo cual necesitas esa productividad. Esto lo que puede hacer es que muchas empresas cuando salgan de esta, con unos márgenes que les permitan ser mucho más competitivos después. Y luego hay otras empresas donde efectivamente, cuando tú tienes un tipo de cambio muy apreciado, también estás poniendo encima de la mesa que las variables de ajuste igual tienen que ser los costos internos del país. Eso abre debates en términos de si no debería Uruguay tener inflaciones más bajas, si no debería tener mercados un poco más flexibles en el mercado laboral, que estén algo menos indexados a inflación y estén más indexados a productividad. No siempre el tipo de cambio es la solución. A veces un tipo de cambio apreciado te obliga a reflexionar sobre cosas que a lo mejor si consigues arreglarlas bien, la capacidad luego de competir fuera y de ser capaz de vivir mucho mejor con un tipo de cambio un poquito más apreciado existe. Pero eso requiere ajustes, claro que genera tensiones y claro que genera discusiones y bienvenidas estas reformas de segunda generación que aquí también nos hablan cuando venimos, pueden reducir el efecto negativo de esa apreciación y hacer a la economía uruguaya mucho más resistente ante distintos niveles de cambio.

-¿Uruguay está en una trampa de ingreso medio?

-Hay que dar un salto adicional en renta per cápita. Y ese salto adicional es difícil de dar. Es difícil. Y para una economía pequeña, que no tiene un mercado grande, y que el mercado grande lo tiene que buscar fuera, la única manera de dar el salto es abrirse e internacionalizarse. La demanda está fuera, pero la producción más que proporcionalmente podría estar aquí. Porque tu escala no la vas a conseguir con el mercado doméstico, la tienes que conseguir con el mercado exterior. Más que en una trampa, lo que está es en el punto donde tiene que tomar la decisión, como te digo, si avanza en estas reformas más micro de la economía y en apertura comercial, que bien puede ser unilateral, para generar un poco esas fuerzas que te pueden permitir crecer. Entonces, estar en un momento donde tiene que tomar decisiones para salir de esa renta per cápita relativa.

-¿Cómo ven el tema del acuerdo Mercosur-Unión Europea, que se viene negociando hace dos décadas y sigue ahí estancado y hay cierta resistencia de algunos países como puede ser Francia?

-Para un economista como yo es muy frustrante. Solo veo los beneficios de llevar ese acuerdo. En ese sentido, creo que este acuerdo, ahora mismo hay una cierta resistencia, porque este mundo en el que estamos, que es estratégico, está llevando a Europa una reflexión que no ha terminado sobre autonomía estratégica. Y hay países en la Unión Europea que entienden la autonomía estratégica como producción propia. No todos los países que tienden a visualizar la autonomía estratégica como la necesidad de que este tipo de acuerdos se firmen. Creo que esto es un win-win para la Unión Europea y para el Mercosur. Y no siempre van a estar las oportunidades abiertas. Me frustra mucho que esto no se produzca.

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