El mensaje de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal)es claro: América Latina y el Caribe acaba de terminar una década peor que la llamada “década perdida”de los años 80, aunque podría hacer una gran apuesta por la Inteligencia Artificial (IA) para acelerar sus procesos productivos y hacer crecer así sus economías. Este tema fue abordado en el foro “Inteligencia Artificial (IA) como acelerador del desarrollo de la productividad en las Américas”, que la Cepal organizó en Santiago de Chile, con participación de especialistas en la materia.
Marco Llinas, director de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal, señaló que la región sufre tres “trampas” para su desarrollo: su baja capacidad para crecer (un problema que se ha vuelto estructural), la desigualdad y débil cohesión social (Uruguay en menor grado en ese indicador, en la comparación internacional), y una gobernanza poco efectiva (un mal prácticamente generalizado).
“Esta región representa el 6,3% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, pero solo el 3,8% de sus startups está abocada a la Inteligencia Artificial”, afirmó Llinas, para graficar el atraso que acusa la región.
Por su parte, Alejandro Patiño, oficial de Asuntos Económicos de Desarrollo Productivo y Empresarial de la Cepal, destacó que diversos estudios realizados por el organismo concluyen que “el impacto de la IA es evidente en el crecimiento del PIB, por sus efectos en la producción”. No obstante la evidencia, esto no siempre se entiende por parte de los gobiernos o el empresariado.
Lo cierto es que las brechas de inversión en IA son marcadas en la región, tanto en la tecnología en sí o en la infraestructura de la misma, como en la capacitación del capital humano en estos temas.
Según la Cepal, la inversión de la región en infraestructura específica de la IA es de solo el 1,5%. Los países que están invirtiendo más en IA son Brasil, Chile y México.
En ese contexto, el organismo calcula que la mayoría de los países de América Latina y el Caribe tendría que triplicar sus inversiones en IA para alcanzar la media regional. En el caso de Argentina, debería multiplicar por seis los desembolsos que actualmente realiza en esta materia, simplemente para llegar a la media.
Estudios de la Cepal en Brasil —cuyos resultados aplican a otros países— muestran que la adopción de la IA en empresas es muy heterogénea dependiendo del sector y subsector en cuestión y también según el tamaño de la compañía. Por ejemplo, en Brasil el 40% del sector de las Tecnologías de la Información (TICs) está adoptando la IA, mientras que el turismo lo hace en un 10%.
Asimismo, en algunos sectores el uso de la IA está muy integrado a todo el proceso productivo, mientras que en otros está más concentrado en logística, marketing o ventas. Sobre el tamaño de las empresas, se señala que las más grandes tienen casi un 17% más de probabilidad de adoptar algún tipo de IA que las pequeñas, lo que es un dato importante considerando la composición en la región, con mayoría de pymes.
Patiño también hizo mención al “contagio”, al constatar que las empresas que se encuentran en un entorno más digitalizado —por ejemplo, que tienen proveedores o clientes que utilizan nuevas tecnologías—, presentan una predisposición mayor a adoptar IA. “Esto es el ‘efecto clusterización’ de esta dinámica”, precisó.
Según Sebastián Rovira, oficial de Asuntos Económicos de la Cepal, el tema de la intensidad y extensión del uso de la IA ocupará la agenda de la región en los próximos años. Asimismo, hizo referencia al poder democratizador de las nuevas tecnologías (en la medida en que reducen las asimetrías entre las empresas), pero advirtió que también pueden llegar a ser polarizantes. De ahí la importancia de realizar un uso adecuado (ético) de las mismas, al tiempo que ir fortaleciendo la confianza en las instituciones y sistemas de supervisión.
Políticas públicas
Nicólas Shubert, director de asuntos públicos de Google, afirmó que la adopción de la IA en los sectores productivos puede tener un impacto de entre 3,6% y 6,7% de crecimiento del PIB al año 2030, según un estudio que realizó su compañía en algunos países de la región, que están por publicar.
“La región tienen mucha gente joven, hay que desarrollar políticas públicas para que esas personas usen más las nuevas herramientas de forma productiva”, agregó, apuntando también que las pymes también deberían ser más apoyadas a nivel de políticas públicas para que adopten más la IA.
Según Shubert, actualmente la región cuenta con una infraestructura apta para la IA, más allá de las mejoras que siempre se puedan hacer en conectividad y alfabetización digital, sobre todo en algunos países. Otro aspecto a favor —consideró— es que esta región carece de rigideces regulatorias, lo que podría ser aprovechado para resolver los propios desafíos locales.
De su lado, Claudio Maggi, directivo de Corporación de Fomento de la Producción (Corfo) de Chile, comentó que están trabajando en tres campos de acción: a nivel de las pymes (para que incorporen más la IA), en los sistemas de emprendimientos (para que se renueve la red empresarial del ecosistema) y en procesos de transformación de la economía, con foco en los sectores más alejados de la tecnificación.
Para esto último, Corfo ha reforzado sus relaciones con universidades e institutos de investigación y desarrollo (I&D), los cuales están diseñando soluciones específicas para la economía real. También Corfo lanzará un “Índice de transformación de las pymes”, que incluirá recomendaciones para que estas empresas mejoren a niveles de infraestructura, datos y capacidades, según anunció Maggi.
Formación del talento
Carolina Calvo, economista y consultora externa del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia) de Chile, comentó que las empresas no siempre ven el valor de la IA, dado que el retorno de su implementación suele ser bajo al principio, por lo que es importante mostrar cómo aumenta esto significativamente con el pasar del tiempo.
En otro frente, consideró como desafío de la región a la transferencia tecnológica por la gran cantidad de actores que forma parte del sistema (gobiernos, sector privado, academia, público y demás), lo que hace difícil la coordinación.}
“Existe una atomización de programas que impiden lo que buscan, que es la trasferencia tecnológica”, dijo, señalando así una paradoja común en muchos países.
Mercados de capital
Gaurav Tewari, socio director de Omega Venture Partners —compañía de inversión en tecnología con sede en Silicon Valley—, destacó cómo las startups en IA mueven las economías de los países.
Omega invierte en empresas de software de rápido crecimiento que aprovechan la IA, el aprendizaje automático, los datos y la automatización para ofrecer soluciones innovadoras sostenibles. Generalmente, invierte en la fase inicial de las startups capaces de crecer con fuerza, y trabaja en estrecha colaboración con la red propia Omega, compuesta por ejecutivos de la lista Fortune 500, para impulsar la trayectoria de las compañías de su cartera.
Tewari habló del mercado de Silicon Valley, del venture capital de países como Israel y del rol de los mercados de capitales mundiales.
Coincidió con los demás ponentes en que el crecimiento de los países depende de la adaptación de las nuevas tecnologías en los sistemas productivos, al tiempo que advirtió sobre los desvíos que se pueden cometer cuando se alimentan los datos en maching learning, los riesgos a ese nivel y la importancia de realizar test y verificaciones de información correspondientes.
Finalmente, hubo coincidencia entre los expertos en los beneficios que traería alcanzar una mayor coordinación regional a nivel de regulaciones legales en temas de IA, dado que las tecnologías digitales son trasfronterizas y por lo tanto, los problemas de interoperabilidad entre los distintos países u otros asuntos normativos divergentes, no tienen sentido.