En nuestro camino hacia la independencia financiera solemos buscar atajos que prometen resultados rápidos y milagrosos.
Sin embargo, la mayoría de los supuestos que sostienen esta estrategia pueden llevarnos a la ruina en lugar de acercarnos a la meta.
Por ello, en este Finanzas de Bolsillo abordaremos los caminos verdaderos (y el más eficaz acelerador) para acercarse a la meta, además de cómo podemos potenciarlos.
Primero, hay que tener en claro lo que es la independencia laboral. Esta implica tener la capacidad de generar ingresos sin depender de un empleo tradicional. Trabajamos para nosotros mismos como emprendedores o cuentapropistas.
Si bien es interesante, la independencia laboral no garantiza la independencia económica y, mucho menos, la financiera.
La independencia económica, en tanto, se alcanza cuando los ingresos pasivos mensuales resultan suficientes para cubrir todos los gastos, tanto los fijos como los variables. Para llegar a ella se deben generar ingresos de diferentes fuentes.
Algunos ejemplos son el alquiler de propiedades, las regalías por patentes, los negocios en Internet que requieran apenas un monitoreo y la administración de inversiones financieras que generen dividendos, cupones o intereses.
Contra lo que muchos piensan, la independencia económica no garantiza la seguridad financiera a largo plazo ni la capacidad de salir relativamente indemne de las crisis financieras locales y/o globales.
La independencia financiera es, en este caso, nuestro objetivo principal. A diferencia de la laboral y la económica, implica contar con la capacidad no solo de generar ingresos pasivos con al menos tres fuentes, sino además poseer un portafolio de inversiones diversificado que proporcione estabilidad y resiliencia frente a eventuales crisis económicas.
Podemos decir que una persona es financieramente independiente si puede dejar de recibir ingresos y vivir más de 20 años gastando el capital sin invertirlo (situación que no debería tener lugar debido a que siempre contará con instrumentos que paguen intereses).
Supuestos aceleradores
Para alcanzar la meta es crucial identificar los aceleradores financieros que suelen ser considerados válidos, pero no lo son.
Uno de estos aceleradores populares consiste en la idea de intentar ganar mucho dinero en poco tiempo invirtiendo en activos de alto riesgo.
Si bien la inversión financiera es una estrategia válida e incluso necesaria para diversificar la fuente de ingresos e incrementar nuestra riqueza, la clave pasa por entender los riesgos asociados a cada apuesta y tomar decisiones con buena información.
En este punto es crucial comprender la relación entre el riesgo y el rendimiento de las inversiones.
Otro supuesto acelerador es el day trading, que implica comprar y vender acciones o criptomonedas en el corto plazo para obtener ganancias rápidas.
Si bien algunos pocos traders exitosos (menos del 5% del total) han logrado ganancias significativas, la actividad requiere un conocimiento profundo del mercado y una habilidad para gestionar riesgos y sentimientos.
Para la mayoría de las personas, el trading resulta más una apuesta azarosa que una estrategia confiable para lograr la independencia tan buscada.
Además, existe la idea de pedir dinero prestado para invertir pensando que el apalancamiento financiero nos ayudará a acelerar nuestro crecimiento patrimonial.
Sin embargo, esta estrategia suele ser muy arriesgada y nos expone a un mayor endeudamiento y posibles pérdidas significativas si las inversiones no rinden como esperamos.
Recordemos que, cuando se pide dinero prestado para apalancar una cartera de inversiones, se puede perder mucho más de lo invertido y la quiebra puede convertirse en un escenario real.
Cómo sacar provecho de tus finanzas estables
Existen diversos beneficios que se presentan en la palma de la mano si uno logra seguir un camino adecuado y sin sobresaltos para conseguir mantener en línea el capital personal. Uno de ellos es la reserva de emergencia, ya que el ahorro proporciona un colchón financiero en caso de emergencias inesperadas, como gastos médicos o reparaciones urgentes, evitando recurrir a deudas costosas.
El logro de metas también ayuda a alcanzar objetivos a largo plazo, como por ejemplo comprar una casa, financiar la educación o jubilarse cómodamente, proporcionando los recursos necesarios para cumplir estas aspiraciones. Otro beneficio es la estabilidad financiera. El ahorro brinda seguridad y estabilidad económica al crear una base financiera sólida, reduciendo el estrés causado por la incertidumbre financiera. La inversión y crecimiento (como ya abordamos) es otro beneficio clave, ya que los ahorros pueden convertirse en capital para inversiones productivas, estimulando el crecimiento económico al financiar proyectos y emprendimientos.
El ahorro también nos puede ayudar a enfrentar situaciones económicas difíciles (tales como perder un empleo, la inflación, la devaluación y la pobreza), ya que provee recursos para superar recesiones y mantener el nivel de vida de cada individuo en tiempos de adversidad, por lo que resulta más que importante poner en práctica esta serie de recomendaciones a futuro.
En este caso, como puede observarse, lo más probable es que, pisando estos falsos aceleradores a fondo, terminemos chocando y dañando nuestra meta financiera.
El acelerador real
Entonces, ¿cuál es el verdadero acelerador? La respuesta está en la magia del interés compuesto. El interés compuesto es una herramienta poderosa que impulsa nuestro crecimiento patrimonial a largo plazo. Consiste en reinvertir los rendimientos generados por nuestras inversiones para obtener aún más rendimientos en el futuro.
Veamos cómo funciona el interés compuesto: imaginá que tenés una suma de dinero y decidís invertirla. A medida que pasa el tiempo, los rendimientos de tu inversión también generan ganancias. En lugar de gastar esas ganancias, las volvés a invertir.
Entonces, mientras los intereses se acumulan, el capital invertido y las ganancias crecen más y más hasta llegar a hacerlo de forma exponencial.
Pero el verdadero poder del interés compuesto ocurre solo cuando el dinero se da cuenta de que estás verdaderamente comprometido con tu objetivo financiero a largo plazo.
El interés compuesto no funciona de manera inmediata, sino que requiere tiempo y paciencia para que sus efectos se vuelvan exponenciales.
Cuanto más tiempo mantengamos nuestras inversiones y reinvirtamos los rendimientos generados, mayor será el crecimiento de nuestro patrimonio.
A medida que pasen los años y sigas reinvirtiendo las ganancias generadas, el interés compuesto mostrará con mayor desparpajo su efecto exponencial.
Cada vez más, el crecimiento de tu inversión se acelerará, ya que las ganancias se acumularán y generarán más ganancias en cada período y más riqueza para vos.
La magia del interés compuesto radica en este crecimiento acelerado a largo plazo. Cuando0 se reinvierten las ganancias, el capital inicial se multiplica y las ganancias generadas también aumentan. [La Nación/GDA]
La etapa de libertad económica
En este nivel, los ingresos pasivos que generan tus activos adquiridos son iguales o superiores a tus gastos totales (fijos más variables). Si alcanzaste esta etapa, sos consciente de que ya no necesitás el ingreso de tu empleo en relación de dependencia o como cuentapropista para vivir. Más allá de que el salto no siempre sea sencillo y sientas que es mejor continuar trabajando para fortalecer aún más tus ahorros e inversiones, lo cierto es que ya no tenés que seguir poniendo el cuerpo para generar ingresos. Tus ingresos ahora se generan en forma suficiente gracias a una conjunción de tus ideas con tus inversiones.
Por supuesto, esto no significa que te hayas vuelto millonario. Si lográs reducir tus gastos totales mediante un estilo de vida austero, los ingresos pasivos que necesitarás para financiar tus necesidades no deberán ser tan elevados. En este nivel, comienza a haber mucho tiempo libre para dedicarle a las ideas que funcionan para tus bolsillos y, principalmente, a aquellas actividades que enriquecen tu espíritu. Estas pueden involucrar deseos personales (viajes pendientes, hobbies, etc.) como acciones que uno disfruta hacer.
La clave está en entender que cada persona tiene su propio ritmo y camino a la hora de alcanzar su independencia financiera. No todos avanzan al mismo tiempo ni en las mismas circunstancias. Lo esencial es ser consciente de nuestra situación actual y de los pasos necesarios para mejorarla, siempre buscando el equilibrio entre ingresos activos y pasivos. La clave radica en tomarse el tiempo necesario para tomar las mejores decisiones financieras para encontrar equilibrio.