Redacción El País
El IVA, el impuesto que más recauda en Uruguay (y en casi todos los países de América Latina), enfrenta cambios en su solución “universal”. El tributo es responsable de casi $ 4,50 de cada $ 10 que recauda la Dirección General Impositiva, pero desde hace décadas permanece con su esquema de tasa básica (22%) para algunos productos y servicios, tasa mínima (10%) para otros de consumo básico y exoneraciones (para bienes como leche común, por ejemplo).
Este esquema se denomina “universal” porque beneficia a todos los consumidores, independientemente de su nivel de ingresos. Con las tasas reducidas y exoneraciones se busca favorecer a la población de menores recursos, al cargarles con menor o nula imposición aquellos alimentos básicos como la carne, la leche, la yerba, el arroz, entre otros, medicamentos y servicios de salud y educación, por ejemplo.
Sin embargo, este tipo de alivio tributario beneficia en términos absolutos más a los que más consumen, es decir a aquellas personas de mayores ingresos. Por ello, el IVA es un impuesto regresivo.
En el caso de Uruguay, casi el 40% del gasto tributario (tasa reducida y exoneraciones en el IVA) va al 30% de la población de mayores ingresos, mientras que casi 24% va para la población de menores ingresos.
Además, otro problema de esta solución “universal” es que “reduce los ingresos tributarios que se podrían haber destinado a financiar gasto público focalizado a los más pobres”, sostuvo el ex líder fiscal principal del Banco Interamericano de Desarrollo, Alberto Barreix.
Al exponer en el webinar “Reforma Tributaria en Brasil: novedades e impactos para la región”, organizado por el Instituto Uruguayo de Estudios Tributarios y auspiciado por Consultor Tributario, Barreix señaló que este esquema de dos tasas y ciertos bienes exonerados, “introduce complejidad en la gestión del tributo facilitando el incumplimiento de las obligaciones”.
Por eso, a nivel global se buscan diferentes alternativas. Una de ellas es el llamado IVA Personalizado.
El IVA Personalizado genera consenso entre izquierda y derecha, a diferencia del impuesto a la renta que divide las aguas, planteó el experto.
Este esquema para el tributo que más recauda en Uruguay supone tres elementos. La primera es generalizar la base imponible. Esto es solo mantener exoneraciones “que tengan sentido desde el punto de vista técnico” y otras que son necesarias para mantener la consistencia tributaria al tratar conceptos similares como salud y educación, apuntó Barreix.
El segundo elemento es “tender a una tasa única de IVA” de forma de “reducir el costo de cumplimiento y obtener la mayor neutralidad posible”, indicó. La tasa a la que se unificaría el IVA depende del “diseño fiscal da cada país”, agregó. Pero, en el caso de Uruguay es claro que debería ser menor a la de 22% actual, ya que esta es la más alta de la región.
El tercer elemento (y que le da nombre al IVA) es la implementación de un alivio tributario a los sectores de menores ingresos mediante una transferencia de dinero.
Para ello, se estima la incidencia del IVA en el grupo objetivo, se determina el monto del alivio del impuesto a ser otorgado y se define el punto de corte, explicó Barreix.
Luego se identifica a los beneficiarios (para que los programas como asignaciones familiares son útiles) y se entregan los beneficios mediante tarjeta, celular, etc., añadió.
En Uruguay hay una experiencia que puede servir como piloto, dijo Barreix, y es la tarjeta Uruguay Social con aproximadamente 200.000 beneficiarios. En la misma, los beneficiarios reciben un monto de dinero para compra de alimentos principalmente y esos consumos están exonerados de IVA.
Reforma de Brasil
Otro esquema para el IVA es el que va a implementar Brasil con su reforma tributaria.
Según señaló Rodrigo Orair, director de la Secretaría Extraordinaria de Reforma Tributaria del Ministerio de Hacienda de Brasil, se trata del IVA “dual”.
La reforma brasileña consagra el IVA “dual” que sustituye cinco impuestos al consumo que existían en distintos niveles (nacional, estadual y municipal) como ser el PIS, el Cofins, el IPI, el ICMS y el ISS.
Este IVA “dual” esta compuesto por la contribución sobre bienes y servicios federal (CBS) y el impuesto sobre bienes y servicios subnacional (IBS, de estados y municipios), indicó Orair.
El CBS y el IBS “tendrán las características de un IVA de estándar internacional recomendado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y el Banco Mundial”.
A su vez, la reforma crea la canasta básica nacional de alimentos que tendrá alícuota 0% de CBS e IBS y que considerará “aspectos regionales y alimentación saludable y nutricionalmente adecuada”, planteó Orair. Crea también una “canasta básica extendida, con alícuota reducida (40% de la alícuota estándar) y cashback”, añadió.
Ese cashback funciona al estilo del IVA Personalizado, ya que supone la “devolución de parte del CBS y del IBS sobre bienes y servicios, beneficiando sobre todo a quienes tienen menores ingresos”, explicó Orair.
Ya se prevé la implementación del cashback para “la canasta básica extendida” y para la “cuenta de luz” de la población de renta baja, agregó.
Según las estimaciones de técnicos brasileños, la reforma ampliará el poder de compra de todos los brasileños, en especial de los más pobres, concluyó Orair.
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