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COLUMNA DE OPINIÓN DE APPCU

El valor de la confianza| Opinión de Aníbal Durán

"Hemos escrito muchas veces sobre el tema del título, pero lo retomo a raíz de noticias que llegan de la Televisión española".

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Anibal Duran
Aníbal Durán.
Foto: Leonardo Mainé.

Por Aníbal Durán
Hemos escrito muchas veces sobre el tema del título, pero lo retomo a raíz de noticias que llegan de la Televisión española.

Días pasados el citado medio periodístico, realizó una cobertura en Granada, respecto a condominios que nunca comenzaron a ejecutarse u otros que, finalizados, tenían no solamente defectos edilicios notorios, sino que además no estaban blindados jurídicamente. Supónganse que el promotor compatriota o que construye en Uruguay, no hubiera pagado los aportes al BPS, algo similar.

Y el desfile de personas engañadas era abrumador, con toda la secuela que ello acarrea, desde algún suicidio, hasta el absoluto abatimiento al ver que ahorros de toda una vida se habían esfumado por culpa de mequetrefes inmorales que habían cometido un escandaloso fraude.

Y también aparecían notas de promotores (desarrolladores) de otras regiones de España, estos sí en regla, que veían como este tipo de situaciones erosiona la confianza y tiene consecuencias colaterales severas. Obviamente esta situación fue ampliamente difundida, las malas noticias se reproducen exponencialmente.

Inevitablemente me retrotraigo a nuestro país y el panorama cambia radicalmente. Claro que puedo no ser objetivo, ostentando el cargo que ocupo, pero sí lo soy porque conozco el metier y conozco a los promotores, en su gran mayoría.

Surgen los matices, claro que sí. Podrá haber algunos defectos en las terminaciones (la construcción es esencialmente artesanal), tal vez la entrega de alguna unidad por imponderables se extiende más de la cuenta, pero estas situaciones de ninguna manera son el común denominador. Y además y al margen de la responsabilidad decenal (hoy afortunadamente modificada), siempre se asume una actitud de cuidado ante el cliente, lo que garantiza un buen servicio.

En definitiva, se exponen las cosas y se habla con franqueza. Hablar con la misma es dar a conocer lo que uno verdaderamente piensa, decir la verdad tal y como uno la ve y hacerlo sin medir las consecuencias.

El promotor compatriota y también hay buenas experiencias de los foráneos, cumplen a cabalidad con el proyecto inmobiliario. Tienen muchas décadas los esqueletos abandonados por irresponsables, normalmente no pertenecían al palo del sector y querían jugar a promotores-constructores aprovechando una coyuntura favorable.

Cuando las cosas no salían tan bien, sin ningún escrúpulo abandonaban la nave.

Es la experiencia que recojo de Granada en España y que motivaron estas líneas.

El ilustre Montaigne escribió: “La franqueza propia invita a la franqueza recíproca y hace posible los descubrimientos, al igual que el vino y el amor”.

Tal es la franqueza del corazón, que le da a otro acceso al propio ser y a uno mismo, acceso al ser del otro. Surge una sinergia inevitable y sin esas reciprocidades la vida valdría bien poco.

En esta gremial cobijamos promotores-constructores que aman lo que hacen, son leales hacia el cliente y entre ellos.

Existen desavenencias y opiniones encontradas, pero se diluyen ante espíritus fraternos que están haciendo algo sublime: invertir en su país, generar mano de obra, círculo virtuoso…tantas veces mencionado.

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