La Nación/GDA
Llegar a fin de mes, ahorrar un poco y, después, ¿qué sigue? Si ya lograste superar las primeras metas financieras, como salir de deudas y aprender a ahorrar, el próximo paso es empezar a invertir para que tu dinero crezca. Pero ojo, esto no significa acumular billetes o dejarlos juntando polvo en un cajón. La clave está en aprender a mover ese dinero con inteligencia. La idea es que todo lo que tanto esfuerzo te costó juntar empiece a trabajar para vos. En este Finanzas de Bolsillo vamos a desglosar los principios básicos para empezar a construir tu riqueza. Incluso si hoy te parece algo complicado o lejano, te vamos a explicar cómo dar los primeros pasos. Te contamos qué tipos de activos podés sumar (y cuáles conviene evitar), por qué la paciencia es tu mejor aliada, y cómo diversificar sin que te mareen los términos financieros. Porque invertir no es un lujo reservado para pocos: es una herramienta que cualquiera puede aprender a usar para impulsar su futuro. ¿Listo para arrancar?
Activos que suman y restan
Desde chicos deberíamos aprender que no todo lo que compramos tiene el mismo efecto en nuestra economía a futuro. Hay dos grandes tipos de activos: los que suman a tu riqueza y los que, aunque útiles, pierden valor con el tiempo. Entender esta diferencia es clave para tomar mejores decisiones y hacer crecer tu patrimonio.
Activos que se deprecian: no es que esté mal adquirirlos, porque muchos son esenciales para nuestro día a día. Pero hay que tener en cuenta que estos bienes no generan riqueza a largo plazo. De hecho, pierden valor con el tiempo. Algunos ejemplos clásicos: Autos y motos: Desde que los sacás de la concesionaria, comienzan a desvalorizarse en dólares debido al desgaste, los cambios de modelo y la dinámica del mercado. Ropa y calzado: Aunque los necesitamos, una vez usados, su valor cae drásticamente y no son recuperables como inversión. Dispositivos tecnológicos: Si bien nos hacen la vida más fácil, su valor baja rápido por el uso, las constantes innovaciones y la obsolescencia programada.

Activos que se aprecian: estos son los aliados que te ayudan a construir una base financiera sólida. A diferencia de los anteriores, aumentan su valor con el tiempo y pueden generar ingresos significativos si los elegís bien. Algunos ejemplos importantes: Acciones bursátiles: Especialmente índices globales como el S&P 500, que históricamente muestran una tendencia de crecimiento sostenido en dólares. Criptoactivos: Aunque son volátiles, activos como Bitcoin han mostrado un gran potencial de apreciación a largo plazo. Bonos y acciones preferidas en dólares: Una opción más conservadora que ofrece rendimientos estables y predecibles. Inmuebles: Aunque requieren una inversión inicial alta, las propiedades suelen apreciarse en dólares con el tiempo y funcionan como un refugio frente a la inflación.
El truco no es dejar de comprar activos que se deprecian (porque, seamos sinceros, todos necesitamos ropa o un medio de transporte), sino encontrar un equilibrio en tus decisiones financieras. Dale prioridad a los activos que se aprecian, ya que son ellos los que realmente te van a ayudar a construir estabilidad económica y a crecer a largo plazo.
Amigo de tu patrimonio
¿Querés saber un secreto que los grandes inversores tienen clarísimo? El tiempo es tu mayor aliado cuando se trata de hacer crecer tu patrimonio. Como dijo Charlie Munger, el socio de Warren Buffett: “El dinero grande no está en comprar y vender, sino en esperar”. Puede sonar simple, pero la paciencia es una de esas virtudes raras en el mundo financiero, y al mismo tiempo, es completamente esencial. Muchos creen que el truco para hacerse rico está en “adivinar” el momento perfecto: comprar barato y vender caro. Suena tentador, ¿no? Pero la realidad es mucho más complicada. Estudios muestran que el 95% de las personas que intentan hacer trading diario pierden dinero. ¿La razón? El mercado es impredecible, y tratar de anticiparse a sus movimientos es más fantasía que estrategia. Entonces, ¿qué podés hacer? Invertir en el largo plazo.

A continuación te comparto algunos consejos prácticos que pueden ayudarte a empezar con el pie derecho: Elegí ETFs diversificados: Fondos como el SPY (que replica el S&P 500) o el VT (índice global) te permiten invertir en un conjunto amplio de empresas que, históricamente, han mostrado crecimiento sostenido. Cuidate de las acciones individuales: Aunque pueden parecer atractivas, invertir en una sola empresa es arriesgado porque son muy volátiles. Diversificar siempre es la mejor defensa contra los altibajos. Estudiá el historial de tus inversiones: Mirá cómo han rendido en el pasado. Si bien todos sabemos que resultados pasados no garantizan rendimientos futuros, un activo tiene una tendencia alcista constante, probablemente sea una buena opción para el largo plazo.
Crecimiento patrimonial
Hacer crecer tu patrimonio no es algo que suceda de la noche a la mañana, ni se logra con una única estrategia. Es como construir una casa: necesitás cimientos fuertes y pilares sólidos que sostengan todo a largo plazo. Estos pilares son las bases que van a garantizar que tus finanzas crezcan de manera segura y sostenida. A continuación te detallo pilares fundamentales para tu crecimiento patrimonial.
Fondo de emergencia: tu red de seguridad: Antes de pensar en grandes inversiones, lo primero es armar un colchón financiero. Este fondo es tu escudo contra imprevistos, como emergencias médicas, reparaciones caras o momentos en los que te falten ingresos. ¿Cuánto deberías ahorrar? Lo ideal es que cubra entre tres y seis meses de tus gastos mensuales. Este respaldo te da tranquilidad y te permite asumir riesgos sin comprometer tu estabilidad económica. ii) Inversión en conocimiento: el activo más rentable: Lo dicen siempre: “el conocimiento es poder”, y en temas de finanzas, también es dinero. Capacitarte, aprender nuevas habilidades y entender cómo funcionan las inversiones te ayuda a generar más ingresos y a tomar mejores decisiones. Ya sea haciendo un curso, leyendo un libro o buscando un mentor, invertir en vos mismo es una de las mejores decisiones financieras que podés tomar.
Salir de tus deudas para poder tomar el control
Si estás endeudado, es probable que hayas evitado enfrentarte a los números, pensando que “ojos que no ven, corazón que no siente”. Sin embargo, este hábito puede jugarte en contra: no podés solucionar algo que no entendés por completo. Por eso, el primer paso para liberarte de las deudas es hacer un relevamiento completo de tu situación financiera. Saber exactamente cuánto debés no solo te ayudará a tomar el control, sino que también te dará claridad para planificar tus próximos pasos, que tienen que ver con crear un registro detallado de todas tus deudas, y que podés hacerlo de manera sencilla usando una hoja de cálculo, como Excel o Google Sheets.
En ese registro, incluí lo siguiente: Acreedor: ¿A quién le debés? Puede ser un banco, una tarjeta de crédito o un prestamista. Monto total adeudado: Es clave conocer la cifra exacta que debés. Tasa de interés: Este dato te ayudará a priorizar las deudas con mayores costos. Pago mínimo mensual: Registrá el importe mínimo necesario para mantenerte al día. Fecha de vencimiento: Fundamental para evitar caer en mora o pagar recargos innecesarios.
Mantené este registro actualizado regularmente. Aunque pueda parecer un detalle menor, tener todas tus deudas centralizadas en un solo lugar no solo te dará una visión más clara del desafío que enfrentás, sino que también te permitirá medir tu progreso. Y ver esos avances, por pequeños que sean, puede ser una gran motivación para seguir adelante, pero para salir de deudas no alcanza solamente con saber cuánto debés, también es fundamental decidir por dónde empezar.