Por supuesto que allí la vivienda promovida jugó un rol determinante, idea surgida en nuestra gremial, con nuestro asesor Julio Villamide, allá por el 2010.
Autores notorios han insistido en que buena parte del análisis económico y jurídico se basa en la calidad de los incentivos. En un sistema que potencia los buenos incentivos la gente da lo mejor de sí; en cambio en un sistema donde los incentivos para mejorar son escasos o nulos la gente revela lo peor de sí. No estoy inventando la cuadratura del círculo…simplemente constato a través de recientes experiencias que el estímulo fomenta, alienta, hace posible las inversiones.
Y porqué se necesita el acicate? Porque somos un país caro, los números son muy finitos y es precisamente esa situación la que determina que muchas veces el promotor en este caso, espera mejores vientos para la inversión siempre millonaria que piensa concretar.
En ese contexto el gobierno aprobó con una mirada muy astuta, sendas normas jurídicas que precisamente incentivaron al sector. Cumpliendo con su palabra empeñada, a través del entonces Presidente electo Luis Lacalle Pou, los decretos sobre vivienda promovida y megaproyectos fueron virtuosos y comenzaron a dinamizar cierta inercia que se venía gestando.
Y es precisamente en esa línea de inversión y consecuentemente generar empleo, donde van dirigidas estas líneas.
En una prosa de tiempo atrás, ya nuestro asesor financiero el Cr Alfredo Kaplán, se explayó con su erudición consolidada, sobre ciertas reivindicaciones que pretende el sector, los promotores privados, para un determinado estamento, una franja específica que no fue contemplada.
En buen romance, aquellos promotores privados que invierten desde tiempos inmemoriales, generación tras generación lo vienen haciendo, y que no han recalado en la vivienda promovida y que por otra parte invierten en proyectos inmobiliarios de menor porte que los establecidos para los megaproyectos, son los que vienen quedados colgados del pincel.
Por supuesto que además del incentivo necesario hay aspectos que juegan a favor.
Institucionalidad de la República. Separación de poderes, no a lugar a cambio de normas intempestivas, seriedad desde el gobierno, todo genera confianza, atributo determinante para un inversor.
Aggiornar el derecho laboral a los tiempos que se suceden, se impone y que se cristalice de una buena vez una educación que ponga al educando de cara a la realidad.
Tener una macroeconomía ordenada. Tasa de empleo y desempleo, tasa de interés, inflación controlada, el imprescindible crecimiento económico.
Yendo a la nota del matutino que dio origen a ésta, Canelones tiene una Agencia de Promoción a la Inversión que hace del diálogo y la buena disposición al servicio del interesado, un aspecto determinante. Colma las expectativas, hay un rostro con quien intercambiar ideas, se llega a una solución donde el consenso entre las partes, es crucial.
En fin. Que la frazada es corta, está claro. Pero que la promoción privada, dinamiza, también. Y que absorbe mano de obra, es un dato. Lo que se exonera por un lado, se suple con creces con todo lo que genera…la manida frase del “círculo virtuoso de la obra…”. Canelones es un ejemplo palmario.
Todo para ganar-ganar.