Todas las subregiones del mundo evidenciarán menor crecimiento este año en comparación con 2022, según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) publicado ayer.
El crecimiento de Uruguay será del 2% en 2023, según las proyecciones de la Cepal, lo que significa que el organismo ajustó a la baja la proyección en relación a este país, dado que el año pasado la estimaba en 2,9% para 2023, esto es 0,9 % más que ahora. En 2022, el crecimiento de la economía de Uruguay estuvo en el orden de 4,9% (un porcentaje alto en comparación con el promedio histórico de este país, por el efecto rebote de la pandemia del covid-19), pero ahora se vuelve a niveles históricos.
La Cepal también proyecta un crecimiento del 2 % (es decir, igual a Uruguay) en Perú, Ecuador y Bolivia, para este año. En el conjunto, la proyección de crecimiento de América Latina y el Caribe es de 1,2%, para América Latina 1% y, específicamente, para América del Sur 0,6% (una baja importante del 3,8% proyectado a fines de 2022 por el organismo).
Actualmente, el mayor crecimiento dentro de América Latina está proyectado para Venezuela (5%), seguido por Paraguay (4,2%) y Ecuador (2%). Y el mayor decrecimiento se proyecta para Argentina (-2), seguido por Chile (-0,3).
Cabe destacar que el año pasado la Cepal estimó un crecimiento de la economía argentina en 1%, lo que significa un ajuste importante en la estimación al llevarla ahora a valores negativos (-2 %). En cuanto a Brasil, país clave en la dinámica de Uruguay y en otros frentes, la proyección es de leve crecimiento, estimado en 0,8%, casi igual a la estimación de 0,9 % que la Cepal dio a finales del año pasado.
Considerando los países de América Central (incluyendo México), los mayores crecimientos económicos están proyectados para Panamá y República Dominicana (4,6% cada uno), y el mayor decrecimiento para Haití (-0,7%).
Impactos
El informe de la Cepal concluye que las economías de esta región enfrentan un complejo escenario externo, marcado por bajo crecimiento en la actividad económica y del comercio mundial.
A las alzas de las tasas de interés a nivel mundial se agregaron las turbulencias financieras de comienzos del pasado marzo, lo que ha acentuado la incertidumbre y volatilidad de los mercados financieros.
Si bien se han desacelerado las presiones inflacionarias, cabe esperar que las tasas de política monetaria permanezcan altas a lo largo del 2023 en las principales economías desarrolladas. En ese contexto, se profundizará la desaceleración del crecimiento económico, fundamenta la Cepal.
Los efectos de la política restrictiva sobre el consumo privado y la inversión se harán sentir con más fuerza este año, dados los rezagos con que actúa la política monetaria. Además, dada la reciente volatilidad financiera global evidenciada a partir de los problemas en la banca de países desarrollados y, dado que la inflación regional permanecería en niveles todavía elevados en comparación con los vigentes antes de la pandemia, no es de esperar que se generalice todavía un ciclo de relajamiento monetario en la región.
El informe señala que, junto a los riesgos financieros, persiste la incertidumbre sobre los efectos que pudiera conllevar la prolongación de la guerra en Ucrania y el aumento en la fragmentación geoeconómica sobre el crecimiento económico, los precios de las materias primas y el comercio mundial, lo que impactará esta región.
Con información de EFE